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OH ¡MAESTRO! QUIEREME

OH ¡MAESTRO! QUIEREME

Status: Terminada
Genre:Completas / Embarazo no planeado / Profesor particular / Traiciones y engaños / Maestro-estudiante / Poli amor / Diferencia de edad
Popularitas:3.8k
Nilai: 5
nombre de autor: Mckasse

Sipnosis

En la cosmopolita ciudad de Busan, tres vidas se entrelazan en un inesperado triángulo de emociones. Joon-Ho, un humilde maestro de matemáticas, lucha por equilibrar su pasión por la enseñanza con las limitaciones de su origen. Durante una conferencia, su vida da un vuelco al conocer a Han Soo-Yeon, una encantadora profesora de arte y dueña de una acogedora biblioteca. La conexión entre ellos es instantánea, aunque sus mundos parecen demasiado lejanos para unirse.

Mientras Joon-Ho intenta conquistar el corazón de Soo-Yeon, no se percata de los sentimientos de Mi-Ra, una de sus estudiantes, hija de una familia adinerada y atrapada en un amor no correspondido por su maestro. Desde hace meses, Mi-Ra guarda en secreto lo que siente, pero la creciente cercanía entre Joon-Ho y Soo-Yeon pone a prueba su paciencia y valentía.

Entre las lecciones de la vida y las barreras que impone la sociedad, "Oh, ¡Maestro! Quiéreme" explora los conflictos del amor prohibido, las

NovelToon tiene autorización de Mckasse para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

En tus manos.

Joon-Ho cerró los ojos mientras Mi-Ra lo besaba, su mente dividida entre la culpa y el deseo. Ella sabía exactamente cómo manipularlo, cómo hacer que su resistencia se desmoronara. Cuando sus labios se separaron, él intentó hablar de nuevo, pero su cuerpo ya estaba cediendo al calor de su cercanía. Su virilidad tenía mente propia.

—Podemos hablar cuando terminemos, mi amor, ¿sí? —susurró ella, con una sonrisa que parecía inocente, aunque sabía que estaba jugando con fuego.

Antes de que pudiera responder, sintió su mano deslizándose dentro de su pantalón, enviando un escalofrío por su columna al tocar sus partes más íntimas.

—Mierda… ¿por qué me provocas así si sabes cómo me pongo? —murmuró, cediendo al fin.

La habitación se llenó de susurros y jadeos mientras el mundo exterior desaparecía. Esa noche, Joon-Ho se dejó llevar completamente, sabiendo que, aunque intentara justificarse después, ya no había marcha atrás. Mi-Ra lo había atrapado en su red, y él no tenía fuerzas para liberarse.

Horas después, luego de una ronda de candente actividad física, ambos yacían en la cama, sus cuerpos estaban entrelazados bajo las sábanas. Mi-Ra descansaba su cabeza sobre el pecho de Joon-Ho, dibujando círculos en su piel con los dedos.

—Eres mío, ¿lo sabes? —susurra ella, con una mezcla de dulzura y posesividad en su voz.

Joon-Ho suspira, apartándose ligeramente para poder mirarla a los ojos.

—Mi-Ra, tenemos que hablar en serio. Esto no puede seguir así. Nos meterás en un gran lío si nos descubren, ya sea la universidad, tus padres o ...mi novia.

Ella frunce el ceño, pero antes de que pudiera protestar, él continuó:

—No estoy diciendo que no me importes, pero necesitamos reglas. No podemos actuar de manera tan impulsiva, y definitivamente no podemos tener consecuencias no deseadas, si nos descubren tendré que abandonar todo incluyendote a tí.

Mi-Ra lo observa en silencio, como si estuviera evaluando sus palabras.

—¿Esas son las "consecuencias"?

—Ya sabes a qué me refiero, bebé—responde él, levantándose de la cama y comenzando a vestirse—. No quiero arriesgarnos. Mañana por la mañana compraré la pastilla del día después, y quiero que te la tomes. No me llames hasta el próximo fin de semana y evita hablarme en la universidad con Soo-Yeon cerca.

La mirada de Mi-Ra cambió por un breve instante, pero rápidamente recuperó su sonrisa.

—Claro, oppa. Lo que tú digas.

Sin embargo, en su mente, Mi-Ra ya estaba formando un plan. Ella no tenía intención de seguir esa recomendación. Si tuviera un hijo, entonces Joon-Ho nunca podría alejarse de ella. Sería su manera de asegurarse de que siempre estuvieran conectados, sin importar lo que él dijera o hiciera. Se imaginaba vivir con él en el mismo espacio sin la opinión de sus padres, la universidad o la estúpida Soo-Yeon.

A la mañana siguiente, Joon-Ho cumplió su palabra. Después de vestirse y desayunar algo en el hotel, salió para buscar una farmacia cercana. Cuando regresó, le entregó la caja a Mi-Ra, asegurándose de que la tomara en su presencia.

