- "el cristal es frágil, tu corazón también lo es, eso quiere decir que sos frágil como el cristal"-
Alma Baez, dueña y chef pastelera , de una de las confiterías más exclusivas de la ciudad, por decisión de ella, y debido a un desafortunado incidente, que la llevó a no creer más en el amor, se habia vuelto una intriga, nadie la conocía personalmente.
Federico Alcaraz, millonario y arrogante, debía casarse en un año, para ser el dueño de las acciones de la empresa familiar, nunca se habia enamorado.
Podrá enamorarse de una mujer que lo rechaza?
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capítulo 3
A la mañana siguiente, todos estaban preparados para el nuevo día, era domingo y siempre ese día concurria mucha gente al local.
Ana era la encargada del mismo y era la cara visible ante los clientes, tanto por cualquier inconveniente o para recibir los halagos, luego en la atención había 2 chicas una era Rita y la otra Gala. Y en la parte de producción estaban Alma y Martín. Esta última parte está pegada al salón del público, los separa una puerta vidriada y espejada, para que Alma pudiese ver como venía el salón, sin ser vista. Ese día Alma, no iría a trabajar, pero no había inconveniente, ya que los días anteriores se encargaban de tener muchos productos ya elaborados, el envasado y la profilaxis, lo hacía posible.
Entra una pareja, eran Federico y su última conquista, Estefanía, una chica de 30 años, hija de una familia adinerada. Lo que llama la atención de todos, es que Estefanía, a pesar de su edad, gritaba y se comportaba como una adolescente.
- ay Federico, te agradezco que me hayas traído a esta confitería top, para ir a merendar con mis padres.
- ajam.
Federico una vez que ingreso al local, dejo a Estefanía a la buena de Dios y solo se dedicaba a su celular, sin siquiera mirarla.
- Federico, que te parece que llevemos?
- lo que quieras.
- pero ayudame amor…
-lo de amor está de más. Federico, así me llamo.
Las empleadas y Ana se miraban entre sí, Estefanía se ríe nerviosa.
- él es así, pero es un divino
- OK, que va a llevar?
- ay no sé... Federico, ayúdame Please.
Federico, pone cara de fastidio, se acerca a los mostradores y le dice a Rita.
- poneme lo que sea, lo mejor que tengan, no me importa.
- Fede, porque sos así?, es para llevar a mi casa.
- me da igual Estefanía, sabías que no quería ir. Pongan cualquier cosa y nos vamos, quiero terminar esto lo antes posible.
- podría hablar con la dueña?, querría saber que me recomendaría ella para llevar.
- imposible señorita, la dueña no se encuentra y si estuviese, tampoco se presenta en público.
- que pena, es muy renombrada por todo el mundo, pero nadie la conoce, bueno, sigamos.
Rita, mira a Ana y ella le señala lo más caro del negocio. Esta va, sirve una buena bandeja y se la entrega a Estefanía.
- muchas gracias. Donde se abona?
- allí está la caja señorita, tenga usted buenas tardes.
- Fede, vamos a pagar?
Federico vuelve a dejar el celular y les da una tarjeta de crédito, sin preguntar siquiera cuanto era el valor, Gala les cobra y la pareja se retira.
Ana les comenta a las empleadas...
- por favor... esta mujer haciéndose la jovencita y el tipo, un antipático..., me muero si me toca un novio así.
Las chicas se ríen.
Federico y Estefanía se suben al auto y cuando empieza la marcha, de pronto, Federico, frena de golpe, ve el mismo auto de la noche anterior, que entra a un garaje pegado al local donde recién habían estado, no pudo ver quien lo manejaba, ni otra vez la patente.
- Fede, amor, que pasó?
- no me llames amor, no quería ir a lo de tus padres y no te importa.
- porque sos así conmigo?, solamente quería presentarte a mis padres.
- por eso soy así, estábamos teniendo una mañana perfecta, a puro sexo, y se te ocurre hacerte la novia.
- me vas a hacer pensar que solo te interesa de mi la parte sexual.
