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DESEO EXTREMO

DESEO EXTREMO

Status: Terminada
Genre:Acción / Romance / CEO / Yuri / Dominación / Venderse para pagar una deuda
Popularitas:41k
Nilai: 4.6
nombre de autor: E.R.CRUZ

"Armstrong", como era llamada por su guardaespaldas, por sus seguridades y hombres de lealtad, deseaba fervientemente tener y dominar a D'Angelo, la joven que aceptó como pago de una deuda. CEO y dueña de un casino, se encuentra completamente enamorada después de muchas discusiones, insinuaciones y conversaciones duras con la joven. Armstrong era una mujer cruel, prepotente, egocéntrica y maligna, pero que con el paso del tiempo, aprendió a amar y cambió completamente con la fuerza de ese amor.
Por otro lado, "D'Angelo" sufre al saber que todo no fue más que un intercambio y que aquellos en quienes siempre confió con todas las fuerzas de su corazón, fueron quienes la dejaron en manos de una poderosa millonaria que escondía de la sociedad, secretos oscuros y maldades. A partir de un punto y de un diálogo saludable, la relación de ambas comienza a cambiar y todo llega a un consenso, donde a través de las líneas del tiempo, se convierte en un verdadero amor.

[VOLUMEN 1]

NovelToon tiene autorización de E.R.CRUZ para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 11

Me acordé con el recuerdo de ese sueño durante todas las horas de dos largos días. Después de aquella madrugada y aquel sueño que para mí fue más que real, pude ver a Megan levantarse y acostarse en la cama. Intercambiamos miradas por la mañana, tarde y noche, pero ninguna palabra fue pronunciada.

Tomé el desayuno en compañía de mi guardaespaldas, aquel que siempre se mantenía de pie detrás de mí, con la mano siempre cerca del revólver en la cintura. Exagerado. Aquella mansión, según pude ver todos esos días, estaba vigilada las 24 horas del día.

El aburrimiento se acumulaba, la depresión a punto de alcanzarme, nadie de mi edad con quien hablar o intercambiar ideas. Solo tenía una biblioteca gigantesca, la cual encontré hermosa cuando la vi por primera vez. Recordé la biblioteca de una película animada, película que vi cuando aún era niña. Si continuaba allí por otro año, o por el resto de mi vida, los libros tendrían que ser reemplazados.

— Señorita?

Miré a James por encima del hombro. Tenía una expresión dura, sin ninguna emoción. Parecía amargado, pero no, James no lo era.

Me levanté, sacando las piernas de la piscina. Había estado sentada en el borde de la piscina sintiendo el agua tranquila desde que terminé la merienda de la tarde.

— ¿Qué pasa, James?

— Armstrong la espera en la oficina.

Finalmente ella recordó a la huésped que mantenía prisionera allí.

— Tengo sueño, James — dije y caminé con las piernas mojadas, dejando gotas al pisar. Decidí subir los pantalones de chándal hasta las rodillas para no mojar la preciosa prenda que llevaba puesta.

— Si no se presenta en la oficina, ella misma vendrá a por usted en cinco minutos.

James dijo y yo seguí caminando, pero di la vuelta a la piscina y me dirigí a la oficina de la "jefa". Terminaría con eso pronto porque si no iba, ella vendría tras de mí y terminaríamos discutiendo o peleando, como siempre ha ocurrido desde que la conocí.

James me siguió a cierta distancia después de no entender por qué me divertí en el borde de la piscina.

— ¿Sabes por qué ella me quiere en esa oficina?

— No.

— ¿Cómo que no sabes?

— No lo sé, señorita. Lo que pasa en la oficina, se queda en la oficina.

— ¿Vamos a ver si alguno de ustedes nunca ha estado escuchando detrás de la puerta?

— ¡No!... En toda la mansión hay cámaras de seguridad que son monitoreadas por Armstrong en la oficina.

— ¿Cámaras? Sin duda.

— Sí.

— ¿Y solo ella las monitorea?

— Sí.

— ¿Mercier no se encarga de eso por ella... él no es el fiel guardaespaldas?

— No, señorita. Mercier se encarga de otras cosas.

¿Otras cosas? ¿Secuestrar, matar y golpear a sus enemigos, así como aquellos que le deben hasta el alma?

— No tengo permiso para responder esa pregunta.

— Por favor, James... hazme ese favorcito — pedí haciendo el gesto del amén y nos detuvimos.

— Disculpe, señorita. Ahora la dejo hasta nueva orden.

— Si eres mi guardaespaldas... debes seguirme a donde vaya — afirmé señalando la puerta de la oficina, que estaba a centímetros de nosotros— ¡entrarás conmigo!

