En un futuro cercano, un grupo de humanos descubre que la realidad que conocen es una simulación creada por una civilización alienígena avanzada. A medida que luchan por romper con esta ilusión, se enfrentarán a horrores inimaginables, revelaciones sorprendentes y dilemas morales que pondrán a prueba su humanidad. El amor florecerá en medio del caos, mientras todos ellos luchan por su libertad.
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Capítulo 11: El Enemigo Dentro
El grupo se adentró en el bosque, la tensión palpable en el aire. Ethan y Lena habían compartido su descubrimiento sobre la conexión entre humanos y alienígenas, y el líder del grupo, un hombre robusto llamado Kevin, había comenzado a trazar un plan. Sin embargo, a medida que discutían, una sombra se cernía sobre ellos, una inquietante sensación de que no todos eran lo que parecían.
—Necesitamos establecer un campamento seguro —dijo Kevin, mirando a su alrededor con desconfianza—. No podemos quedarnos aquí mucho tiempo. Los alienígenas podrían estar al acecho.
Mientras el grupo se movía, Ethan notó que uno de los miembros, un joven llamado Alex, parecía inquieto. Su mirada se desvió constantemente hacia el bosque, como si esperara que algo o alguien apareciera. Lena, al notar la tensión en el rostro de Ethan, le dio un ligero apretón en la mano, como si intentara transmitirle calma.
—¿Qué te preocupa? —le susurró.
—No lo sé. Hay algo en Alex que no me gusta —respondió Ethan, manteniendo su voz baja.
El grupo finalmente encontró un claro donde establecer su campamento. Mientras algunos comenzaban a encender una fogata, Kevin se acercó a Ethan y Lena.
—Necesitamos hablar sobre lo que hemos visto. Si hay humanos trabajando con los alienígenas, debemos averiguar quiénes son y qué quieren —dijo Kevin, su voz grave y decidida.
—Sí, pero también debemos tener cuidado. No todos pueden ser de fiar —advirtió Lena, mirando a su alrededor.
Ethan asintió, sintiendo que la desconfianza comenzaba a infiltrarse en el grupo. Mientras se sentaban alrededor de la fogata, comenzaron a compartir sus experiencias, pero la atmósfera se tornó tensa cuando Alex se unió a la conversación.
—¿Y si todo esto es una trampa? —preguntó, su voz temblando ligeramente—. ¿Y si los alienígenas nos están manipulando para que nos enfrentemos entre nosotros?
Las palabras de Alex resonaron en el aire, y una ola de inquietud recorrió al grupo. Kevin frunció el ceño, mirando a Alex con desdén.
—No podemos permitir que el miedo nos divida. Debemos mantenernos unidos si queremos sobrevivir —dijo Kevin, su tono firme.
Sin embargo, la desconfianza ya había comenzado a sembrar la discordia. A medida que la noche avanzaba, Ethan no podía sacudirse la sensación de que algo estaba mal. Se levantó y se alejó un poco del campamento, buscando un momento de tranquilidad para aclarar sus pensamientos.
Mientras caminaba, escuchó un susurro detrás de él. Se giró rápidamente y vio a Alex, que parecía estar hablando con alguien en la oscuridad. Ethan se acercó sigilosamente, tratando de escuchar.
—No puedo seguir así. Ellos no confían en mí, pero tú sabes que puedo ayudar —decía Alex, su voz baja y temblorosa.
Ethan sintió que su corazón se aceleraba. ¿A quién le estaba hablando? ¿Estaba realmente trabajando con los alienígenas? Sin pensarlo dos veces, decidió confrontarlo.
—¿Con quién estás hablando, Alex? —preguntó, su voz firme.
Alex se giró, sorprendido, y su expresión cambió de sorpresa a miedo.
—Ethan, yo... no es lo que parece —tartamudeó.
—¿No es lo que parece? Entonces, ¿por qué estabas hablando en la oscuridad? —dijo Ethan, acercándose más.
En ese momento, un destello de luz iluminó el bosque, y Ethan vio una figura emergiendo de las sombras. Era un ser alienígena, y su presencia hizo que el corazón de Ethan se detuviera. Alex dio un paso atrás, su rostro pálido.
—¡No! —gritó Ethan—. ¡No te acerques a él!
Pero antes de que pudiera hacer algo, el alienígena levantó una mano, y una energía azulada comenzó a emanar de su cuerpo. Ethan sintió que su mente se nublaba, y en un instante, se encontró atrapado en una visión.
La Revelación
En la visión, vio a Alex en una sala de control alienígena, hablando con un grupo de seres. Las palabras eran ininteligibles, pero la traición era clara. Alex estaba trabajando con ellos desde el principio, proporcionando información sobre el grupo y sus movimientos.
Ethan luchó por liberarse de la visión, pero la conexión era demasiado fuerte. Vio cómo Alex había estado manipulando a los demás, sembrando la desconfianza y el miedo. La imagen se desvaneció, y Ethan se encontró de nuevo en el bosque, con el alienígena frente a él y Alex temblando a su lado.
—Ethan, yo... —comenzó Alex, pero Ethan no le dio oportunidad de continuar.
—¡Eres un traidor! —gritó, su voz llena de rabia—. Has estado trabajando con ellos todo este tiempo.
El alienígena sonrió, una expresión que Ethan no podía interpretar. Era una mezcla de satisfacción y desafío.