—No quiero presionarte, pero es importante que lo hagamos bien —dijo con seriedad, mientras ella abría el paquete.

—Lo entiendo, oppa. De verdad —respondió ella, tomando el vaso de agua que él le ofreció.

Mi-Ra fingió tragar la pastilla con una sonrisa tranquila, pero tan pronto como Joon-Ho dejó de mirarla, la escondió debajo de su lengua. Después, fue al baño y la tiró al inodoro, asegurándose de que él no sospechara nada.

Cuando salió, él ya estaba vestido y listo para irse.

—Voy a la universidad. Hablaremos más tarde, ¿de acuerdo? —dijo él, inclinándose para besarla en la frente.

—Claro, oppa. Ve con cuidado —responde ella, mirándolo con una expresión dulce que ocultaba sus verdaderas intenciones.

Esa tarde, Joon-Ho trató de concentrarse en sus clases, pero su mente seguía volviendo a Mi-Ra. No podía evitar sentir que algo no estaba del todo bien. Quizás era su propia culpa por haberse involucrado con ella, pero había algo en su sonrisa esa mañana que lo inquietaba.

Por otro lado, Mi-Ra ya había comenzado a planear su próximo movimiento. Si realmente estaba embarazada, sabía que tendría que manejar la situación con cuidado. Joon-Ho era terco, pero ella estaba segura de que eventualmente aceptaría su destino juntos.

Esa noche, mientras él cenaba con su familia, su madre lo observó con atención.

—Te ves diferente, Joon-Ho. Como si algo te estuviera preocupando.

—Estoy bien, mamá. Solo es estrés por la universidad —respondió, intentando sonar convincente.

Sin embargo, su madre no parecía del todo convencida.

—Espero que no estés metido en problemas, hijo. Ya sabes que siempre puedes hablar conmigo.

—Lo sé, mamá. Gracias.

Mientras tanto, Mi-Ra miraba su reflejo en el espejo de su habitación, imaginando cómo sería su vida con un hijo de Joon-Ho. Acarició su vientre plano, sonriendo para sí misma. Sabía que estaba jugando con fuego, pero estaba dispuesta a arriesgarlo todo para asegurarse de que él nunca pudiera escapar de ella.

En los días siguientes, Joon-Ho intentó mantenerse ocupado con sus estudios y evitar pensar en Mi-Ra. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que ella volviera a buscarlo, asegurándose de recordarle que su conexión no podía romperse tan fácilmente. Él sabía que estaba atrapado por gusto propio, pero aún no tenía idea de cuánto cambiarían sus vidas en los meses por venir.

Los días siguientes fueron una montaña rusa para Joon-Ho. Intentó distanciarse de Mi-Ra, enfocándose en sus clases y evitando cualquier interacción innecesaria con ella. Pero Mi-Ra no era alguien fácil de ignorar. Siempre encontraba una manera de aparecer en su vida, ya fuera enviándole mensajes inesperados o "coincidentemente" cruzándose con él en el campus.

Un día, mientras estaba en la biblioteca preparando un proyecto importante, recibió un mensaje de Mi-Ra.

"Oppa, ¿no me extrañas? Estoy en el campus, te traje algo especial."

Joon-Ho cerró los ojos, dejando escapar un suspiro de frustración. Sabía que no podía simplemente ignorarla, no después de todo lo que había pasado. Pero también sabía que cada interacción con ella lo arrastraba más al caos que estaba tratando de evitar.

Decidió no responder y seguir trabajando. Sin embargo, apenas unos minutos después, sintió una presencia familiar detrás de él. Giró la cabeza y allí estaba Mi-Ra, sonriendo mientras sostenía una bolsa de papel.

—Te traje tu café favorito —dijo ella, colocando la bolsa en la mesa con una sonrisa que parecía inocente pero que Joon-Ho sabía que escondía algo más.

—Mi-Ra, no puedes seguir apareciendo así —susurró él, mirando alrededor para asegurarse de que nadie los escuchara.

—¿Por qué no? Soy tu amiga, ¿no? —respondió ella, tomando asiento frente a él sin esperar invitación.

Él se frotó las sienes, tratando de mantener la calma.

—Mi-Ra, hablamos de esto. Tenemos que ser discretos. No quiero que nadie sospeche nada.

—¿Y qué hay de lo que yo quiero, oppa? —preguntó, inclinándose hacia él con una mirada intensa—. No puedes simplemente usarme y luego pretender que no existo.

Joon-Ho apretó los dientes, sintiendo cómo la culpa y la frustración se mezclaban en su interior.

—No te estoy usando. Solo… estoy tratando de manejar esto de la mejor manera posible.

Mi-Ra lo miró en silencio durante un momento, como si estuviera evaluando sus palabras. Luego se levantó, le dejó el vaso con el líquido caliente, tomando la bolsa de papel vacía.

—Está bien, oppa. Me iré. Pero no olvides que siempre estaré aquí para ti.

