Una Novia Para El Príncipe

Mia esta aterrada, han secuestrado a su hija. No tenía idea a donde se la habían llevado ¿Que iba a hacer ahora? Ni siquiera tenía un celular para llamar a la policía. Nadie iba a ir a su rescate, a fin de cuenta había dejado una nota diciendo que se marcharía por un tiempo. Así que no van a buscarlas ¿Por qué había hecho tal estupidez?

-        ¿Donde esta mi hija?— Grito— ¡Quiero verla ahora mismo! Acaso no me escuchan— Golpeando la puerta con fuerza, hace unos minutos habían llevado aun lugar desconocido, una habitación pintada de blanco con una cama pequeña, una silla y una mesita. No tenia ventanas—Sáquenme de aquí, por favor.

Después de tanto gritar y pedir que le devolvieran a Julie no le quedo más fuerza, se tuvo que sentar en la cama a esperar haber si alguien viniera. Hacía un calor infernal en ese pequeño cuarto. Se puso a pensar en las posibilidades de un secuestro pero si ella no era una mujer de dinero ¿Acaso se enteraron que su hija es del futuro Rey? Si fuese así, entonces tenía una mínima posible que Julieta regresará a sus brazos,  Matt se la quitaría por irresponsable de pronto una sacudida helo su sangre y el miedo se apodero de ella. Tenía que salir de ese lugar lo más pronto posible.

Luego se escucho unos pasos afuera, unas voces murmurando algo, Mia se puso de pie, alguien estaba abriendo la puerta, el plan era golpear quien sea y salir corriendo como loca de allí pero para su sorpresa es la persona que menos esperaba encontrar parado enfrente a ella.

-        ¡Sebastian!—Lo miro sorprendida, cerro la boca de golpee se acerco a él echa una furia, le dio un golpe en la cara pero otro hombre la tomo de la cintura para apartarla—Eres un infeliz, te odio!! Devuélveme a mi hija ahora mismo!!— Le grito— Tú suéltame, imbécil—Le decía al otro hombre.

Sebastián se toco la mejilla de donde Mia  lo había golpeado, miro a su guardia.

-        Suéltala—Dice muy serio.

-        Pero, Alteza…— Le dice sabiendo que ella volviera a golpearlo.

-        Te dije que la sueltes pero antes  Mia tienes que calmarte debemos hablar.

-        No voy a calmarme apenas este idiota me suelte te voy a seguir golpeando hasta que me devuelvas a Julieta— Dice más enojada que antes.

-        Entonces no te soltará, en cambio te voy amarrar aquella silla— Señalándola— ¿Tú decides?

Luego de pensar algunos minutos, accedió a tranquilizarse. El guardia la soltó, Mia se sentó en la cama, vio como el hombre salió y cerró la puerta.  Mia se levanto iba a golpearlo pero Sebastián la sujeto de los brazos.

-        Siéntate y cálmate Mia.  Si sigues con esa actitud no te traeré a Julieta.

-        Esta bien, ya me calme— Él enseguida la suelta— Ahora dime ¿Por qué rayos hiciste esto?

-        Esa pregunta la debo hacer yo— Enojado— Acaso no quedamos que te vendrías a vivir conmigo? ¿Por qué se te ocurrió la brillante idea de fugarte? Esa es la cosa más estúpida que pudiste hacer. Mi familia maneja absolutamente todo aquí.

-        Me vale tu familia solo quiero que me devuelvas a mi hija, si quise fugarme es porque me parecía ridícula tu proposición, sabes Sebastián  no soy tonta se que tu plan es quedarte con Julie quieres tenerme bajo tu poder.

-        Eso es mentira  Mia, deja de ver tantas películas en televisión. Solo quiero tener a mi hija cerca mientras puedo ¿Es mucho pedir? Además también protegerlas.

-        ¿Protegernos? ¿De que? El único peligro que veo aquí eres tú— Lo miro con odio.

-        Deja que terminé de explicarte, aún como que nos has entendido con quién estas tratando.

-        Si se con un secuestrador no porque seas el príncipe no te voy a denunciar apenas salga de aquí lo haré.

-        No digas disparates Mia, la razón porque quería que vivirás conmigo un tiempo es que como Príncipe y figura publica recibo muchas amenazas.

-        ¿Amenazas?—Le preguntó sin entender.

-        Si, de muerte, de secuestro etc. Si esas personas se enteran que tengo una hija. No me quiero imaginar que harían, esa es la razón principal. Pero tú tenías que huir, menos mal que mande a que te vigilaran.

-        Pudiste haberme dicho todo eso antes, tal vez hubiese aceptado irme a vivir contigo o no se pensar en otra cosa.

-        En eso si fallé y lo siento.

-        Me diste un susto de muerte pensé que habían secuestrado a Julieta—Se le llenaron los ojos de lágrimas— ¿Puedo verla?

-        Si, pero ahora esta dormida, la niñera la esta cuidando.

-        ¿La niñera? ¿Contrataste a una?

-        Si, ella la necesitaba, yo no tengo idea como atender un bebé. Ven conmigo para mostrarte tu habitación.

-        Sebastián, que va a pensar tu novia o tu familia? Me imagino que no le dijiste que tenías una hija.

