Si te dijera que los momentos son solos instantes de tiempos que se quedan grabados en tú memoria y solo eso ¿Me creerías?
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Capítulo: Desde la distancia
Día 11 de Diciembre
En ocasiones,
Lo único capaz de despertar a alguien es un sueño.
-Elvira Sastre
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Michael había estado observando con atención, esperando el momento propicio para acercarse a ella. Ella se encontraba rodeada de colegas, todos ansiosos por felicitarla o establecer algún tipo de conexión.
Desde la distancia, Michael se sentía cada vez más cautivado por su presencia. Notó ciertos comportamientos en ella que le intrigaban; por ejemplo, nunca la había visto sonreír de manera amplia, sino que su expresión se limitaba a una sutil línea en sus labios. Su rostro no reflejaba incomodidad, pero tampoco mostraba una felicidad evidente.
Ella tenía una habilidad innata para cautivar al público con sutileza y moderación. Se notaba que mantenía la guardia alta, observando con atención a cada persona que se le acercaba. Su postura era erguida, pero no rígida, y su mirada, aunque suave, tenía una profundidad que invitaba a la curiosidad. Ella era un verdadero enigma, y Michael estaba decidido a descubrir lo que había detrás de esa fachada.
Rayla se había retirado a una zona tranquila del salón, cerca de los ventanales, lo que le brindaba a Michael la oportunidad perfecta para acercarse a ella.
—"Veo que me estás siguiendo"—comentó ella justo cuando Michael se detuvo a su lado.
La observación lo tomó por sorpresa, pero no iba a dejar que eso lo detuviera; tal vez solo estaba adoptando una actitud distante o simplemente no deseaba compañía.
—"Disculpa si te incomodo"— respondió él. "Estaba esperando el momento adecuado para hablar contigo sin la distracción de tantas personas alrededor."
》Sin embargo, si mi presencia te resulta incómoda, no dudes en decírmelo y lo respetaré. Aquello lo expresó con un leve tono de tristeza, pero con la firme intención de alejarse si su compañía era un inconveniente.
—No es necesario que te vayas. Lamento si me comporté de manera descortés; solo deseaba disfrutar de un momento a solas. No es que me sienta cómoda con tanta atención —respondió sin mirarlo.
Michael se encontraba en un dilema interno. Quería entablar una conversación con ella, pero su deseo de estar sola lo ponía en una situación complicada. ¿Debería quedarse, disfrutando del cielo a su lado, o retirarse y permitirle disfrutar de su momento de tranquilidad?
— La noche es realmente hermosa — musitó ella en un susurro.
Michael había planeado irse, pero esa frase era una invitación a quedarse y hacerle compañía en esa mágica velada.
—Sin duda lo es — respondió Michael, mirándola a los ojos y olvidándose del bullicio del evento. En ese momento, solo existían ellos dos, de pie frente al ventanal.
— Hoy es luna creciente; según antiguos mitos, es un momento propicio para la apertura y el descubrimiento, y está relacionado con el crecimiento —comentó Rayla.
— Interesante. ¿Y qué dice sobre el amor? — preguntó de manera inesperada.
Rayla giró su rostro, y una sonrisa juguetona apareció en su cara ante el comentario. Era la primera vez que lo miraba directamente desde que compartían el mismo espacio.
— Se dice que los solteros aprovechan la luna creciente para buscar a su alma gemela, mientras que las parejas casadas la ven como un símbolo de su relación duradera. Esta fase lunar se asocia con el amor y la fertilidad. Sin embargo, no te dejes llevar por todo lo que escuchas; son solo mitos. —comentó, desestimando esas creencias.
—¿Y si realmente creo que en esta luna creciente he encontrado a mi alma gemela? —preguntó, girándose hacia ella mientras intentaba interpretar su expresión.
—En ese caso, diría que el alcohol está comenzando a hacer efecto y es hora de regresar a casa —respondió, levantando una ceja y sonriendo de manera burlona.
—No he bebido lo suficiente como para perder la sobriedad. Además, creo en el destino y en la importancia de prestar atención a esos mitos, ya que siempre contienen una pizca de verdad.
—Dime, ¿no crees en las almas gemelas? —inquirió.
— No, en realidad no lo creo, pero estoy convencido de que dos personas pueden mantener una relación a lo largo del tiempo.
— ¿Qué dirías si te digo que me atraes? ¿Dirías que es por el alcohol o la influencia de la luna?
— O quizás sea solo una frase que usas con todas las mujeres que intentas conquistar. Dime, ¿qué es lo que realmente buscas, señor Rose?
— Puedes llamarme Michael. Y no, no es una frase hecha, ni tengo intenciones de llevarte a la cama. Permíteme demostrarte lo contrario; déjame cortejarte como una dama merece, a menos que estés involucrada con el señor Kann, -dijo mientras entrecerraba los ojos.
— ¿Qué? —La insinuación lo había molestado; ¿qué se creía para decir algo así?