— No, no. — dijo y me dejó allí sola.

¿Por qué Megan Armstrong me había llamado?

Golpeé la puerta con los nudillos y esta se abrió al instante, mostrándome a una Megan explosiva. Megan me arrastró dentro de la oficina, empujó ligeramente ambos lados de la puerta y me condujo rápidamente hacia atrás, hasta que me senté sobre el escritorio y sobre un montón de billetes, había mucho dinero.

Con su deseo explosivo mostrándose por completo en sus ojos azules oscuros y profundos, ella atrapó mis labios y comenzó a besarme, sujetando mis muñecas detrás de mi espalda con fuerza y se adentró entre mis piernas.

No pude hacer nada, estaba atrapada, siendo besada y consumida por esos labios furiosos. Una lengua exploradora que invadió mi boca y se encontró con la mía, un beso erótico, completamente insano.

Megan se detuvo y jadeó contra mi boca, pero me besó nuevamente sin darme oportunidad de tomar el aliento que necesitaba.

Megan, con sus labios indios, me fue dominando, con una extraña sensación de entrega, un sentimiento cálido.

Por último, respiré profundamente aún sintiendo ese toque insano y Megan fue soltando lentamente mis puños. Sentí un dolor en los hombros y pronto estuve libre.

Megan tomó mis manos y las colocó sobre la mesa, donde me hizo apoyar y sujetar. Sus manos subieron juntas hacia mi mandíbula y la sostuvo firmemente.

Vi sus ojos desbordantes de deseo y sus labios mordisqueados. No sé si fue por impulso, pero terminé mordiéndome también.

Megan sonrió maliciosamente y me besó por tercera vez, pero con más suavidad, más cariño, y para ese beso, no pude decir que no. Me entregué completamente a ella.

Abrí los ojos y...

Y...

- Quiero sentirte, Stella... - sus palabras tocaron mis labios y sentí un palpitar en mi vientre - quiero tocarte por dentro, sentir tu calor y saber cómo son tus gemidos.

- Megan... no, no...

- Di Megan sí, por favor, Stella... solo una vez. ¿Dime que sí solo una vez?

- No, no puedo. - dije e intenté bajar de esa mesa, sin embargo, ella posó su mano en la mesa justo en el medio de mis muslos y si me moviera solo un centímetro más, la sentiría.

Nos miramos y ella seguía allí con su mano quieta y con sus ojos fijos en los míos.

- ¿Puedo hacerte una pregunta, Stella? - sus palabras salieron, envueltas por su aliento cálido y cerré los ojos, saboreando la sensación de ese calor.

- S-sí... - logré responder.

Las sensaciones en mi cuerpo eran muchas en ese momento.

- Pero esta pregunta debes responderla con sinceridad. - dijo con un tono serio.

- Está bien. - acepté tragando saliva.

- ¿Te... te gustó mi beso?

- Es...

- Quiero decir... ¿nuestro beso?

No podía mentir... ¿Debería omitirlo?

- Responde, Stella. Este silencio me está matando. - dijo ella, con ganas de besarme de nuevo. Sus ojos alternaban entre los míos y mi boca.

- Yo, yo... no sé. - sí, sabía, me había gustado y mucho.

- ¡Tú sí lo sabes! Tú sentiste lo mismo que yo. ¡No mientas!

- No estoy mintiendo, solo... solo...

- Sé que sí, Stella. Tú también correspondiste al beso y esa boca tuya es tan irresistible. - dijo con deseo, agarró mi nuca y me atrajo para otro beso, al que simplemente me rendí. No tuve fuerzas para detener esa tentación en medio de mis piernas.

En medio de ese beso, sentí su mano acariciando mi muslo, apretando y siendo acariciada. Sentí mi interior palpitar y una descarga repentina recorrer todo mi cuerpo.

Ella no podía seguir adelante con eso, no podía, pero lo hizo. Me tocó por encima de mi ropa interior con el pulgar y ejerció presión después de meter la mano debajo del pantalón. Ese toque me hizo morder su labio y ella gimió.

Megan se detuvo y pasó la lengua por el labio inferior, mirándome fijamente.

- Esa mordida era todo lo que necesitaba para saber que sí... te gustó nuestro beso.

- ¡No!

- ¡Es feo mentir! - parafraseó y retiró la mano, también usó el mismo pulgar para tocar las comisuras de su boca, parecía estar limpiando la salivada que se había creado a causa de nuestros besos.

Estaba convencida, su mirada maliciosa estaba presente y una sonrisa perversa apareció.

- ¿Puedo irme ahora? - pregunté e intenté bajar de la mesa, pero ella puso la mano en medio de mi vientre y me presionó para que me quedara allí.

