Las Tentaciones De La Bruja.

Thiago se reusá a soltarme, pero Joseph tampoco está dispuesto a hacerlo. Siento la presión en mí y yo sé que de un solo movimiento puedo mandar a volar a ambos lejos así que tengo que mantener la calma.

- Hermano está bien voy a ir con él.

- Pero Thae.

- Estoy bien, quiero hacerlo.

- Más te vale tratarla bien y traerla de regreso sana o te las verás conmigo.

- Veo que la bella flor de la familia es muy querida por todos, aun así no se olviden que ella no les pertenece.

Tengo que saber que es lo que quiere este hombre y cuál es el motivo de su extraña forma de hablar. Además, no voy a negar que esa vibra amenazante me tiene loca. Salimos juntos ante la atenta mirada de todos, tal parece que tiene mala fama. Que emocionante ya quiero saber que pasará a continuación.

- Padre de verdad los dejarás llevarse a Thae con él.

- No puedo hacer nada debido a ese maldito contrato y ella aceptó. Yo sé que mi hija no se dejará fácilmente de un desgraciado así. Thiago manda a que los vigilen en todo momento.

- Entendido.

Este desgraciado mal nacido va a seguir haciendo las cosas difíciles y ahora que Thae ha vuelto se complicará aún mucho más.

Joseph me abre la puerta de su auto y me trata muy bien a pesar de su aspecto duro, como decía la abuela. "Que un caramelo parezca duro por fuera significa que es muy blando por dentro".

- Me vas a decir que está pasando.

- Porque tienes tanta prisa Thae, tenemos todo el tiempo del mundo.

- Ya te dije yo no te conozco y si acaso intentas pasarte de listo te romperé un brazo.

- Ja ja ja Eres tan encantadora que es inevitable que nos llevemos bien, eso ya lo verás.

Llegamos a un hermoso lugar donde las personas apenas lo ven se abren pasó y lo llevan a una habitación apartada del resto, sobre la mesa solo hay lo mejor de lo mejor. Es notable que es un hombre de mucho poder y muy respetado.

- ¿Tomás vino?

- Por supuesto.

- Tráigame el mejor y más caro que tenga.

- Ahora mismo señor.

- Mi querida Thae no tienes idea de cuanto tiempo espere estar así contigo.

- Ahora si me vas a explicar lo que está sucediendo.

- Voy a empezar con decirte 3 cosas de mí si adivinas cuál es la falsa te daré una recompensa.

Así que un juego, ya me está cayendo bien este sujeto, es una lástima que él no sepa que yo puedo leer a las personas a mi antojo y voluntad.

- Te escucho.

- Tengo 32 años, soy el presidente de una de las más grandes empresas de esta ciudad y estoy locamente enamorado de una mujer que apenas acabo de ver.

- Porque lo haces tan fácil. Acaso piensas que merezco tu compasión o que soy tan estúpida que tienes que hacer trampa para que no me sienta mal.

- ¿Ya sabes la respuesta?

- Es más que claro que eres alguien muy influyente e importante, todos te respetan y te temen.

- Muy bien, cuál es la segunda verdad.

- En esta no estaba muy segura, pero la segunda verdad es que estas "Enamorado". La falsa es tu edad.

- Cuantos años piensas que tengo.

- Dame tu mano y te lo confirmo.

Veo como la extiende sin vacilar así que yo hago lo mismo. - Tienes 35 años y si te cuidas puede que vivas hasta los 80.

- Me impresionas, mi mano no dice nada más.

- Dice muchas cosas.

- Estás segura de que no me mandaste a investigar o acaso tu padre te advirtió de mí.

- ¿Asustado?

- Ja ja ja Me encanta que seas desafiante y que no le tengas miedo a nada. Sin duda alguna eres la mujer que me llevará a la ruina.

El mesero entra con la botella en mano y nos sirve una copa a ambos, menos mal me deja comer tranquila hasta que llega la hora de obtener mi recompensa.

- He ganado cuál es mi recompensa.

- Tú recompensa es que vas a ser mi esposa.

Le escupo todo el vino en la cara antes de largarme a reír de manera exagerada mientras las meseras no saben donde esconderse.

- Ja ja ja ja Que clase de miseria me estás ofreciendo. Yo gane y lo justo es que yo elija mi premio.

- Mi querida Thae solo tú puedes faltarme el respeto de esta forma delante de los demás sin obtener alguna clase de castigo. ¿Sabes lo que habría pasado si fueras otra persona?

Azotó la copa en la mesa mientras le sostengo la mirada. - Les habrías mandado a cortar la lengua.

- Que más.

- Sacado los dientes uno por uno mientras observas todo desde tu cómodo sillón mientras bebés un poco de whisky acompañado de un cigarrillo. Te gusta escuchar a la gente sufrir mientras suplica misericordia.

Veo como hace una mueca de satisfacción y una ligera sonrisa se forma en su perfecto rostro, esto no es nada para él, pero tampoco lo es para mí. Puedo observar de reojo como las chicas están temblando.

- ¿Nos vamos, querida?

- Si porque estás poniendo nerviosas a las señoritas que únicamente están haciendo su trabajo.

- Es parte de su trabajo aguantar y ser calladas.

- Llévame a mi casa ya me cansé de escuchar tu soberbia.

Me levanto y abro la puerta chocando con un gorila que la estaba custodiando. - Déjame pasar.

Siento su mano en mi hombro. - Porque tienes tanta prisa Thae.

- Ya te lo dije si me siento incómoda te romperé algo.

- La escuchaste Garzón, está es mi mujer ideal.

Tomó su mano mientras la aprieto con fuerza antes de quitarla. - No me vas a querer ver enojada, Joseph así que dile que se quite o lo hago yo misma.

- Adelante hazlo.

Este cabrón no quiere entender por las buenas así que me va a tocar hacerlo por las malas. Intento rodear al gorila, pero este no me da chanse alguna, lo observo de arriba a abajo mientras este se cruza de brazos. Al lado de él solo soy una diminuta hormiga, pero hasta la más pequeña criatura tiene la fuerza suficiente si así lo desea.