—La verdad siempre encuentra su camino —dijo el alienígena, su voz resonando en el aire—. Alex ha sido un valioso aliado. Su traición es solo el comienzo.
Ethan sintió que el suelo temblaba bajo sus pies. La revelación lo golpeó como un puño en el estómago. No solo estaban en peligro por los alienígenas, sino también por uno de los suyos.
La Lucha por la Confianza
Con un grito de furia, Ethan se lanzó hacia Alex, pero el alienígena levantó una mano, deteniéndolo en seco.
—No es necesario que luches. La desconfianza ya ha comenzado a desmoronar su grupo. ¿Qué pasará cuando se enteren de la verdad? —preguntó el alienígena, su voz llena de burla.
Ethan sintió que el aire se volvía pesado. Sabía que tenía que regresar al campamento y advertir a los demás, pero la traición de Alex había sembrado la semilla de la duda en su mente. ¿Podrían confiar en él? ¿O había más traidores entre ellos?
Regresó al campamento, donde Marco y los demás estaban discutiendo acaloradamente. La tensión era palpable, y cuando Ethan apareció, todos se giraron hacia él.
—Ethan, ¿qué ha pasado? —preguntó Kevin, su voz llena de preocupación.
—Alex... él ha estado trabajando con los alienígenas —dijo Ethan, su voz temblando de rabia—. Lo vi. Nos ha traicionado.
El grupo se quedó en silencio, y la incredulidad llenó el aire. Alex intentó defenderse, pero las palabras se le atascaron en la garganta. La mirada de los demás se volvió hacia él, y la desconfianza se hizo evidente en sus rostros.
—¡No es cierto! —exclamó Alex, su voz temblando—. ¡Ethan está equivocado! Solo estaba tratando de ayudar.
—¿Ayudar? —replicó Kevin, su tono lleno de desdén—. ¿Ayudar a quién, Alex? ¿A nosotros o a ellos?
Ethan sintió que la tensión aumentaba. La fogata crepitaba, y las sombras danzaban en las caras de sus compañeros. La atmósfera se tornó hostil, y la desconfianza se convirtió en un veneno que se propagaba rápidamente.
—Escuchen, todos —dijo Ethan, tratando de mantener la calma—. Lo que vi fue real. Alex estaba hablando con un alienígena. No podemos permitir que esto nos divida. Debemos actuar.
—¿Y si estás equivocado? —intervino Lena, su voz suave pero firme—. ¿Y si esto es solo un malentendido? No podemos condenar a Alex sin pruebas.
—¿Pruebas? —gritó Ethan, frustrado—. ¡La traición no necesita pruebas! ¡Lo vi con mis propios ojos!
El grupo comenzó a murmurar, y la confusión reinaba. Kevin, sintiendo que la situación se descontrolaba, levantó la mano para pedir silencio.
—Necesitamos un plan —dijo, su voz autoritaria—. No podemos quedarnos aquí discutiendo. Si hay un traidor entre nosotros, debemos encontrarlo antes de que sea demasiado tarde.
Ethan asintió, pero su mente seguía girando en torno a la traición de Alex. ¿Podría haber más? ¿Quién más estaba en el lado de los alienígenas? La incertidumbre lo consumía.
—Dividámonos en grupos —sugirió Kevin—. Ethan, tú y Lena irán a investigar el área donde viste a Alex. El resto se quedará aquí y vigilará el campamento. No podemos permitir que nos sorprendan.
Ethan sintió un escalofrío recorrer su espalda. La idea de separarse lo aterraba, pero sabía que no había otra opción. Con un último vistazo a Alex, que ahora parecía más asustado que nunca, se dirigió hacia el bosque con Lena.
La Búsqueda de la Verdad
Mientras caminaban, el silencio del bosque era abrumador. La tensión entre ellos era palpable, y Ethan no podía evitar preguntarse si Lena también comenzaba a dudar de él.
—¿Crees que realmente es un traidor? —preguntó Lena, rompiendo el silencio.
—Lo vi, Lena. No hay duda —respondió Ethan, su voz firme—. Pero también me preocupa que haya más en esto. Si Alex ha estado trabajando con ellos, ¿quién más podría estar involucrado?
Lena asintió, su expresión grave. —Debemos ser cuidadosos. No podemos dejar que el miedo nos consuma.
Mientras avanzaban, Ethan sintió que algo se movía entre los árboles. Se detuvo en seco, y Lena lo miró con preocupación.
—¿Qué pasa? —preguntó ella.
—Escucha —dijo Ethan, aguzando el oído. Un susurro, casi inaudible, llegó a sus oídos. Era una voz familiar.
—Alex... —murmuró Ethan, reconociendo la voz.
Se acercaron sigilosamente, y al asomarse detrás de un árbol, vieron a Alex hablando con otro ser alienígena. La escena era inquietante, y Ethan sintió que su corazón se aceleraba.
—No puedo seguir así —decía Alex—. Ellos no confían en mí, pero tengo que demostrarles que puedo ayudar.
Ethan intercambió una mirada con Lena, y ambos supieron que debían actuar. Sin pensarlo, se lanzaron hacia adelante, dispuestos a confrontar a Alex y descubrir la verdad de una vez por todas.
—¡Alex! —gritó Ethan, haciendo que el joven se girara, pálido y sorprendido.
El alienígena se volvió también, y la tensión en el aire se volvió casi palpable. La confrontación estaba a punto de estallar, y Ethan sabía que el destino de su grupo dependía de lo que sucediera a continuación.