Isabella, tras ser traicionada y asesinada, reencarna en un universo que creyó solo existir en las páginas de un libro. Ahora, en un cuerpo ajeno, sus poderes mágicos comienzan a despertar mientras enfrenta pruebas arcanas y oscuros secretos que amenazan con destruirla.
Rodeada de criaturas míticas y antiguos grimorios, deberá descubrir la verdad de su nuevo mundo. En esta segunda vida, la batalla por su destino apenas comienza.
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Capítulo 11: Descubrimientos
-Así que de esa forma fue que ganó su fama, gracias a la pobre hermanastra, pero lamentablemente, yo no soy una extra- habla para sí Isabella, se gira al cochero- perdona traerte hasta aquí, ¿puedes llevarte esos paquetes al carruaje?
El cochero asiente y carga las bolsas que estaban acomodadas en el suelo. Los habitantes de lugar seguían congregados al rededor de Christal y la felicitaban, Isabella camina decidida hasta donde estaban y pide permiso para pasar. El niño se veía confundido, pero cuando ve a Isabella corre hasta ella y la abraza por la cintura.
- ¡Señorita Isabella, muchas gracias!- Los ciudadanos miran extrañados- ella fue la que me salvó, yo la vi, ella me ayudó a salir con su magia y me dijo palabras alentadoras.
Isabella sonríe y le pasa la mano por la cabeza al muchacho. Los habitantes comienzan a murmurar entre ellos.
- Entonces la otra chica no fue la heroína.
- ¡Qué descaro de su parte adjudicarse el mérito de otra persona!
- Debería habernos corregido en primer lugar.
Christal mira a su alrededor, podía escuchar perfectamente que hablaban de ella. La madre del niño llega corriendo y llamando a su hijo, al verlos, se agacha y lo abraza con lágrimas en los ojos.
- Estoy bien, mamá, la señorita me rescató, fue muy buena- la mujer suelta al niño y mira con gratitud a Isabella.
- Muchas gracias, lady, ¿cómo pudiera pagarle ésto?- Isabella niega.
- Lo hice por buena fe, no podía dejar morir a un inocente.
Todos se acercan a Isabella y le agradecen el gesto. Después de un rato en el que la chica calma a los ciudadanos, brinda su ayuda para revisar los negocios y viviendas que se habían afectado por el terremoto. El nombre de Isabella estaba en boca de todos por su valentía y nobleza; ambas se retiran, pero Christal estaba cabizbaja, la pelirroja la mira de reojo, no le diría nada, pero sabía que debía estar atenta.
Cuando llegan a la propiedad, un chico algo flacucho las recibe, hace una reverencia a Isabella y le pide hablar con ella. Christal mira extrañada, nunca había visto a ese muchacho, se preguntaba cuándo había llegado a la mansión. Isabella va con el a los establos y le da una moneda de oro
- Dime, Héctor, ¿qué noticias tienes para mí?- El chico guarda la moneda y le sonríe.
- Señorita, hace poco ese joven llegó de un viaje que había hecho directo desde Istol, el instituto al que asiste. Se dice que desde que regresó está cambiado.
- Así que cambiado- piensa Isabella.
- Pero eso no es todo, señorita, hay más.
- Habla- le entrega otra moneda de oro- no debería darte nada, bastante tienes con haberte sacado de las calles, ladronzuelo- lo mira con una ceja levantada.
- Gracias- vuelve a sonreír el chico- por lo que escuché, hay algún secreto alrededor de esa familia, más en específico, con los dos hijos, dicen que tiene alguna relación con un ser milenario- se encoge de hombros- o algo así.
- Está bien, Héctor, ya puedes irte- se da la vuelta y cuando salía le dice- no te metas en problemas, pequeña rata. El mes próximo empiezas en un colegio, ya dejé todo listo, espero que sepas comportarte, pues ya no estaré tan seguido por aquí.
Héctor era el chico que Isabella había ayudado en el mercado. Desde el día después del suceso, Isabella le había dado alojamiento y le encomendada pequeñas tareas. El chico ya se había ganado los corazones de los trabajadores y también lo ayudaban; así como Isabella que le daba dinero por hacer encargos, el resto del personal hacían lo mismo y trataban de sacarlo por completo de las calles.
Isabella iba caminando pensativa, al parecer había que investigar más de una cosa cuando llegara a la academia. Su cercanía con Sophia podía ser de utilidad, pero ella no quería aprovecharse de la chica, desde el primer momento le había agradado por su espontaneidad, y ella sabía qué se sentía el ser engañada, no le haría lo mismo a alguien que no lo merecía.
La noche había llegado, Luna se aparece en la habitación de Isabella que ya la esperaba sentada en la terraza. Esa noche tendrían el examen final de la pelirroja; ella se veía tranquila, cosa que le agrada a Luna, la seguridad era importante.
