Cuando la familia de Saya es tomada como rehén por los soldados del despiadado Alfa Kadir, el destino parece sellado. Sin embargo, en medio del caos, aparece Savir, el Alfa supremo de la manada Luna Dagda, un lobo temido en todas las regiones por su fuerza implacable y su corazón helado desde la muerte de su compañera.
Como pago por su vida, el padre de Saya promete entregarle a su hija mayor en matrimonio... sin imaginar que esa hija ya ha sido prometida a otro.
La deuda debe saldarse, y la única opción es Saya.
Obligada a ocupar el lugar de su hermana, Saya es entregada al Alfa como una novia de reemplazo, condenada a compartir lecho y manada con un lobo al que teme... y que no tiene intención alguna de amar.
Savir ha jurado lealtad eterna a su compañera fallecida. Para él, Saya no es más que una sombra, una sustituta.
Pero hay un secreto que el destino no tardará en revelar: la sangre de Saya lleva la marca. Ella es su verdadera pareja destinada.
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Capítulo: Sospechas de ser un traidor
Saya tomó su brazo, le miró asustada.
Alfa Savir volvió al ahora, estaba demasiado cerca, tanto que sintió que ella lo tentaba, no pudo evitarlo, era como si su sangre hirviera de deseo.
Besó sus labios, por un instante ese beso fue tan apasionado y voraz, hasta que recordó lo que hacía.
La soltó incrédulo, en su mente, Savir estaba insultando a la memoria de su amada Maeve.
—¡Vete!
Ella le miró asustada, pero al ver todas esas cosas, fue golpeada por una sensación ineludible, cayó de cuclillas, y lanzó un quejido, de verdad sintió que algo atravesaba su pecho, un dolor punzante.
Savir se horrorizó, ella no fingió.
—¡Saya!
De pronto, ella cayó en sus brazos, tocó su frente, ardía en fiebre.
Alfa Savir la cargó en sus brazos, no pensó más, gritó a sus guardias, ellos lo vieron salir con la loba en brazos.
—¡Llamen a la curandera!
Savir corrió con la hembra hacia el castillo.
Erea corrió hacia él, se asustó al ver a Saya en los brazos del Alfa.
***
Savir llegó al palacio, Kendra intentó acercarse a él, pero lo vio con la loba en brazos y se contuvo.
«¡Quizás la Diosa Luna me escuchó las súplicas y ha muerto!», pensó
***
Savir lo ignoró todo, llevó a Saya hasta la cama, y la recostó.
Sintió como la fiebre seguía intensa, se veía pálida.
Observó su piel, se preguntó si algún animal en el prado le había picado, pero no veía nada mal, quizás un veneno, estaba preocupado.
Tuvo miedo, la idea de perderla comenzó a abrumarlo, pensó en Maeve, no soportaba la idea de pensar que perdería también a Saya.
—¡No, no, no!
La curandera entró, y Alfa Savir la sujetó del brazo con fuerza.
—¡Más te vale que las salves!
—Sí, mi gran Alfa.
Savir salió enseguida, supo que el rumor estaba incrementando, la gente sabía, ya que la nueva Luna estaba muy enferma.
Byron fue con él.
—¡Me acabo de enterar, Alfa! ¿Cómo se encuentra Luna Saya?
—No lo sé, Byron, se desmayó.
—Ella no es una hembra de Luna Dagda, no tiene nuestra fuerza.
—Basta. Me encontró en el santuario de Maeve, y…
—¡Mi hermana la rechaza! Por eso es por lo que se enfermó, mi hermana la maldijo, ella morirá, Maeve no acepta que ames a otra, más que a ella, por eso, Saya morirá.
Los ojos de Savir se abrieron enormes.
—¡Cállate! Yo nunca he traicionado a Maeve.
—¡Te casaste con otra! Savir, juraste amar a Maeve en todas tus vidas, pero ahora la olvidaste, mira cómo estás, casi blanco como la nieve, y todo es por tu Luna Saya, la amas más de lo que amaste a Maeve, pero no te atreves a aceptarlo. No es fácil para mí aceptar la muerte de mi hermana, y verte con alguien más.
Byron le hizo una reverencia, y luego se fue.
Byron era capaz de hablarle a Alfa Savir con total igualdad, aprovechando el tiempo en que fueron cuñados, y mejores amigos. Sabía que sus palabras siempre causaban dolor en Savir.
—Erea, llama a la bruja…
La omega se quedó perpleja, pero asintió.
