Omega Sí, Débil Jamás.

—Mira que te parece este. —Dice Dayana mostrándole vestidos a Gianna.

—Todos están muy lindos, pero luego seguimos, tú tienes clases de piano y yo voy a salir, adiós. —Se despidió y se fue.

La joven durmió toda la noche y luego de desayunar Dayana la arrastró a ver vestidos, pero pudo zafarse e irse al lago, allí a diario se veía con drago y él le daba una paz increíble.

La joven se echó en el césped y sintió cuando Drago se acercó, se levantó corriendo y lo abrazó.

—Hola dragoncito como estás, quería verte te extrañe. —Se acerca y lo abraza, el dragón entre sierra sus ojos y hace un leve sonido como si le preguntara qué sucede.

—Estoy confundida… Quiero irme del reino. —Dijo y el dragón bufó en molestia.

—no te pongas, así luego vendré a visitarte o vienes tú… No puedo quedarme y si lo hago pueda que termine mal. —Dice suspirando pesado y el dragón vuelve a hacer un sonido.

—Verás, estoy sintiendo cosas por alguien y ya conozco como terminará todo antes de que ocurra, prefiero irme. —Dijo y él negó, luego resopló bajo, mirándola fijamente.

—No seas curioso Drago… —Esta vez rugió.

—Estoy enamorándome de alguien contento. —El resoplido la hizo moverse hacia atrás por la fuerza…

—Debes dejar los celos de acuerdo, te vi junto a un dragón de color lila y gris y no te estoy diciendo nada. —Él sacudió su cabeza bufando.

—Eh, eh, eh … No quiero explicaciones, es tu vida, ahora no te molestes, celosa salamandra. —Dijo y se sentó con los brazos cruzados.

El dragón rugió y acercó su cara a ella, quería saber más.

—Todos son igual de chismosos y celosos. —Otro rugido.

—Bueno, ya te voy a contar… —Dijo y sonrió maliciosamente, se levantó y dejó su cara a la altura de la del dragón y dijo sería

—Estoy enamorada del sexy vampiro. —Un rugido horrible salió de él y voto agua por la boca lo suficiente para tumbarla hacia atrás.

Gianna estaba sorprendida y ahogada también, tocia como loca una y otra vez mientras se reía sin parar.

—Eres una salamandra muy mala, y muy fea. —Dijo, pero no paraba de reírse, el dragón solo movía su cabeza colocándola en un lado y luego hacia el otro como si no entendiera su risa.

Entonces para que se callara le soplo humo en la cara.

—No, basta, salamandra, ya reptil subdesarrollado. _ Le dijo.

—Está bien, es una broma, no es él, pero el que sea actuaras igual. —Dice Gianna riendo y el animal la empuja con su cabeza mientras ella no para de reírse.

El animal ruge y la mira achicando sus ojos, quiere saber.

—Bueno, ya, te lo diré, pero no sé lo rujas a nadie, okay. Creo que me siento cosas por… —Suspira derrotada.

—Estoy muy mal pasar tiempo contigo, me ha afectado porque me gusta otro gruñón, si enorme salamandra me está gustando mucho Marcus. —Dice mientras él la mira, su respiración golpea su cara y ella lo abraza o bueno su cabeza al menos.

El dragón ladra su cara y bufa suavemente, ella sigue suspirando.

—Ves por eso debo irme, ya he visto esta historia y sé cómo termina, yo rechazada y traiciona. —Dice y él ruge.

—Si lo defiendes porque no es el vampiro cierto, pero sé cómo va a terminar, hoy iré a una fiesta y luego me iré. —El dragón niega.

—Debo hacerlo por mi bien… Cómo me gustaría que hablaras conmigo, grandote. —El dragón se acostó para que ella subiera y comenzó a volar con él, luego la llevo a unas enormes cuevas donde parecían de cristal, las pocas luces que entraban hacían varios arcoíris y luego de pasar, por una parte, donde solo había agua salía hacia un lugar maravilloso.

Era como un paraíso, agua cristalina, flores con colores tan vivos que parecían artificiales, sonidos hermosos de pájaros, cascadas y cada pequeño animal en el lugar.

El dragón hizo que bajara y comenzó a soltar agua, fuego y hielo para hacer un espectáculo solo para ella.

El dragón quería hacerla sentir mejor y lo logró, ella estaba encantada con todo, luego el dragón se acostó a su lado, ella observa el cielo y respiraba una paz infinita.

