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Destinada A Brillar

Destinada A Brillar

Status: En proceso
Genre:Mujer poderosa / Autosuperación / Elección equivocada / Traiciones y engaños / Venganza de la protagonista / Amante arrepentido
Popularitas:618.4k
Nilai: 4.7
nombre de autor: Nicol Estrada Tacza

Cielo Astrada de 23 años, ha soportado el desprecio de su esposo Gabriel Romero y su familia por años, creyendo que su amor y sumisión eran la clave para mantener su matrimonio. Sin embargo, cuando Gabriel decide divorciarse para casarse con su amante y la familia de él la humilla, Cielo revela su verdadera identidad: una mujer poderosa con un pasado oculto de riquezas e influencias.

Despojándose de su rol de esposa sumisa, Cielo usa su inteligencia y recursos para construir un imperio propio, demostrando que no necesita a nadie para brillar. Mientras Gabriel y su familia enfrentan las consecuencias de su arrogancia, Cielo se convierte en un símbolo de empoderamiento y fuerza para otras mujeres

NovelToon tiene autorización de Nicol Estrada Tacza para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

capitulo 9: La traición y el desprecio

La luz del amanecer se filtraba por las ventanas de la mansión Romero, marcando el inicio de un nuevo día. Cielo, exhausta y emocionalmente destrozada, se había quedado dormida en el suelo del cuarto de servicio. Había pasado la noche atrapada, sin poder escapar ni defenderse de la humillación que Mariana y Lucía le habían infligido, por lo que se sentía con gripe y malestar de cuerpo, al parecer le dio fiebre, pero no habia nadie que se preocupe por ella.

De repente, escuchó el sonido de la puerta abriéndose y con un suspiro de alivio, se levantó para salir.

Lucía, con una expresión de falsa inocencia, fue quien abrió la puerta. Sin molestarse en disculparse, la miró con desdén.

—¿Te divertiste? Yo creo que sí, porque aquí están tus amigos, la escoba, el trapeador, pero ya es momento de que vengas a hacer las tareas de la casa —preguntó y respondió con sarcasmo, sin esperar respuesta—. Ya puedes salir.

Cielo, con las piernas temblorosas y la cabeza baja, salió del cuarto de servicio. No dijo nada, simplemente se dirigió hacia su habitación con el corazón apesadumbrado. El pasillo estaba en silencio, y la mansión, que la noche anterior había estado llena de risas y música, ahora parecía vacía y desolada.

Al llegar a la puerta de su cuarto, Cielo se detuvo. Abrió la puerta lentamente y para su sorpresa, encontró a Isabela dormida en su cama. La mujer estaba cubierta con las sábanas, su cabello esparcido sobre la almohada. El corazón de Cielo se detuvo por un momento, sintiendo una mezcla de ira y desesperación. Antes de que pudiera reaccionar, sintió la presencia de alguien detrás de ella. Se dio la vuelta y vio a Gabriel, quien la miraba con una expresión indiferente.

—No la despiertes, está cansada —dijo Gabriel en un tono frío y autoritario—. Déjala descansar.

Las palabras de Gabriel fueron como un golpe en el estómago para Cielo. Sintió que el suelo se desmoronaba bajo sus pies. Las lágrimas comenzaron a llenar sus ojos mientras una mezcla de dolor y rabia se apoderaba de ella.

—¿Cómo puedes hacerme esto? —preguntó Cielo, su voz temblando por la emoción contenida—. ¿Traerla aquí, a nuestra cama, después de todo lo que he soportado?

Gabriel la miró con frialdad, sin mostrar ninguna emoción. Parecía completamente indiferente al dolor que ella estaba experimentando.

—Tú te lo buscaste —respondió con dureza—. No hiciste nada para merecer mi respeto ni el de mi familia. Isabela, al menos, es alguien que conozco, quiero y en quien confío.

Las palabras de Gabriel rompieron el último vestigio de esperanza que Cielo había tenido. El dolor se convirtió en rabia, y no pudo contener más sus sentimientos.

—¡Eres un cobarde! —gritó, sintiendo cómo las lágrimas comenzaban a correr por su rostro—. Nunca me diste una oportunidad. Me has tratado como basura desde el primer día. ¡No mereces mi amor ni mi respeto!

Isabela, despertada por la discusión, abrió los ojos y se incorporó lentamente. Con una sonrisa maliciosa apenas visible en sus labios, se levantó de la cama y caminó hacia Gabriel, fingiendo estar afectada por la situación.

