Yohei huye de su país y del aplastante peso de su familia, sin saber que allí encontraría a alguien a quien amar, pero aquello de lo que escapa lo terminará encontrando.
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Capítulo 5
Reece
Estaba con Julieta, mi novia, cuando Yohei llamó y aunque estábamos comiendo en el hotel en el que siempre quedamos, para luego pasar la noche juntos, no pude hacer otra cosa que salir corriendo, cuando escuché la voz asustada de Yohei.
Tomo un taxi y pronto llego a la dirección que me dio, bajo diciéndole al taxista que me espere porque vuelvo enseguida.
Corro a la entrada del edificio, preguntándome si no han secuestrado a Yohei, porque de otro modo no entiendo que estaría haciendo en este lugar. Y una vez dentro, me sorprende todavía más el tipo de lugar del que se trata.
Una fiesta… muy bizarra.
Hay todo tipos de hombres y muchos de ellos están teniendo sexo a simple vista.
¿Qué mierda hace alguien como Yohei en este lugar? No podría imaginarme un lugar en donde esté más fuera de lugar.
-Oye, ¿El baño?- pregunto a la primera persona que pasa por allí. Me señala la dirección y me apresuro a llegar.
Reviso el baño lleno de gente y veo bajo los compartimientos, hasta reconocer los zapatos caros de Yohei.
-Ya estoy aquí. Sal- le digo por el teléfono aún conectado.
Inmediatamente la puerta se abre y la pequeña figura de Yohei choca contra mí, abrazándome con fuerza.
Guardo mi celular y lo abrazo.
-Salgamos de aquí- le digo al oído. Él asiente, pero no despega su cara de mi cuerpo. Así que lo dirijo hacia la salida lo más rápido que puedo.
¿Qué tan asustado debe haber estado? Es tan pequeño y delgado.
No se aleja de mí hasta que salimos de ese lugar. Subimos al taxi y vamos a la residencia en silencio.
Ninguno habló hasta que estamos solos en nuestro cuarto.
-¿Estás bien ahora?- pregunto suavemente.
-Sí. Gracias Reece por ir por mí. Lamento ser una molestia- dice, sentándose en su cama. Viéndose aún un poco perturbando.
-No es una molestia. Es lo que los amigos hacen, ayudarse en momentos difíciles- le respondo y luego le pregunto lo que en realidad quiero saber. -¿Seguro que estás bien? ¿No te hicieron nada?
Él niega con la cabeza y después de dudar un momento, me cuenta sobre el sujeto que lo asustó al punto de salir corriendo.
Bastardo.
Pero Yohei no se detiene ahí, me cuenta sobre que le gustan los hombres y que vino a Estados Unidos, porque lo encontraron cuando intentó experimentar con un hombre por primera vez. También sobre su madre queriendo casarlo.
-Espero que no te incomode, pero si quieres, puedo pedir que me cambien de habitación o quizá pueda buscar un arriendo en algún lado…
-No es necesario, no me importa- me apresuro a decir para que se tranquilice. Y en realidad no me importa, aunque estoy un poco sorprendido.
-Sabía que dirías algo así- dice, sonriendo hermosamente.
Debería sonreír más a menudo.
-Aunque por favor, mantente alejado de ese tipo de fiestas- digo, sonriendo un poco, ahora que todo terminó.
-Lo haré. Nunca iré a una fiesta como esa nuevamente- asegura.
Un mensaje resuena en ese momento y veo que se trata de todas las llamadas que perdí, mientras estuve con la llamada de Yohei.
Maldición. Olvidé que estaba con Julieta.
Miro hacia Yohei, pero no quiero dejarlo solo esta noche, no después del susto que pasó. Así que le mando un mensaje a ella, para decirle que sucedió una emergencia y que esa fue la razón para salir corriendo, pero no obtengo respuesta, así que asumo que debe estar muy enojada.
-¿Está todo bien?- pregunta Yohei.
-Sí. ¿Quieres ver una película? Tengo algunas guardadas en el computador.
Él asiente y vemos una película de acción, de modo que cuando nos vamos a dormir, Yohei está mucho más relajado.
La siguiente semana acompaño a Yohei en las mañanas a su primera clase, porque desde que pasó lo de la fiesta, no puedo dejar de pensar en lo pequeño y vulnerable que es y lo peligrosas que son las personas aquí en este país.
La primera vez que lo acompañé, Yohei insistió en que no era necesario, que en la universidad hay suficiente seguridad y estudiantes por todos lados, pero no consiguió que me quedara atrás, así que el resto de los días lo aceptó sin más, hasta que casi se convirtió en una rutina llevarlo por las mañanas y llamarlo por las tardes, para saber si estaba bien.
-Estás siendo demasiado sobreprotector- me informa James. –Ya es lo suficiente mayor para estar por su cuenta.
-No sé, a veces debes ser sobreprotector, ya que estamos en mundo aterrador- dice Jack, sorprendiéndonos.
-Si pudo mudarse a un país tan lejano, debe estar preparado para vivir por su cuenta- sigue james. Todos estamos estudiando para un examen en una sala de estudio grupal.
-A veces no te queda opción más que irte lejos. Además, creo que es alguien que ha vivido toda su vida protegido- respondo.
-¿Y tú seguirás protegiéndolo?- pregunta James –ni siquiera veo que protejas a tu novia así ¿acaso eres su madre?
-Cállate- respondo de mal humor.
-Sí, cállate. ¿No ves que él y su novia pelearon?- dice Sophie, llegando en ese momento y sentándose a mi lado. Ambos, James y Jack me miran sorprendidos. Son tan despistados. Debo estar preocupándome demasiado de Johei, como para que ellos se hayan percatado.
-No hemos peleado, simplemente no me contesta cuando la llamo- digo, haciendo una mueca.
-¿No es lo mismo?- pregunta Jack.
-No lo es. Sólo lo está ignorando- responde Sophie.
-¿Y tú qué puedes saber? Ni siquiera has tenido tu primer beso- se burla Jack.
-¡Lo he tenido y mucho más! Por qué siempre asumes que no tengo vida social- se indigna Sophie.
-Porque siempre estamos juntos ¿por qué más?- responde Jack.
-Ustedes se van a su residencia y yo a la mía, no sé lo que hacen en la tarde y lo mismo va para lo que yo hago- desafía Sophie.
-¿Y qué se supone que haces? ¿Debería llamar a la tía?
Ellos siguen discutiendo como cada vez que están cerca, así que en lugar de seguir prestando atención a lo que dicen, le mando un mensaje a Yohei para invitarlo mañana sábado al lugar donde trabajo, prometiendo servirle algo bueno para comer. Él acepta casi de inmediato y cuando miro hacia arriba, James me está dando una mirada de desaprobación.
No sé qué es lo que le molesta tanto.
Lo ignoro también y me concentro en estudiar. De todos modos, no es como que pueda contactar a Julieta y pedirle que nos juntemos el fin de semana.