- perfecto Estefanía, lo vas entendiendo, no somos más que eso.
Federico sigue la marcha, pero ya había encontrado una punta para empezar a averiguar donde encontrar a la mujer que conoció anoche.
Por su lado Alma llegó al local, desconociendo todo, entra y llama a Ana para saber las novedades del día.
- como va todo?
- por suerte como todos los domingos, recién, me aproveche de una pareja que vino.
- que es aprovecharse?
- ella era una tilinga con plata, que quería mostrar a un novio que nunca se enteró que ella existía y él, un antipático, que pidió lo mejor que teníamos y pagó sin importarle cuanto valía. Todo para sacarse a la novia de encima...
- y vos querés que apueste al amor?, mira si me toca un nabo como ese?
- no todos los hombres son así.
- bueno, no importa, no vamos a volver a discutir.
- y como te fue anoche, el bar era lo que esperabas?
- ni me hables, que perdida de tiempo y que mal la pasé.
- que paso?, es nuevo y muy renombrado
- por favor Ana, te presentan tragos con nombres exóticos y después es un jugo de sobre con alcohol de hospital.
- en serio?
- si, por supuesto y les pedí que me devolvieran el dinero, me lo cobraron carísimo y era una estafa.
- quien iba a decirlo...
- y para más, mientras estaba reclamando, se mete un comedido, haciéndose el importante, te imaginas como lo puse en su lugar...
- claro que me imagino, ¿como un hombre se atreve a hablarte?...
- bueno, otra vez lo mismo, igual vine por una receta que escribí ayer, voy a casa y voy a cocinarla, vamos a ver que resulta. Y aprovecho para pasar a visitar a mi madre.
- me parece bien, acordate que mañana, Gala, tiene el día de descanso.
- dale, no hay problema, bueno mi chiqui, los dejo, me voy a ver a Aurelia y después a la paz de mi hogar.
Le da un beso en la mejilla a su amiga y otro a Martin.
- me voy a visitar a tu madre adoptiva, algo para decirle?
- nada, que la quiero mucho y a mi hermana de la vida, ni te cuento.
- OK, mensaje recibido. Nos vemos..., chau.
En otro punto de la ciudad, Federico llega con Estefanía, a la casa de los padres de ella. Estaciona en la vereda, ella baja y él le alcanza la bandeja que habían comprado, cuando ella iba a cerrar la puerta, Federico le dice desde arriba del auto.
- yo no voy a bajar, así que espero que tengas una buena merienda.
- pero íbamos a ver a mis padres...
- no, íbamos, no, es solo un deseo tuyo. Veo como viene el día, si te necesito, te llamo.
Arranca el auto y deja a Estefanía sola con la bandeja en las manos y llorando.
Se dirige nuevamente al local, entra al mismo y se encuentra con Ana, que cuando lo vio, se puso a pensar,- otra vez el tipo este? Y ahora que querrá, llevarse el local?-. Pone su mejor cara y lo atiende.
- hola buenas tardes, nos volvemos a ver, que se le apetece?, Rita vení a atender al señor.
- no, no es necesario, mi consulta nada tiene que ver con las cosas ricas que venden.
- ah, no?, no lo entiendo.
- hoy cuando me iba, vi entrar un auto, es de una persona que conozco, quería saber si se encontraba aquí.
- un auto, que auto?
- uno negro, de alta gama, que tiene un grabado en el baul.
- lo dudo señor, la persona que maneja ese auto, no es conocida por nadie.
- es de la dueña?
- no, es del local.
- quiere decir, que solo personas que trabajan aquí lo maneja?
- emmm, si, solo para empleados y es para entregar mercadería.
Federico se dio cuenta de que le estaban mintiendo, la mujer que estaba anoche en el bar, no había ido a entregar mercadería.
- pero no es un auto muy lujoso como para que lo usen los empleados?
- nosotros no escatimamos en gastos, es parte del servicio al cliente.
- bueno, quizás me equivoque, sepa disculparme.
- ningún problema señor, lo esperamos otro día.
- bueno, muchas gracias
- por favor, gracias a usted.