La italiana y el CEO americano. Una Navidad muy diferente. Monalisa, una italiana fuerte, cariñosa, trabajadora, supertorpe o desastrosa, divertida y muy dispuesta, está pasando por un momento muy difícil. Se siente traicionada por las personas que más apoyó y amó, su familia y la de su exmarido. Cuando su matrimonio terminó, fue juzgada y culpada por todo, incluso por la infidelidad de su ex. Cansada de todo y de todos, incluidos sus parientes, y con la Navidad acercándose, decide visitar a su hija y ayudar a una antigua amiga que vive en Nueva York, para despejar su mente.
Abraham es un importante estadounidense, polémico en su vida personal, guapo y muy poderoso. Suele aparecer en público con mujeres bellísimas. Estuvo casado con una famosa actriz durante cinco años y tiene un hijo con ella. Tras la separación, comenzó una relación igualmente polémica, llena de infidelidades de su parte y altibajos con su antigua entrenadora personal, de la cual también tiene otro hijo. Como empresario, es muy respetado, pero su vida personal es bastante cuestionable. A pesar de tener 36 años, sigue disfrutando de fiestas y clubes nocturnos.
Surge un gran negocio, pero el lado personal de Abraham resulta ser clave para sus socios, y su reputación personal es un desastre. Esto puede convertirse en un gran problema, y Abraham necesita urgentemente ayuda en ese aspecto, ya que está interfiriendo en un trato que ha estado buscando por años. Necesita una mujer que lo ayude a mejorar su imagen.
Monalisa, por su parte, quiere un nuevo comienzo, una nueva vida y un nuevo rumbo. Sus destinos se cruzan y...
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Capítulo 11
Abraham
Que mujer extraña, lo peor es que tengo que aguantarla veinte días.
No puedo estar sin secretaria y necesito dejar que Martina se tome esos días libres, ella, además de merecerlo mucho, siempre ha sido una excelente empleada y persona conmigo.
Le tengo mucho cariño, también hace más de 15 años que está conmigo. No va a ser fácil estar sin ella aquí.
Bueno si ella dijo que la mujer es de confianza puedo estar tranquilo.
Solo que la tal Monalisa parece ser muy loca y qué perfumada, no sabía que las italianas eran tan perfumadas...
¿Qué pensamientos absurdos son esos?
Necesito trabajar, porque hoy no va a ser fácil y hasta que doña Martina vuelva tengo la impresión de que voy a tener trabajo con la tal Monalisa, o mucho trabajo...
Menos mal que el grupo con el que necesito negociar y llevo años intentando sin éxito viene en febrero, o ahí sí que lo flipo.
Monalisa, bonito nombre, le queda bien, su sonrisa es bonita
¿¡¿Qué mi**da me está pasando??? ¿Pensando en la italiana irritante otra vez?... Necesito concentrarme en el trabajo.
En eso suena su celular, era Steven.
Abraham - Buenos días hermano
Steven - Buenos días, ¿todo bien?
Abraham - Dentro de lo posible sí, ¿y tú?
Steven riendo - Todo bien, pero ¿cómo así dentro de lo posible?
Abraham - Aparte de Emma, conocí a la tal Monalisa que va a ocupar el lugar de doña Martina, estos días que ella estará ausente y la impresión que me dio es que está loca, habla alto y es muy patosa.
Steven carcajea - ¡Cómo me gustaría ver eso!, el silencioso y perfeccionista Señor Abraham con una secretaria loca.
Abraham - No tiene gracia, es muy aterrador y ni sabes lo que hizo cuando Martina me la presentó.
Steven - ¿Qué?
Abraham - Me besó.
Steven ríe mucho - Dijiste que era italiana.
Abraham - Sí, lo es.
Steven - Ya sabes que es costumbre de ellos, los italianos hablan alto, son expresivos, les gusta discutir las cosas...
Abraham - Que estos días vuelen.
Steven riendo - Tengo que llamar a Joe y a Sam para que vayan a verlo personalmente.
Abraham - Deja de hacer gracias y háblame de Emma.
Steven - Cierto, como te dije que me iba a encargar personalmente y sé que ella es toda fitness y se despierta muy temprano, pues ya fui a verla, al gimnasio que ella le dio.
Le expliqué todo y la dejé bien claro que si firmaba no habría vuelta atrás, no le devolverías a Vicky, además de que estaba de acuerdo con tu propuesta y prácticamente te estaba dando a Vicky.
Abraham - ¿Cómo así?, ¿qué propuesta hice? y ni siquiera sé.
Steven - Soy abogado, te conozco desde hace más de veinte años y sé hasta dónde puedo llegar, ese es mi talento o podría decir mi don.
Hice un documento en el que ella renuncia a la niña, ya que incluso para visitarla, siempre tiene que concertar una cita, ya que está dejando de hablarle abandonando a su hija, ¡y porque quiere!.
También hice la propuesta contraria.
Si se quedaba con la niña, tú aumentarías la pensión y si ella te necesitara o quisiera tú te quedarías todos los fines de semana con Vicky, permitiéndole así tener más tiempo, pero como esperábamos ¡ella no quiere!.
Entonces continuando, hice un documento muy bien hecho en el que ella renuncia a la niña y para mi total sorpresa le encantó, vas a tener que desembolsar una pasta.
Abraham - Qué mi**da Steven, está abandonando a su hija y encima tengo que darle dinero a esa desgraciada de los infiernos.
Steven - Escúchame, prácticamente te está dando a la niña y si se arrepiente en el futuro, no tendrá como recurrir con tal documento que firmó.
Abraham - ¿Cómo así que firmó?
Steven - Ya está hecho y sinceramente hermano, ella no te va a molestar, siento decir esto, pero ella no ama a Vicky, estaba molesto, pero créeme en mi profesión he visto tantas cosas que ya ni me asombro, menos ver al señor Abraham ser besado por sorpresa por la funcionaria y carcajea.
Abraham - Idiota, gracias Steven, solo pásame el valor que voy a hacer una transferencia.
Steven - Sí y pásame el comprobante para adjuntarlo al documento, solo que no lo hagas ahora.
Primero pasará por los médicos que solicité.
Abraham - ¿Cómo así?
Steven - Hermano, si en el futuro se arrepiente y alega que estaba psicológicamente inestable y que lo hizo sin ser consciente de las cosas.
Entonces solicité tres valoraciones psicológicas, siendo psiquiatras y psicólogos y con ¡informe!.
Si todo está bien, pagas, adjunto los informes y olvídate, ella nunca más te quitará a Vicky.
Abraham - Eres muy bueno en lo que haces Steven.
Steven - Gracias, vivo de esto hermano, amo esto...
Abraham - Entonces luego me avisas cuando tenga que hacer el pago.
Steven - Combinado y buena suerte con Monalisa, luego iré a ver si tiene la sonrisa bonita como la del cuadro.
Abraham - Peor que eso.
Steven sorprendido y riendo - ¿¿¿Te gustó la mujer???
Abraham - Chao Steven.
Steven pensando: le gustó la tal Monalisa, conozco a mi amigo y él no es de hacer ese tipo de cumplidos.