La Protegida De La Bratva

Sabía que no tenía que desobedecer lo que Martin me había dicho, ingresar en aquella habitación me había dado tanto asco que esperaba que esa fuese la última vez que tuviese que hacerlo.

Son unos cerdos- mi voz por encima de la música atrajo la atención de Evelyn que me miraba extrañada.

¿qué esperabas ver? ¿Creíste que estarían jugando a las cartas?- me contesta divertida.

No sé que eso no sería lo que iba a pasar, pero ¿enserió nos ven así como carne?- le pregunto.

Ali, sé que no hace mucho trabajas aquí, pero lo cierto es que para ellos no somos más que un simple pasatiempo- me contesta suspirando.

¿de cuál te enamoraste?- le digo reconociendo esa mirada.

Hace un tiempo, venía un chico de nuestra edad, siempre con su padre, era alguien sumamente atento y yo jamás trabajé como las otras, siempre fui solamente una moza, pero el tenía el poder de convencerte de todo. Luego de meses intentando que le diera bolilla, un día caí, me hizo sentir una reina. Nos vimos afuera, fuimos a comer y luego a un hotel. Cuando terminamos, saco su billetera y me arrojo dinero, le dije que yo no quería eso y se río, me dijo que jamás estaría con alguien como yo, aun si no vendiera mi cuerpo- podía notar como se le formaban lágrimas en los ojos -yo si me enamore Ali, creí en todas las idioteces que me dijo y al final resultó ser igual o quizás peor- pude ver como evitaba seguir hablando y se fue a atender varias meses con una sonrisa, es cierto nadie que viniese aquí podría llegar a querer una relación con nosotras por más que no fuésemos prostitutas.

Seguí haciendo mi trabajo, hasta que note que Martin subía a la sala VIP. Él no vio que yo lo miraba, pero me pareció extraño notar que iba como desganado, como si supiera que algo no iba a salir bien. Bajo al cabo de un rato y note que estaba nervioso, detrás de él bajaron todas las mujeres que había visto cuando ingrese en la habitación.

El jefe quiere verte, mierda Mazze me va a matar- se pasaba las manos por el pelo y me causaba un poco de gracia.

¿Por qué todo el mundo le teme tanto a mi tía? Vamos nada malo va a pasar- le dije sonriendo, mientras él me miraba como si fuese un bicho raro.

Sabes a veces pienso que no tienes ni idea de quien es tu tía o lo disimulas demasiado bien- aquellas palabras detuvieron mis pasos ¿acaso había algo de ella que yo no sabía?

Quise preguntarle algo más, cuando abrió la puerta del lugar, al principio me sentí como un animal en un zoológico, todos me estaban mirando, pero la mirada de él era la peor. Parecía que me iba a comer en cualquier momento y aunque admito que hacía mucho que no tenía un encuentro con alguien, tampoco es que sería con el primer idiota que se me cruzara.

Al principio no voy a negar que me iba a reír en su cara cuando me preguntó mi precio, pero al darme cuenta de que hablaba en serio algo dentro de mí se encendió, este idiota piensa que soy un pedazo de carne como las otras y le voy a bajar el ego por los suelos. Demasiado cortés le contesto a pesar de que me ha faltado el respeto, pero cuando se levanta, algo dentro de mí me dice que abra la puerta y salga corriendo, que esto va a terminar muy mal. Me quedo parada sin retroceder un solo paso, debo admitir que está muy bueno, tiene un cuerpo de infarto, pero lamentablemente poco cerebro.

Cuando me falta el respeto por segunda vez, mi mano se mueve sola y le doy tremenda cachetada, puedo notar que para él no fue nada, pero a mí me cosquillea la mano. está hecho de piedra este tarado, mierda. Escucho los seguros de las armas y no dejo de mirarlo, van a matarme por lo que acabo de hacer.

Bajen las putas armas ahora mismo- su voz es aún más gruesa y aunque no miro a ninguno de sus hombres, puedo notar de reojo que le hacen caso.

Discúlpese por faltarme el respeto- maldito el momento en el que decidí ser fuerte y empoderada.

Se aleja un poco de mí y veo como se soba la mejilla qué le golpee y esboza una sonrisa tan siniestra que un escalofrío recorre mi espalda haciendo que por primera vez en toda la noche de un paso hacia atrás.

Me siento intimidada y no porque todos me estén mirando como si fuesen a matarme, sino porque él me hace sentir de la misma manera que Iván cuando iba a golpearme, no importa cuan bolita me haga en el piso, el dolor que va a provocar en mi cuerpo sé que me va a terminar matando.

págale la indemnización por el tiempo trabajado- la sorpresa cruza mi rostro, me va a despedir solo por negarme.

No puedes hacer eso- me giro a ver a Martin quien está triste, él sabe perfectamente para qué necesito el trabajo -por favor jefe, no puedes despedirme- le suplico aunque es en vano.

Oh, así que sabes suplicar, puedo perdonarte si me dices un precio y nos vamos ahora mismo- su sonrisa, el cinismo en su voz y todo en él vuelve a encender mi furia.

Eres un idiota, pero perdón por la cachetada y no tengo un precio ni pienso acostarme contigo- le digo y veo como asiente con la cabeza.

Entonces fuera de mi bar- se da la media vuelta para ir a sentarse nuevamente.

Eres un estúpido, necesito este trabajo y ahora por tu culpa no podré conseguir la plata para que mi hija vuelva a escuchar- siento como Martin me toma del brazo y tira de mí para sacarme de la habitación, pero antes de que lo haga, veo como él se gira a mirarme sorprendido -te odio- le digo ya con lágrimas en los ojos y me voy dando un portazo.

Bajo las escaleras y voy derecho a donde nos cambiamos de ropa, me siento en una silla y comienzo a llorar, al rato viene Martin con un sobre con dinero y me ofrece prestarme lo que me falta, pero me niego, tomo el sobre y decido irme. Estoy malditamente fregada y no sé cómo resolver esto.