Fiorella estaba feliz por casarse con el hombre de su vida, su amado Camilo. Pero no todo era como ella pensaba. La noche misma de su boda ella comprendió el gran error que había cometido. Aún así piensa que su amor puede hacer que todo cambie y se dispone a ser todo para complacerlo.
Decidida a ganarse el amor y la confianza de ese cruel hombre ha soportado todos sus desplantes y desprecios. Pero todo resulta inútil, ya que otra mujer ocupa el mayor lugar en el corazón del hombre, y es la merecedora de todo su amor, comprensión y cuidados. Ella solo será por siempre el ser despreciable que se metió en medio para separarlos y que constantemente lastima e intimida a su dulce primer amor. Él nunca la verá de otra manera y ya es tiempo de que lo entienda y se de por vencida, antes de que sea demasiado tarde para ella.
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¿Amor?
Fiorella Meyer
Es un día como cualquier otro, estoy por entrar a la universidad. Estoy o creo estar enamorada de un imposible, siempre lo supe, pero hoy al conocer a su novia me di cuenta de que nunca me verá como yo a él. Además de que son muchísimos los obstáculos entre nosotros. Estoy muy triste y creo que sería bueno para mi cambiar de aire, por eso le pido a mi padre me deje estudiar en la universidad de ciudad A. Solicité una beca utilizando el apellido de mi madre, como Fiorella Sandes. La idea es pasar desapercibida. Tengo 18 años, y comenzaría el primer semestre de administración, aunque también quiero estudiar ingeniería. Trataré de hacer las dos a la vez, en realidad soy bastante lista.
Mi padre y mis amigas se oponen, dicen que es una idiotez. Yo estoy sentada en un banco de la plazoleta cerca de la empresa de papá. Creo que tienen razón, no puedo ser tan infantil, debo enfrentar todo lo que siento y entender que esto no es correcto. Me pongo en pie para ir a informarle a mi padre sobre lo que decidí, cuando lo veo pasar de la mano de su nueva novia, creo que van como cinco hasta ahora, él me mira, pero inmediatamente da vuelta su cara. Es como si le molestara incluso el verme. Esa actitud terminó por decidirme. Me voy. Necesito sanar mi corazón.
Papá, tomé una decisión. Necesito alejarme, ¡por favor no me lo impidas te lo suplico! lo dije con mis ojos llenos de lágrimas, estaba a punto de llorar.
Está bien mi princesa. No sé qué es lo que te ocurre, espero que en algún momento tengas la confianza de decirlo. Te amo, soy tu papá y todo lo que quiero es tu felicidad, nunca lo olvides mi papá se veía claramente abatido por mi decisión, pero sé que es lo mejor. De todos modos él se quedará con mi hermano, que es su mano derecha.
Con esas palabras salí de esa oficina, con el corazón en la mano por todo lo que dejaba atrás, pero con la confianza de que mi vida cambiaría para bien. Gran error que estaba cometiendo.
Un mes después estaba instalada en los dormitorios universitarios, yo era una becada más. Compartía habitación con otra chica, también becada, pero no congeniamos, éramos demasiado distintas, además de que estudiábamos carreras diferentes.
Los primeros meses todo fue perfecto. Hablaba con papá casi a diario y siempre me dejaba los supuestos recados de mi hermano. Yo sabía que no era cierto pero no le decía nada a mi padre, no quería que se pusiera triste por la distancia que había entre nosotros. Supongo que simplemente crecimos y ya no podíamos estar tan pegados como antes, o yo no se, de todos modos para mi era mejor así.
Esa tarde fui a dar una vuelta. Me sentía inquieta y pensé en salir a tomar un helado. La verdad es que estaba bastante sola, no había logrado hacer amistades. Yo me sentía bien estando sola, creo que necesitaba pensar y meditar sobre lo que iba a hacer con mi vida, y para eso lo mejor era estar sola. Caminaba tranquila cuando escucho los gritos desesperados de una mujer mayor a la que visiblemente estaban asaltando. Sin dudarlo corrí hasta ella para ayudarla. No logré rescatar sus cosas, pero si la pude levantar del suelo. Nadie se había acercado, no puedo creer lo indolente que son las personas. Nadie más que yo se acercó a ella.
