narra la intensa y misteriosa historia de dos poderosos empresarios en Seúl. Gael Kim, un enigmático y carismático magnate que oculta su identidad, y Jinwoo Lee, un frío y calculador multimillonario con conexiones en el mundo criminal. A pesar de sus diferencias, ambos se sienten atraídos de manera inexplicable tras un primer encuentro. Mientras enfrentan a sus enemigos, Seo-jun y Minji, que buscan separarlos por venganza y ambición, Gael y Jinwoo luchan contra sus propios demonios, descubriendo que sus destinos están entrelazados por algo mucho más profundo que el poder.
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Refugio y Revelaciones
El aire frío de la noche se sentía denso mientras Jinwoo, Gael y Minji corrían por las calles de Seúl, el sonido de sus pasos resonando en la oscuridad. La adrenalina corría por sus venas, pero el peligro no se había disipado. Sabían que no podían detenerse hasta encontrar un lugar seguro donde planear su próximo movimiento.
—¿Dónde vamos? —preguntó Minji, su respiración entrecortada, mientras miraba a su alrededor en busca de una salida.
—A un lugar que conozco —respondió Jinwoo, tratando de sonar tranquilo mientras guiaba a ambos por un callejón poco iluminado—. Un viejo apartamento que tengo. Nadie debería saber que estamos allí.
Gael, al lado de ellos, se mantenía atento, escaneando los alrededores con la mirada. La tensión en el aire era palpable, y cada sombra parecía albergar un posible peligro. Sabía que tenían que actuar rápido, y su mente se movía a mil por hora, ideando un plan.
Finalmente, llegaron a un edificio de apartamentos que parecía abandonado, con la pintura descascarada y las ventanas cubiertas de polvo. Jinwoo empujó la puerta y entraron, sintiendo el contraste entre la oscuridad y el bullicio de la gala que habían dejado atrás.
—¿Estás seguro de que este lugar es seguro? —preguntó Minji, mirando a su alrededor con desconfianza.
—Es el lugar más seguro que tengo en este momento —dijo Jinwoo, asegurándose de cerrar la puerta con llave—. Solo tenemos que mantener la calma y pensar en un plan.
El apartamento era pequeño y desordenado, con muebles cubiertos de sábanas blancas y un aire de abandono que lo hacía parecer aún más sombrío. Sin embargo, era un refugio temporal donde podrían recopilar sus pensamientos.
—¿Qué hacemos ahora? —preguntó Gael, mientras se sentaban en el sofá polvoriento.
—Primero, tenemos que averiguar quiénes eran esos hombres —dijo Jinwoo, su voz grave—. No puedo permitir que Dong-hyun siga jugando con nosotros. Esto no es solo un juego; nuestras vidas están en riesgo.
Minji asintió, pero había un brillo de duda en su mirada.
—Dong-hyun no es alguien a quien puedas subestimar —advirtió—. Tiene una red enorme y contactos en todas partes. Si nos está buscando, no será fácil escapar de él.
—Sé eso —respondió Jinwoo, apretando los dientes—. Pero no podemos quedarnos aquí sentados. Necesitamos información sobre sus movimientos, algo que nos ayude a anticipar su próximo paso.
Gael se inclinó hacia adelante, la seriedad en su expresión.
—Podríamos intentar contactar a algunos aliados. Quizás haya alguien en la ciudad que pueda proporcionarnos información sobre la mafia —sugirió—. Pero debemos ser cuidadosos. No podemos confiar en cualquiera.
Jinwoo lo pensó por un momento. La idea de involucrar a otros lo ponía nervioso, pero sabía que no tenían muchas opciones. La única manera de salir de esta situación era enfrentarse a la amenaza de frente.
—Está bien. Yo conozco a alguien —dijo finalmente—. Un viejo amigo que solía tener conexiones en el bajo mundo. Puede que aún tenga algunos contactos útiles.
—¿Y cómo planeas contactarlo? —preguntó Minji, con escepticismo en su tono.
—Utilizaré un antiguo método —respondió Jinwoo, recordando los tiempos en que era más joven y menos cuidadoso con sus conexiones—. Pero tenemos que hacerlo rápido y sin ser vistos.
Gael se puso de pie, listo para actuar.
—Voy contigo. No puedo dejarte solo en esto —declaró, su voz firme.
—¿Estás seguro? —preguntó Jinwoo, sintiendo la carga del peligro que conllevaba.
—No tengo otra opción. Ya estamos en esto juntos, así que voy a asegurarme de que estés a salvo —respondió Gael, mirándolo a los ojos.
Minji se quedó en silencio, su mente trabajando a toda velocidad. Aunque había un fuerte deseo de ayudar, también sabía que su vida estaba en juego. A veces, los lazos que se formaban en momentos de crisis eran más fuertes que cualquier relación.
—Está bien, voy a quedarme aquí y hacer un poco de investigación en línea —dijo Minji, finalmente encontrando su voz—. Tal vez pueda descubrir algo sobre los movimientos de Dong-hyun. Al menos, mientras ustedes estén fuera.
Jinwoo asintió, sintiendo un alivio momentáneo al tener a Minji a su lado, incluso en la distancia.
—Ten cuidado. No hagas nada imprudente —dijo, mientras se preparaba para salir.
Mientras se dirigían hacia la puerta, un sentimiento de incertidumbre se apoderó de Jinwoo. La noche había cambiado drásticamente y la sensación de estar en peligro era constante. Al salir del apartamento, un escalofrío recorrió su espalda. Sabía que cada paso que daban los acercaba más a un abismo del cual podría no haber regreso.