—Eres tan asombro, tú jamás me harías daño, cierto hermoso dragón —el animal botó agua y ella solo reía.

Cuando estaba más oscuro regresaron al castillo, ella lo besó en su cara y se fue corriendo hacia su habitación, debía cambiarse, olvidó, almorzar y cenar.

—Donde estabas Gianna. —Pregunto máximo.

—Lo lamento se me hizo tarde. —Le dijo ella.

—Solo ven a comer si no no saldrás con los chicos. —Ella lo siguió y luego de comer se cambió, buscó entre los vestidos que Dayana le enseñaba y escuchaba sus reclamos por no llegar temprano, una vez estuvieron listas, ambas bajaron.

El vestido de Dayana era azul marino, corto y de dos capas y volado, con un pequeño escote de corazón y unas mangas cortas debajo del hombro, su cabello suelto y unas sandalias doradas cruzadas de tacón.

Vestido de Dayana.

Gianna tenía puesto un vestido de color vino tinto, corto, con escote de corazón, era de tirantes y suelto en la parte de abajo y unos tacones plateados.

Vestido Gianna.

Ambas chicas estaban listas, abajo estaban esperando, Máximo, Marlon, Darío, Marcus Nael, Lucius y Marck.

Lucios

Marck

Nael.

Los ojos de todos estaban encima de ambas.

—Woo, pero qué bellezas únicas ven mis ojos. —Exclamó Darío.

—Si definitivamente me va a tocar llevar guardias a la fiesta están demasiado bellas. —Dijo Marlon.

—Son hermosas y únicas, pero hoy están deslumbrantes. —Dijo Nael.

—Vaya, bella no es una palabra que les hace justicia. —Dijo Marck.

—Por los antiguos Dioses estoy viendo visiones, ante mis ojos dos hermosas diosas —Dijo Lucius.

—Las dos princesas del reino están divinas… —Dijo Máximo.

—Bueno, ya, caminen … Chicas estás simplemente hermosas, como soy el mayor, cada una tome uno de mis brazos. —Dijo y ella lo hicieron a pesar de las protestas de sus hermanos.

Todos subieron al auto y minutos después estaban en la fiesta, un lugar muy hermoso, en una mansión, la luz tenue y la decoración dorada y roja, había muchos jóvenes, casi todo el reino presente.

Todos entraron y caminaron por la gran mansión, la gente veía a los príncipes y sus hombres de confianza, ya que los amigos de ellos eran como la mano derecha del rey y ahora lo serían de Marcus.

La fiesta siguió muchas personas saludaban a los príncipes tanto hombre como mujeres se acercaban, pero jamás dejaba sola a las chicas.

—Podemos bailar princesa. —Marck le pregunto a Dayana, los otros bailaban con algunas amigas de Dayana y de ellos.

—Podemos bailar princesa Gianna… —Dijo estirando su mano el príncipe Marcus y ella aceptó.

Ambos fueron a la pista de baile, Marcus la tomó de la cintura y comenzaron a bailar, la joven era la envidia de todos y Marcus también lo era, la mirada de Gianna iba a todas partes menos a los ojos de él y a él eso le causaba gracia.

—Gianna, te ves hermosa esta noche. —Ella lo miró un momento y luego apartó su mirada.

—Gracias, príncipe. —Él sonrió.

—Es de mala educación no ver a la pareja de baile a los ojos y dime Marcus. —El Volvió a sonreír y agregó.

—Como te llevas con Drago, se te ha visto muy seguido con él. —Dijo Marcus Mirándola.

—Bien, es una criatura muy linda y es… amable. —Dijo y él sonrió.

—Drago amable… Seguro no te equivocaste de dragón, él es todo menos eso, es muy Gruñón. —Dice él.

—Como usted… —Responde.

—Qué… Yo.

—Como usted comprenderá… un dragón debe ser serio, pero es un buen amigo. —Él asintió.

—Como te sientes con nosotros.

—Muy bien su familia y todos ustedes son muy buenos, gracias de verdad. —Él niega

—No debes agradecer nada. —Dijo y al terminar varias canciones volvió a hablar.

—Podemos caminar un rato, hay mucha gente aquí. —Ella aceptó y él la dejó un momento para ir por unas bebidas, ya queque habían bailado mucho.