¿Se encuentra bien? Vamos al hospital para verificar que todo esté en orden, parece que el golpe en la cabeza que tiene es fuerte por que está sangrando le dije con una voz calma, quería transmitirle tranquilidad, aunque ella tenía un golpe en su cabeza que sangraba.
Gracias mi niña, no se que hubiera pasado si no llegabas a ayudarme, esos monstruos querían matarme, estoy segura dijo la mujer, yo me quedé muda, ante la seguridad con la que ella decía aquello.
Señora, venga que la ayudo ¿Cómo pudo pasar esto? ¿Por qué se alejó? el hombre que llegó habló con evidente preocupación. Por la forma de dirigirse pude intuir que se trataba de su guardaespaldas o algo así.
Gracias a esta bella jovencita estoy bien. Vamos al hospital, y llama al ingrato de mi nieto e infórmale lo que está ocurriendo la voz de mando de esa mujer me dejó helada, no parecía para nada una ancianita en peligro, más bien se asemejaba a una reina ordenando a sus súbditos.
Nos dirigimos al hospital, allí la atendieron y la alojaron en una habitación para estar más tranquilos. Yo quise retirarme una vez que comprobé que todo estaba en orden, pero no me lo permitió. Una hora después llegó su nieto, con aire dominante, había sacado la estampa de su abuela sin lugar a dudas. Es sumamente apuesto, aunque no tanto como... Sacudo mi cabeza, ya no debo de pensar en esa persona. Es muy atractivo, dominante y frío. Su cabello es rubio, de ojos color miel. Todo en él llama la atención. La verdad es que lo miraba embobada, se me caía la baba, no me di cuenta de que me estaba hablando.
Señorita ¿Quiere una foto? digo así puede mirarme mejor me dijo con arrogancia. Es hermoso, pero todo un engreído.
Lo siento, estaba pensando en mis próximos exámenes no lo miraba a usted, me disculpo dije tratando de disimular, aunque se que sin éxito debo de haber estado roja como un tomate.
La señora me miraba con curiosidad y su nieto tenía una forma de verme que me dejaba helada, no se si era bueno o malo, había algo que no lograba descifrar. El hecho es que no se comportaba de manera amable, pero tampoco fría. Era...Cortez.
Después de ese primer encuentro comenzamos a vernos más seguido. No era que él me invitara, no claro que no, era la abuela la que requería todo el tiempo mi presencia. Ella siempre me hablaba de su nieto y de que quería una nieta como yo. No entendía muy bien las intenciones de doña Adela pero me gustaba estar en su presencia. Le había tomado mucho cariño. Me trataba realmente como una nieta. Camilo compartía algunos momentos junto a nosotras, a mi me hacía sentir un tanto incómoda. No sabía que era lo que me pasaba con él, había algo que me decía que me acercara, pero a la vez sabía que debía mantener mi distancia.
Un día la abuela me dijo que fuéramos a cenar a su restaurante favorito, me compró un vestido hermoso, y nos lindo zapatos de tacón. Ella pensaba que yo no tenía ropa de ese estilo, o que no sabría usarla, y yo no la saque nunca de su error. Me gustaba ser una persona común a sus ojos, que ella sintiera que me estaba mimando con esos detalles y regalos que me hacía.
Yo nunca conocí a mi madre, ya que murió cuando me dio a luz, y mis abuelas murieron unos años después. A decir verdad me faltaba la figura materna, y ella suplía esa falta.
Pero era una viejita muy astuta. Cuando llegué a su casa para ir a la supuesta cena, dijo que se sentía muy mal y le pidió a su nieto que me llevara a cenar. Camilo me miraba extraño, no lo se, parecía que lo hacia con gusto, como si se sintiera atraído por mi, pero eso era imposible. Para ese momento a mi él me gustaba, a pesar de la distancia que mantenía era atento, amable y caballeroso. Yo sentí que me estaba enamorando de él. Aunque nunca sería en mi vida lo que ese otro hombre era... sentía algo especial por este Camilo que estaba conociendo.
Nunca supe los trucos de la abuela, ella no me informaba de sus planes, no tenía por qué hacerlo, aunque estos me involucraban. Después de esa cena salimos más seguido. Ya llevaba un año lejos de mi familia, aunque le hablaba a papá por teléfono no había ido a visitarlo. Tampoco sabía nada de Emet, mi hermano mayor, él nunca me habló.