Byron caminaba por los pasillos, cuando encontró al anciano Byle conversando con varios guardias.
El lobo caminó muy lento, y los vio entrar a un pasillo secreto, los siguió y cuando entraron tras un muro de piedra, se quedó a escuchar.
—¡Se acerca el día, por favor, no pierdan la fe! Pronto llegará el día en que Savir no será más el Alfa de Alfas. Todos los extranjeros no dignos de Luna Dagda serán lanzados al infierno al que pertenecen, limpiaremos la sangre de Luna Dagda, y nuestra tribu, volverá a ser la manada de la Diosa buena que siempre fue.
Byron se asomó por un pequeño agujero, observó a tres ancianos más y casi una treintena de personas ahí.
«¡Es una rebelión contra Savir! ¡Traidores!», pensó
El hombre intentó irse, pero detrás de él, encontró a dos guardias que le apuntaron al cuello con una espada.
***
Saya estaba delirando, balbuceaba cosas inexplicables.
La curandera puso algunas hierbas sobre su rostro, la hizo beber un té.
Mientras que la loba a la que llamaban bruja y no pertenecía a la manada llegó, estaba asustada cuando le dijeron que el gran Alfa Savir la quería ver, pensó en si le cortarían la cabeza.
El Alfa la miró.
—Luna Saya está ahí, enferma, ¿crees que un muerto pueda maldecir a un vivo?
La loba le miró intrigada.
—Recuerde, mi amado Alfa, todas las criaturas son de la Diosa Luna, ella quita, ella da, ningún muerto o vivo tiene poder o decisión, somos hijos de la Luna.
—Sana a mi esposa, loba, hazlo.
La anciana hizo una reverencia, entró en la habitación. Observó a Luna Saya.
La loba tomó unas hierbas y comenzó a sacudirlas contra el cuerpo de Luna Saya mientras recitaba unas palabras en un dialecto desconocido para la curandera.
Saya estaba con los ojos cerrados, pero tuvo una visión;
«Observó a ese hombre entrar a esa carpa, la mujer le sonrió, vestida de novia, cuando él la cargó y la llevó hasta la cama.
—Savir, ¿has hecho esto antes?
Era Savir, pero demasiado joven, con la piel tersa y sin barba, ninguna huella del tiempo adornaba su moreno rostro.
—No. Pero, antes de esto, mi padre me llevó al burdel, pude ver cómo se deben amar un hombre y una mujer.
—Entonces, enséñame, quiero amarte.
Savir sonrió. Besó sus labios con una ternura infinita, que Saya nunca le conoció, pero ella detuvo el beso.
Saya estaba segura de que era ella misma, aunque su voz sonaba diferente, no parecía su voz.
—Dime, mi amor, dime que tu cuerpo, tu alma y tu mente, solo me amará a mí, como nuestra promesa de amor.
Él sonrió.
—Así será; tú saltas, yo salto, tú caes, yo te levantó, tú ardes, y yo quemó el mundo por ti.
Ella besó sus labios, rompieron, él besó y Savir comenzó a besar su cuello con delicadeza.
La loba se reflejó en el espejo, pero Saya descubrió con horror el rostro de la mujer de la pintura, no era ella quien estaba con Alfa Savir»
Saya volvió a la realidad, lanzó un grito de horror, y luego delante de la bruja vómito un extraño líquido oscuro.
La loba estaba perpleja, limpió su boca para ayudarla, y la recostó.
—¿Voy a morir? —exclamó Luna Saya asustada
La loba negó.
—Hay alguien que la puede salvar, Luna Saya.
***
En la cámara secreta, Byron fue atrapado por los enemigos de Alfa Savir.
Byron estaba de rodillas frente al anciano Byle.
—Decídete, Byron, ¿Serás fiel a tu Alfa Savir? El Alfa que eligió casarse con otra hembra, el que no pudo salvar a tu hermana, ni a tu madre, ni a tu esposa, ¿lo recuerdas, Byron? Fue él quien nos instó a cazar ese día, todos los lobos fuimos a la fiesta de caza, si hubiésemos estado aquí, hubiéramos salvado a nuestra familia, pero Savir estaba tentado a ser el gran Alfa.
—¿Qué dices?
—Savir salvó a todos luchando casi solo contra el rey Alfa Kadir I, y le perdonó la vida, ¿y si Savir y Kadir urdieron un plan maestro para matar a mi Alfa Kelly y tomar el control de la manada sin importar sacrificar todas las vidas?
Byron tuvo una sospecha que corrompió su alma.