Rafaela es una Reina que no acepta un "NO" por respuesta ante su mandato. Heredó el Reino a temprana edad y con puño de acero decidió gobernar cada rincón y a cada uno de sus súbditos. Ante una trampa impuesta por su mano derecha se ve obligada a requerir la ayuda de los Reinos vecinos entre ellos, el próximo Rey de Moon Blanc llamado Adrián.
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Capítulo 14 : Realidades
La semana pasaba volando, y cuando menos lo quería ver había pasado otro día, hoy la Reina volvió a recibir una carta, era de Alice… Rafaela esbozó una sonrisa mientras la leía pues notaba el disgusto de la joven, parece que Adrián está más concentrado en estar con la Reina que con alguien más hasta que leyó “Iré a visitarte pronto”. “¿Pronto?” murmuraba para sí misma, cuando de repente el mayordomo vino a avisarle que en efecto, la señorita Alice estaba en el palacio. Esto le daba mala espina a la Reina.
Momentos más tarde, la Reina estaba en frente de Alice. Pudo verla detenidamente… Joven quizás un poco más que la Reina, es hermosa, de porte elegante, no reconoció de qué reino era ella pero sabía que sería un problema, y grande. Sus pensamientos fueron interrumpidos por la reverencia de esta misma.
— Es un placer conocerla su majestad. —dijo con mucha delicadeza en su voz.
La Reina sin embargo no comentó nada, no se sentía cómoda, y solo quería que se fuera. Se percato que no habia hecho una reverencia al momento de dirigirle la palabra.
— Disculpe el atrevimiento pero… ¿El Rey Adrián se encuentra disponible?... Supongo que ya le mencionó mi relación con el... Y me gustaría charlar a solas con el. —sonriendo.
— … ¿Para que lo necesitas?...
Ambas se dieron cuenta que no podían confiar en ninguna de las dos. El rostro de Alice pasó de gentil a uno más posesivo.
— ah… Qué torpe… Parece que estamos peleando por la misma persona… ¿Verdad?. —suspiro. — ¿Le debo recordar que llevó más en la vida de Adrián que usted? … ¿Por qué entonces me lo quiere quitar?
Ante estas palabras la Reina recordó la promesa que se había hecho a sí misma. “Terminar todo en un año”. No podía decir una palabra, solamente desvió su mirada hacia la ventana.
— No me gustaría admitirlo, y no lo haré… Pues jamas te lo arrebate.
Enseguida Alice le propinó una cachetada, lo cual hizo que la Reina diera unos pasos más hacia atrás.
—... ¿ES ENSERIO? … ¿Por qué la Reina juega de esa manera?... Adrián es al que yo amo, no hay otro hombre en esta tierra para mi y sin embargo tu te metiste en donde no debías.
Sorprendida no podía creer lo que estaba pasando, alguien se atrevió a golpearla, antes de que pudiera hacer algo, Alice escuchó pasos y la puerta abriéndose lentamente, así que prefirió jugar el papel de víctima. Adrian se había cansado de buscar a la Reina y cuando la encontró no sabía en qué creer.
La Reina intentó pronunciar algunas palabras pero vio que Alice empezó a llorar. “Ah… con que así lo conquistó” pensaba mientras la veía correr a los brazos de Adrián. Este no miró a la Reina y se llevó a Alice a otro sitio.
“Que inmadura es esta tipa… Y ahora yo tengo un sabor amargo por esta tonta…”
Cuando finalmente Alice dejó el palacio, Adrian intentó hablar con la Reina, esta se negó al punto que empezó de nuevo a evitarlo. Cada paso que daba era más que todo para evitarlo pero al final lo paró en seco.
— Quiero divorciarme a mitad de la primavera…
Adrián la miró a los ojos, incrédulo. — … No… Su majestad por favor piense y recapacite… Lo que siento es genuino... ¿No lo ves en mi?...
La Reina negó hacerlo con la cabeza. — Yo sabía que solo sería momentáneo este sentimiento que hemos construido, créeme que aunque quisiera, eso está en la alianza que firmaste cuando decidiste casarte conmigo.
Ambos se quedaron en silencio y Adrián intentó tomarle la mano. Sin embargo ella no quería ni verlo a la cara. — No, yo quiero permanecer contigo…
— Alice… Dejó en claro que te ama… Y las cartas que tú le escribías… Tuvieron su respuesta… Yo simplemente seguiré siendo la Reina…
Adrián se detuvo, no podía creer que la Reina decía eso cuando noto que ella está enamorada de él. Poco a poco podía ver como la Reina se apartaba caminando hacia la puerta. El ambiente se sentía tenso y Adrián no podía dejar de pensar en sus palabras.
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Esa misma noche la Reina se encontraba sola y con una vela encendida en sus aposentos, recordaba una y otra vez a Adrián, paralelamente recordaba cómo actuó Alice. Era tanto el coraje que sentía que sollozaba en silencio.
Adrián no dudó y entró para ver el estado en el que se encontraba la Reina. Él sabía que tenía la culpa por el cómo se sentía ella. Empezó a caminar hasta detenerse en frente de ella y suavemente tomó su rostro y le dio un beso, esta vez no quería que solo sea un beso, quería demostrarle cuánto la amaba. Después de unos minutos ambos estaban tratando de recuperar el aliento entre besos, la Reina no quería dejar de besarlo, y poco a poco se dejaron caer en la cama. Una noche de pasión a la luz de la vela, entre besos y caricias vivieron un momento más que íntimo, una conexión sin interrupciones una vez más.
Temprano en la mañana Adrián se despertaba lentamente, solo para darse cuenta de que la Reina no estaba en la cama, supuso que ella se había reunido, pero no encontró por ningún lado. se levanto y se vistió como siempre, pero algo dentro de el le decia que no todo estaba bien. Al caminar por los pasillos vio a lo lejos a Anna, Rafaela y la enfermera, estaban hablando algo en especifico pero, cuando la Reina se percato de su presencia solo lo miro como todos los días. Algo no cuadraba.