Eloíse, una mujer hermosa de cabello negro, ojos profundos, grises como un día nuboso, corazón noble, pero con una vida miserable, al morir su madre, Eloíse es obligada a casarse a la mayoría de edad por su madrastra Karelin, la cual no soporta tenerla bajo su mismo techo, sus dos hermanastras se casan con el hombre de sus sueños, pero Eloíse debe casarse sin amor y sin recibir un cortejo como toda dama de la alta sociedad debería de recibirlo. Karelin se dedicó a buscar por todos lados al hombre con menos prestigio y malo del reino, sus amistades le aconsejaron cual sería el indicado, el duque Ciro, un hombre descrito como salvaje, malo y de poco prestigio por ser un heredero bastardo, el cual es buena opción para Eloíse, según karelin.
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Capítulo 02 La nueva emperatriz
Narrador....
Los días iban pasando, Will estaba devastado con la perdida de su amada esposa, Eloíse estaba devastada y no había noche que no llorara y preguntara por su madre.
— ¡Quiero a mi mami, la quiero!
— Mi vida, mami se ha ido al cielo, ellas nos cuidará.
— No, yo quiero a mami. Grita Eloíse con todas sus fuerzas.
Las noches transcurren y el emperador duerme con su pequeña hija, a la cual consuela hasta quedarse dormida, al ella dormir él se desahoga.
Pasando tres semanas, Karelin se hace presente, llevando a sus gemelas para entretener a Eloíse. Karelin al enterarse del embarazo de Ágata, se embarazó también, sus gemelas están por cumplir 4 años, todo lo hacía para llamar la atención de Will, pero lamentablemente nunca lo logró.
— Gracias por todo Karelin. Habla Will.
— Es un placer Will, no me imagino lo duro que es esto para ti y para la pequeña Eloíse, por eso vendré todas las veces que sean necesarias, la pequeña Eloíse necesita Consuelo.
— Te lo agradezco tanto Kerelin.
Katelin sonríe, pero su meta es que Eloíse la quiera, una vez teniendo el cariño de la pequeña podrá usarla a su favor.
Los días pasan y Karelin nunca deja de ir al palacio del emperador, ese día informan que es necesario mandar a un batallón a pelear por unas tierras que han sido tomadas por rebeldes, ese dia ella propone a su esposo como líder.
— Mi amor, si vas a esa gran misión, verás la recompensa que recibirás, le dice Karelin a Mardoqueo.
— Tienes razón mi amor, eres la mejor esposa del mundo, te amo tanto.
— Y yo te amo a ti, ve que yo le hablaré bien al emperador de ti.
Al salir su esposo del despacho, ella se dirige a su carruaje, se encamina a un pueblo cercano y se cubre con una capucha.
— Necesito tu ayuda, habla a través de una ventana.
— Digame señora.
— Ganaras mucho dinero si haces algo por mí.
— ¿De cuánto hablamos?
— Miles monedas de oro.
— ¿Que debo hacer?
— Mataras a Mardoqueo.
— ¿Su esposo?
— Difunto, porqué ira a una batalla y accidentalmente lo apuñalaran.
— Desea que lo mate y que parezca que murio en batalla.
— ¡Así es, contigo hablo!
— Muy bien, estoy para servirle.
— Gracias Ernesto. confió en ti, siempre boca cerrada por favor.
— Siempre hago un buen trabajo.
— Perfecto, tu pago será cuando él este muerto y yo sea una emperatriz.
— confío en su palabra señora.
Al terminar de hablar con Ernesto, un hombre encargado de los trabajos sucios de aquellas personas que no tienen un buen corazón, Karelin se dirige a su casa, con un rostro de satisfacción.
Los días pasan y su esposo va a la batalla tal y como se había propuesto, Karelin se ha propuesto a conquistar a la pequeña Eloíse y lo ha estado consiguiendo.
A la siguiente mañana Eloíse juega con las hijas de Karelin, ella las observa desde lejos, cuando el emperador se acerca.
— Gracias, en serio te lo agradezco.
— No te preocupes Will, un día nosotros nos quisimos y te puedo decir que te brindo mi amistad, ella está muy deprimida, pero mírala, es feliz con mis pequeñas.
— tienes razón, ya ha pasado un mes, por las noches llora, pero tus hijas y tus palabras hacen que ella sienta tranquilidad.
— ¿Es en serio, te ha contado que le hablo?
— Si, me ha contado las lindas palabras que le dices de su madre y que es un bello Ángel. En serio te agradezco de corazón todo esto.
Al parecer los planes de Karelin estaban saliendo como ella quería.
— Sabes que estaré aquí para lo que sea y....
No termina de hablar cuando son interrumpidos.
— Su majestad, señora, perdonen que los interrumpa, pero...
— ¿Qué sucede? ¡Habla ya!
— En la batalla por recuperar las tierras murieron soldados y... Entre ellos, su esposo, señora, lo siento tanto.
— ¿Qué? ¡Eso no puede ser! Grita Karelin, fingiendo sentirse rota y triste. Mi esposo no, llora.