-        Mi prometida no vive aquí así que no te preocupes por ella y sobre mi familia menos, ellos no se meten en mis asuntos, el problema seria mi abuelo pero no te preocupes tengo todo bajo control, todos creen que vienes a trabajar aquí  como ayudante.

-        ¿Me vas a dar trabajo aquí?—Aún sorprendida.

-        No, es solo una mentira mientras estés aquí no tienes que trabajar. Puedes salir del palacio cuando quieras a verte con tu noviecito pero cuando salgas con Julieta tendrás un guardaespaldas, no quiero riesgos.

¿Acaso Sebastián no se daba cuenta que le dolía su indiferencia a  Mia? Aunque le agradecía preocuparse por su hija ¿y ella que?

Caminaron por los largos pasillos y luego escaleras, de verdad que ese palacio era enorme, cualquiera podía pedirse ahí. Llegaron a una de las terceras puertas al fondo.

-        Este es tu cuarto—Abriéndola puerta, se hizo aun lado para dejar entrar a Mia primero— espero que sea lo suficiente cómodo para ti.

¿Estaba bromeando? Aquel cuarto era más grande que la sala de su apartamento, tenía una enorme ventana, la cama e igual, cubierta con edredón blanco y vio algunas maletas junto al gran armario.

-        En aquella puerta esta el baño— Le informo— ¿No te gusta?—La veía distraída.

-        Si, si me encanta—Impresionada del lugar.

-        Me alegro, otro día te enseño el palacio completa pero seguro estarás cansada ya son las tres de la mañana.

“¿Tan tarde?” pensó, angustiada seguro Frank había leído la nota estaría preocupada por Julieta y por ella, cuando Sebastián se fuera hablaría con el por teléfono.

-        ¿Esas maletas?— Viéndola confundida, ella solo había empacado una pequeña maleta ninguna de esa era.

-        Mi gente te facilito el trabajo, fue a tu apartamento.

-        ¿Hiciste que?—Enojada— No tenías derecho hacer eso a meterte así en mi casa.

-        Es culpa tuya, no la mía. Si hubieses hecho las cosas como te dije sería todo diferente.

De nuevo él estaba echándole la culpa, quiso pegarle pero se aguanto, solo quería ver a su Hija.

-        ¿Dónde esta Julie? Quiero verla.

-        Claro, vamos—La tomó del brazo, aquel contacto le erizo la piel ese hombre aún producía cosas en ellas que quería borrar de su cabeza.

A dos habitaciones estaba la de Julieta y entraron. Ahí estaba la niñera sentada en la mecedora, completamente dormida con un libro infantil sobre el regazo. Sebastián se le acerco, la movió un poco para despertarla.

-        Ya puedes irte a dormir a tu cuarto Stephy.

-        Gracias, Buenas noches Príncipe—Se levanto de la mecedora y dejo el libro sobre la mesita de noche—Señorita Mia, su hija es un ángel— Sonriendo, asombrada que ella supiera su nombre y más que es la madre de Julie quizás Sebastián ya se lo había dicho.

-        Lo se, gracias por cuidarla—Sonrió también, la niñera salió de la habitación.

-        Ojala a mi también me regalarás una sonrisa como esa—Sonrió.

-        A ti lo único que puedo regalarte es odio—Dice apretando la mandíbula.

-        Uy pero que agresiva te has puesto últimamente—Dice bromeando.

-        Nada más contigo—Lo miro mal, se acerco a la cuna donde dormía Julie plácidamente— ¿Cómo conseguiste todo esto tan rápido? – Refiriéndose a la habitación que estaba decorado para niños— ¿Ya tenias todo bien planeado o no?

-        Te equivocas de nuevo, este cuarto no era para Julie— En sus ojos  Mia notó mucho tristeza, tal vez sería algo privado preguntarle entonces para quién era ese cuarto.

-        Es mejor que vayas a dormir Mia, te ves agotada. Yo también haré lo mismo, ha sido un día de locos.

-        Tienes razón, además Julie duerme tranquila—Acaricio la manita de su hija—Buenas noches, mi amor.

Sebastián se acerco a la cuna también se quedo mirando a su hija y se le dibujo una sonrisa en el rostro.

-        Buenas noches princesita, ahora tus padres estamos juntos de nuevo.

Mia deseaba mejor tenerlo lejos que cerca. Así que se aparto de su lado para dirigirse a la puerta.

-        Espera  Mia — La tomo de la mano, le dio un beso en la boca aunque no duro mucho—Buenas noches.

Mia salió sin decirle nada a ¿estaba jugando? Sabia que tenía novio y él estaba comprometido, aún así cada vez que se le antojaba la besaba como si fuesen algo más. Entró a su cuarto y cerro con llaves, quería arriesgarse que entrará en la noche.

Luego de tomarse un baño y colocarse la pijama, tomó el teléfono. Miro la hora en el reloj de la mesita de noche ya pronto serían las cuatro de la mañana, tal vez era muy tarde para llamar a Frank pero seguro estaría preocupado.

Marco el número. Enseguida le contesto.

-        ¿Mia?—Dijo con una voz sumamente preocupada, hasta le dio pena con el pobre Frank siempre se había portado bien con ella.

-        Si, soy yo.

-        Gracias a Dios, pensé que te había pasado algo malo. Vi tu nota al llegar al apartamento—Mia le había dado una llave para emergencia—No estaba tu ropa ¿Donde estás?

No podía decir la verdad a Frank por teléfono.