—Gabriel, no fue mi intención causar problemas —dijo con voz temblorosa, acercándose a él—. Creo que debería irme. No quiero ser la causa de una discusión entre ustedes.

Fingiendo estar al borde de las lágrimas, Isabel miró a Gabriel con ojos suplicantes. Gabriel, sin embargo, pareció caer en su trampa. Colocó una mano en el hombro de Isabel y la miró con ternura.

—No, Isabela, no es tu culpa —dijo, ignorando completamente la presencia de Cielo—. Esta situación es complicada, pero no es por ti. Tú no tienes la culpa de nada.

Cielo observó la escena con incredulidad, sintiendo cómo su corazón se rompía en mil pedazos. La realidad de su situación la golpeó con fuerza: estaba sola, sin apoyo, atrapada en un matrimonio que no solo la despreciaba, sino que además la humillaba públicamente.

—Siempre serás una víctima, ¿verdad? —dijo Cielo con amargura, dirigiéndose a Isabela, ya que ella sabía que era una perra mentirosa y manipuladora, pero al parecer Gabriel no se daba cuenta—. Nunca asumirás la responsabilidad de tus acciones.

Isabela miró a Cielo con una expresión de falsa compasión.

—Lo siento, Cielo. No quería que esto pasara —dijo llorando, antes de girarse hacia Gabriel y continuar—. Creo que será mejor si me voy. No quiero empeorar las cosas.

Gabriel, sin embargo, no parecía dispuesto a dejarla ir. Colocó su brazo alrededor de Isabel y la guió suavemente hacia la puerta, ignorando completamente a Cielo.

Cielo sintió que su corazón se hundía aún más mientras los veía irse juntos, Isabel fingiendo lágrimas que Gabriel intentaba consolar.

—No hay nada más que decir, Cielo —dijo Gabriel, antes de cerrar la puerta tras ellos—. Tú has causado todo esto. Asume las consecuencias.

Cielo se quedó sola en la habitación, con el eco de las palabras de Gabriel resonando en sus oídos. Se dejó caer al suelo, las lágrimas fluyendo libremente por sus mejillas. La traición y el dolor eran insoportables, pero sabía que no podía dejarse vencer. Se juró a sí misma que no permitiría que la humillaran más, que encontraría una manera de luchar y salir adelante. La promesa de los dos años todavía estaba en su mente, y aunque el camino parecía cada vez más oscuro, no estaba dispuesta a rendirse, no queria perder contra Isabela.

1
Lucia Fiore
Excelente
Cinzia Cantú
Creo que esta historia si bien muy buena fue arruinada por no tener un final contundente. Esta historia no puede tener un final abierto ya que se desmerece. Así se pierde el interés
Nicol mirella Estrada tacza: hola querida lectora, no te preocupes que si subiré los últimos capítulos, estuve muy ocupada con el tema de mi trabajo y la universidad con exámenes finales, entonces ya estoy más libre y podre darles la actualización que se merecen, gracias por todo tu apoyo a lo largo de mi novela.
total 1 replies
Cinzia Cantú
Gabriel entendió que tenía que comenzar de nuevo desde cero
Cinzia Cantú
Muy bien hecho Cielo
Cinzia Cantú
Cielo lo hiciste muy bien, una verdadera estratega
Cinzia Cantú
Falta aclarar que el bebé no es de Gabriel y vaya uno a saber de quien es
Cinzia Cantú
Isabel no es lo que parece
Cinzia Cantú
No permitan que nada les pase a Cielo y Farid
Cinzia Cantú
Isabel son tus días lis que se terminaron y los de tu complice también
Cinzia Cantú
Lucía la va a desenmascarar
Cinzia Cantú
El otro delincuente la va pasar muy
mal
Cinzia Cantú
Muy bien hecho, los atraparon
Cinzia Cantú
La reacción de Cielo y Farid fue muy buena
Cinzia Cantú
Isabel te vas a arrepentir
Cinzia Cantú
Isabel está desquiciada y Cielo va a tener que cuidarse
Cinzia Cantú
Creo que es hora de que la familia Romero emigre y pueda formarse su destino
Cinzia Cantú
Creo que ya deben haber aprendido y, Cielo, me parece suficiente
Cinzia Cantú
Tanto Mariana como Lucía seguro aprendieron a no ser déspotas y altaneras
Cinzia Cantú
A esta altura de los acontecimientos creo que ya es suficiente pago por todo lo que sufrió
Cinzia Cantú
Creo que Cielo logró lo que deseaba, ahora a trabajar duro para demostrar su capacidad
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