- Supongo que estás lista- Isabella asiente- en ese caso iremos a otra parte para tu prueba- la chica la mira extrañada- no me mires así, ya verás. Tu primera tarea será hacernos volar o levitar, así llegaremos antes al lugar, además, es de noche, nadie nos verá. Yo te guiaré.
Con los brazos alzados, Isabella piensa en el hechizos que utilizará y las letras brillantes aparecen frente a Luna, la morena se despega del suelo. Luego Isabella mira arriba y cierra los ojos, para después comenzar a levitar ella también.
- Con la práctica y el tiempo, no necesitarás levantar tus manos para hacer el hechizo, aunque debo decir que ya haces algo bastante impresionante.
- ¿Ah, sí?- dice Isabella con la duda.
- Sí, la mayoría de las brujas o brujos que alguna vez conocí, debían recitar el conjuro en voz alta. La única que podía hacerlo mentalmente, era la dueña original de ese grimorio.
- Yo pensaba que era algo normal- Luna niega.
- No, pequeña, ya te dije que eres especial. Ahora vamos, tenemos que llegar aún al lugar ¿Cómo hago para volar- hasta ese momento Luna e Isabella flotaban en el lugar.
- Debes pensarlo, como mismo caminas gracias a que tu mente se lo ordena de forma natural a tu cerebro, verás que no es difícil.
Isabella comienza a volar y sale de la terraza, sube hasta el último piso y finalmente llega al techo. Luna hace exactamente lo que Isabella le decía y logra también controlar su vuelo. Una vez las dos están arriba de la casa, Luna señala un punto a lo lejos, en las montañas.
- Ahí, iremos a las montañas, vamos.
Entonces comienzan su vuelo por encima de las residencias de la ciudad. Pasan cerca del castillo e Isabella usa otro hechizo para que no las vieran, aunque era oscuro, prefería prevenir, suficiente tenía con tener que usar siempre los guantes para esconder su marca. Se acerca cada vez más a las grandes montañas, hasta que Luna pide detenerse, mira alrededor, como buscando algo y señala una pequeña abertura entre dos grandes rocas.
- ¡Ahí!- dice emocionada- Hace tiempo que no venía, pero esa es la entrada. Sígueme.
Isabella va volando detrás de ella hasta que Luna es la primera en aterrizar. La pelirroja mira con curiosidad el lugar, pues la abertura no era tan grande como pensaba, cabía una persona de estatura media, pero si alguien alto intentaba pasar, debía agachar su cabeza. Sin previo aviso Luna entra y se pierde de la vista de Isabella, que al notar que la institutriz había seguido, camina hasta entrar al lugar.
En un inicio sentía frío y a penas podía ver, podía escuchar el ruido del agua correr, pero desconocía de dónde provenía. Mientras más se adentraba en aquella oscura cueva, más cuestionaba la cordura de Luna.
- ¡Luna!- llama con un tono alto a la chica- ¿A dónde me llevas?- Luna no responde- ¡Maldición!
Debía seguir, pero antes se concentra para sentir la presencia de Luna y orientarse mejor. Finalmente, logra ubicar a la chica y sigue por ese camino, aunque comenzaba a sentir algo raro en el ambiente, como si un poder mágico muy grande estuviera cerca.
Una luz se veía a lo lejos, Isabella suspira aliviada. Continúa hasta que ve un velo mágico y detrás estaba la fuente de luz. Ladea su cabeza, preguntándose qué podía ser hasta que decide continuar y atraviesa el velo.
Del otro lado había un paisaje increíble, Isabella estaba impresionada. La vista era bellísima, árboles gigantes adornaban el lugar, en el centro, un lago reflejaba las estrellas, que desde ese bello paraíso se podían apreciar mucho más que en el exterior. Pequeñas luces alumbraba el pasto, pero si mirabas más de cerca, eran plantas de diferentes especies; y la luz de la luna se reflejaba en las cristalinas aguas.
Luna se aparece a su espalda. Isabella se gira, sus ojos brillaban con una luz especial. La morena le sonríe y le habla con una voz dulce.
- ¡Bienvenida al Gran Valle!
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Hola 👋 chic@s:
Ya vimos que Christal no es una blanca palomita, pero Isabella a diferencia de la anterior, no se dejará pisar u opacar. También tenemos otro secreto que descubrir sobre los Long, estoy segura que eso sí no lo verán venir 😆 Y bueno, en el próximo capítulo veremos el examen de Isabella, pero éste lugar al que la llevó, no es un lugar cualquiera, ya lo verán.
Espero les haya gustado el capítulo, nos vemos en el siguiente. Para los que aún no me siguen, se los agradecería mucho 😊🙏 también pueden unirse al char grupal, lo verán fuera de la novela o en mi perfil. Ahora sí...
Mua Mua 😚❤️
a Liam solo le falta que le deje seco XD
(Autora no se cuando será cuanto estos hagan el delicioso espero verlo digo
leerlo) XD😈