Cuando estaba comenzando el tercer semestre de universidad la abuela me pidió el favor que cambiaría mi vida. Necesitaba una esposa para su nieto y me había escogido.
Mi hermosa Fiore, sé que estás enamorada de mi Camilo, te pido que le des una oportunidad y te conviertas en su esposa me decía muy segura de mis sentimientos, cuando ni yo sabía lo que sentía _ tengo que ser sincera, no me queda mucho tiempo de vida, el golpe que me propinaron esos ladrones creó un coágulo de sangre que es inoperable. Los médicos no saben en qué momento puede explotar y llevarme a la tumba.
Yo lloraba ante lo que me estaba confesando, ella era como mi abuela, yo la quería. No sabía que decisión tomar, Camilo jamás pareció interesado en mi. Me sentía entre la espada y la pared. Dudaba, pero a la vez quería casarme. Era todo tan confuso para mi.
Abuela, Camilo no me ve de esa forma, yo no quiero forzar nada ni a nadie, eso no está bien le confesé mis inquietudes, aunque ella no pareció escucharlas.
Mi niña, él es así, es su carácter, yo sé que le interesas. Ya el aceptó casarse contigo. Solo que por civil por ahora, luego con tiempo pueden planear la boda por iglesia, ya tengo todo arreglado parece que a esta señora no se escapa nada. Ahora no sé que hacer, quizá este sea el destino, después de todo vine aquí para olvidar y me encuentro con estas personas y un posible matrimonio. No sabía de qué modo hablar con papá, creía que no le iba a gustar que me casara tan joven y con un hombre que él no conoce.
Esta bien abuela, espero no estarme equivocando acepte, es una locura lo que acababa de hacer, lo sabía. Lo que no sabía es cuan grande era esa locura.
Gracias mi niña, estoy segura de que serán muy felices, ya me imagino esta casa llena de nietos decía muy feliz, cuando de pronto su sonrisa se borró. Por la puerta entraron dos mujeres, una de mayor edad que la otra. La mirada desdeñosa que me dieron me dejó helada. Ambas se veían altaneras e iguales de engreídas que Camilo.
Madre ¿Esta es tu nueva criada? Recuerda que no me gusta que se tomen tantas atribuciones en mi casa dijo la mujer mayor, mientras ambas me miraban de la cabeza a los pies con evidente asco y molestia.
Mmmm abuelita, debes escoger mejor a tus empleados...
Ya se callan, Fiorella no es ninguna empleada, ella es la futura Dama Lanster, ya que mañana se casará con Camilo. Estamos ultimando detalles la abuela soltó todo sin respiro y ambas mujeres enmudecieron. Creo que lo mejor sería huir en este momento. Lástima que no hice caso a mi instinto de supervivencia.
La abuela se puso de pie, tomó mi mano y caminamos juntas hasta la salida. Ella quería ir a algún lado, parecía que cualquiera que no fuera esa casa.
Pensé que llegarían en una semana, no sé por qué se adelantaron, espero que esto no complique las cosas esas palabras me dejaron con un terror en el alma. Estaba segura de que esa dulce señora me estaba ocultando algo, y ese algo era sumamente importante. Como idiota no me atreví a preguntar nada, acepte todo lo que ocurría en silencio. Estaban decidiendo sobre mi vida y yo no hacía nada, solo me dejaba llevar.
Al día siguiente estaba casándome con el hombre al que "amaba", pero me sentía en automático. La cara de Camilo y su familia, ahora sé que son su madre y hermana, eran aterradoras. Él no solo no estaba feliz, sino que estaba furioso. Las palabras de la abuela me daban ánimos, ella aseguraba de que él si sentía algo por mí y que pronto estaría rendido a mis pies. Y vaya que tenía razón, él sentía algo por mí, odio y desprecio, lo que dejó en claro unas horas después.
Mi padre puso el grito en el cielo en cuanto le informé de mi matrimonio. Se negaba a aceptarlo, Emet había enmudecido, y sus ojos me querían decir algo aunque nunca fui buena leyendo miradas. Al final, esta niña caprichosa se salió con la suya y se casó, aunque con la prohibición de decir mi verdadero origen. Me dieron tres años, tres años para lograr enamorarlo, si no lo conseguía debía divorciarme. Gracias a Dios mi tormento solo duró uno.