Mientras se alejaba, Joon-Ho sintió un nudo en el estómago. Sabía que Mi-Ra no iba a rendirse fácilmente, y parte de él comenzaba a preguntarse si alguna vez podría salir de esta situación.

Esa noche, Joon-Ho regresó a casa exhausto. Apenas había entrado cuando su hermano menor, Kang Min-Ho, lo detuvo en el pasillo.

—Hyung, ¿qué está pasando contigo últimamente? Estás siempre distraído. ¿Es por la universidad?

—Sí, algo así —respondió Joon-Ho, intentando sonar despreocupado.

—Bueno, mamá está preocupada. Me dijo que te preguntara si necesitas ayuda con algo.

—No necesito ayuda, Min-Ho. Estoy bien —responde, entrando a su habitación antes de que su hermano pudiera decir algo más.

Una vez dentro, cerró la puerta y se dejó caer en la cama, sintiendo que el peso de todo lo que estaba pasando lo aplastaba. Sacó su teléfono y vio otro mensaje de Mi-Ra.

"Espero que hayas disfrutado el café. Dulces sueños, oppa. 💋"

Joon-Ho apagó el teléfono, tirándolo al otro lado de la cama. Quería escapar, pero sabía que no podía.

Al día siguiente, mientras desayunaba con su familia, su madre lo observó con atención.

—Joon-Ho, has estado muy callado últimamente. ¿Algo te está molestando?

—No, mamá. Solo estoy ocupado con la universidad —respondió, forzando una sonrisa.

—Bueno, si necesitas hablar, ya sabes que estoy aquí —dijo ella, pero Joon-Ho podía ver en su mirada que no estaba convencida.

Esa tarde, mientras estaba en casa revisando apuntes, escuchó el timbre de la puerta. Su hermano fue a abrir y regresó unos segundos después con una expresión de confusión.

—Hyung, es Mi-Ra. Dice que es tu alumna de la clase de matemáticas...es la misma chica de la otra vez.

Joon-Ho sintió cómo el color abandonaba su rostro.

—¿Qué? ¿Qué está haciendo aquí?

—No lo sé. Está en la sala.

Joon-Ho salió rápidamente, encontrándose con Mi-Ra, que estaba sentada en el sofá como si fuera la dueña del lugar, hablando con su madre.

—Mi-Ra, ¿qué estás haciendo aquí? —preguntó en voz baja, tratando de ocultar su nerviosismo.

—Ire a preparar algo de té —dice su madre.

—Solo quería verte, oppa. No te preocupes, no diré nada a tu familia —responde ella en un susurro, sonriendo.

—Esto no es apropiado. Tienes que irte.

Mi-Ra se levantó, acercándose a él.

—Solo quería pasar un rato contigo. Pero si no quieres que esté aquí, me iré.

—Madre debo irme, no se preocupe por el té —le dice a la madre de Joon-Ho.

—Oh...que pena mi niña, regresa cuando quieras le dice desde la cocina.

—Lo haré, madre.

Antes de salir, se inclinó sobre Joon-Ho cerca de su oído y susurró:

—Por cierto, te traje tu pago... fui muy consciente, además imagino que tu mamá necesita llevar su tratamiento.

Mi-Ra le pone un sobre con dos mil dolares en la palma de su mano.

Mientras ella salía, Joon-Ho sintió que su mundo se tambaleaba una vez más. Agradece que Mi-Ra sea tan caritativa en cuanto al pago sustancioso. Y aunque parte de él quería resolver todo esto, la otra parte no podía evitar sentirse atraído por el peligro que ella representaba y los beneficios que obtenía de su desastrosa relación a escondidas de su novia.

Lo que no sabía era que Mi-Ra ya estaba planeando su próximo movimiento, uno que podría cambiar sus vidas para siempre.

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Yandislena Perea Maturana
esto de verdad se quedó así inconcluso sin final porque esta historia quedó a medias.
Damaris Herrera
No le des gusto a mi ra xq si no te va seguir manipulando y si le dise a seo yoon y tú le explicas te pueden entender
Yandisita Perea Maturana
maestro ya perdiste el año ni modos
Mckasse Escritora
jejejje viene lio
Yandisita Perea Maturana
para terminarla de amolar más la profesorosa en la Uní pobre maestro longaniza Mi-Ra lo va a colgar de las bolas.
Mckasse Escritora
jajaja por estar gustandole el dinero tremendo lio
Yandislena Perea Maturana
pobre maestro girafales lo que te falta por sufrir Mi-Ra te va a volver loco
Mckasse Escritora: nadie lo manda a tenerle amor al dinero la necesidad tiene cara de duende
total 1 replies
Yandislena Perea Maturana
este profesorucho de cuarta que piensa hacer con Mi-RA si ya le propuso noviazgo a la profesorosa.
Mckasse Escritora: jejeje
total 1 replies
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