Will la sostiene cuando está por caerse.
— ¿Qué haré Will? ¡Mis hijas no tendrán un padre!
— ¡Tranquila Karelin! la sostiene Will.
Karelin llora tan desconsolada que es llevada por Will a su despacho.
— No te preocupes Karelin, yo te ayudaré en todo, sé lo difícil que es perder al ser que tanto amas y más quedarte sola, pero tú me has apoyado, yo haré lo mismo contigo.
Karelin sonríe de satisfacción y deja que el emperador la consuele, por fin podrá estar con la persona que ella quería estar, todo estaba saliendo como ella lo planeó. Solo falta ser la nueva emperatriz y eso no le iba a quedar grande.
Ocho meses han pasado desde la muerte de la emperatriz y Karelin todo ese tiempo lo ha aprovechado al máximo, ahora vive en el ala oeste del palacio, le pidió a Ernesto que contratara a hombres para fingir un asalto, al estar Karelin sin un esposo sería una señora vulnerable. Así que todo salió de maravilla, al enterarse Will del asalto se preocupó tanto por Karelin, así que le brindó protección.
Karelin acaricia el cabello de sus pequeñas hijas, a las cuales consoló por la muerte de su padre, pero a ella le interesa más la comida de sus hijas, que tener un padre inútil. Al casarse con el emperador a ellas nos les faltaría nada.
Eloíse está feliz con Kareli, la trata como si fuera su hija y eso a Will le agrada.
Un mes más ha pasado y Karelin se ha mantenido más unida con Will, estando en su despacho ambos comparten una copa de vino.
— Te agradezco tanto, todo lo que has hecho conmigo y mis hijas, creí que moriríamos esa noche que los ladrones entraron a robarnos.
— Tú has hecho mucho por nosotros, claro que no te dejaría estar sola, Eloíse habla muy bien de ti.
— Es una pequeña muy hermosa y necesita de alguien que cuide de ella, perder a una madre no es nada fácil.
— Tienes razón, no sé que hubiera hecho sin ti.
Karelin sonríe y sirve más copas de vino, sabe a lo que llego y sus planes siguen en pie.
La tarde transcurre y las copas de vino que toma Will comienzan a causar efecto.
— Recuerdo cuando me cortejaste, estaba completamente enamorada de ti, pero al ver que te enamoraste de otra.... Mi corazón se entristeció.
— Lo siento Karelin, pero el corazón no se manda.
— Por eso me casé, por qué no quería estar sola y deseaba olvidarte, pero... Nunca lo he hecho.
Karelin comienza acercarse a Will, él está ebrio y con mucho tiempo de abstinencia.
— Déjame cuidar de ti y de ella, dice acercándose a sus labios.
— Karelin, ... Yoyo aún amo a mi esposa.
— Y yo al mío, pero ellos han muerto y la vida sigue, aparte que la corte pedirá que te cases pronto, que mejor que con la ex mujer que un día quisiste y la que puede ser tu emperatriz.
No deja hablar a Will cuando se lanza a sus brazos, robándole un beso apasionado, el cual Will corresponde, el alcohol y el calor se hacen presentes.
Karelin sonríe al saber que todo está saliendo tal y como ella lo ha querido. Comienza a despojar a Will de su ropa y también se despoja de la de ella.
El despacho comienza a llenarse de sonidos obscenos, Karelin disfruta de lo que está pasando, Will la embiste con locura, ella se aferra a él, desea tener un hermoso heredero, así Eloíse quedará fuera todo.
A la mañana siguiente Will se siente mal, ya que no solo tuvieron sexo en el despacho, sino que también en su habitación, Karelin lo tiene abrazo y completamente desnuda.
— Buenos días, emperador. Habla Karelin con coqueteo.
— Karelin, esto... Esto no creo que esté bien.
— Han pasado ocho meses, te aseguro que el próximo mes pedirán una esposa, quien más puede ser la más indica que yo.
— En eso tienes toda la razón, creo que eres la indica, aparte Eloíse te ha tomado cariño.
— Y yo a ella, la quiero como mi hija.
— Las leyes son las leyes, mi obligación es casarme pronto y creo que eres la indicada.
— ¡No lo creas, por qué lo soy! Dice Karelin subiéndose sobre Will. Mírame, te haré feliz, lo prometo, Will rápidamente se pone duro y comienzan una mañana llena de deseo y pasión.
Dicen que si sabes meterte en la cama de un hombre sabrás meterte en su cabeza, eso lo tiene muy bien claro Karelin.
Después de un mes el gran momento de Karelin ha llegado.
— ¡Que viva la nueva emperatriz! Habla el juez.
— ¡Que viva nuestra emperatriz! Grita el pueblo.
Karelin llora de alegría, besa a Will en los labios y sonríe al ver hasta dónde ha llegado, ya no es una simple señora, ahora es una emperatriz y aquí... Comienza el sufrimiento de Eloíse.
A ponerse las pilas porque después viene otro y la conquista