- No necesitas pedir permiso, esposa.

Rodé los ojos y ella sonrió.

- ¿Puedo seguir llamándote esposa, esposa?

- No es necesario... no tengo intención de ser tu esposa.

- Um, um, um... te dejaré ir, pero antes, quiero decirte por qué estás aquí.

- Pensé que este momento nunca llegaría. - ironicé y ella sonrió con malicia.

Megan me dejó bajar y ya con los pies firmes en el suelo, la vi agacharse frente a mí, bajando y tocando desde mi cintura hasta mis pantorrillas.

Terminé imaginando lo que quizás ella iba a hacer e intenté alejarme, sin embargo, ella sostuvo mis piernas en un abrazo y terminé sonriendo con mi desequilibrio. En esa posición, ella parecía una niña llorona suplicando por un dulce o atención. Ella sonrió bajo cuando escuchó mi risa.

Por primera vez, nuestra sonrisa fue verdadera, fue simple, fue conmovedora y eso, nunca lo olvidaría.

Decidí terminar con ese misterio y todavía sonriendo, pregunté...

— ¿Qué pretendes con esto, Megan?

— Solo entregarte algo.

— ¿Entregarme algo?

— Sí... ¿creíste que iba a hacer qué? — preguntó, conteniendo una tremenda inocencia en su voz y sonreí ante ella, quien dejó mis piernas libres.

— Entonces... entrégame.

— Está bien.

Permanecí de pie y ella de rodillas, luego sacó una cajita negra de su bolsillo de jeans y la abrió, mostrándome un raro y hermoso anillo. Era un anillo diferente a todos los que había visto antes. Tenía la letra "M" estampada en el centro de la superficie cuadrada del anillo.

El sueño del anillo en mi anular se levantó en mi mente y sentí un latido. Mi corazón, al igual que mis sentidos, se confundieron. Ella estaba ahí de rodillas, levantando ese anillo de la forma más romántica que existe. Megan Armstrong me sorprendió, su prepotencia, su brutalidad y su dominio no estaban ahí, solo ella y yo.

— Es... — intenté decir algo.

— Quiero que las cosas entre nosotros funcionen — ella dijo y se levantó, sacando el anillo de la cajita y dejándola sobre la mesa — por eso debo hacer esto correctamente.

— Megan...

— Me disculpo por todo lo que te hice pasar, también te pido solamente una oportunidad. Puedo hacer que olvides el pasado que te trajo hasta aquí. Solo te pido una oportunidad, cambiaré lo que soy por ti... si aprendes a amarme.

Me paralicé...

— No sé qué decir... yo...

— Solo di sí o asiente con la cabeza... lo entenderé como un sí.

Pensé y ella estaba frente a mí, parecía ansiosa por mi respuesta, miraba el anillo con la letra de su nombre y respiraba pesadamente.

¿Debería aceptar darle una oportunidad, olvidar lo que me llevó hasta aquí, olvidar que fui comprada, que fui secuestrada y que un documento me atan a ella hasta el final de mis días?

Megan parecía arrepentida. Su respiración mostraba su ansiedad, sus acciones la delataban mucho. Ahora estaba dispuesta a comenzar algo que nunca tuvo un comienzo.

— ¿Cuál es tu respuesta, Stella? — preguntó en un tono bajo y tomó mi mano izquierda delicadamente.

Su delicado toque hizo que mi corazón se calentara y enviara la respuesta que Megan tanto deseaba directamente a mi mente.

— Responde, por favor.

— Acepto, Megan.

Sus ojos se llenaron de emoción y una sonrisa sincera apareció.

— ¿En serio? ¿Aceptas de verdad? — preguntó emocionada y ahora con sorpresa en sus ojos. Sus azules eran tan hermosos.

— Acepto.

— Y...

— Pero antes... — la interrumpí y ella me prestó atención — quiero aclarar algunas cosas.

— Está bien. — aceptó mirándome profundamente a los ojos — Mercier se encargará de eso.

— Genial y una cosa más... — asintió — quiero una computadora portátil y quiero poder hablar con alguien que conozco... no aguanto más, necesito hablar con alguien que no sea un guardaespaldas o que porte un revólver incluso cuando se acuesta a dormir.

— Tendrás eso, pero no podrás contar nada de lo que ha pasado.

— Estoy al tanto de eso.

— ¿Y todavía deseas algo más? — preguntó, tocando mi mentón, acercándose para besarme.

— Sí... — la detuve, tocando su estómago sobre su blusa y su mandíbula se puso un poco rígida — vamos despacio.

— Sí... vamos despacio. Todo a su debido tiempo.

Nos sonreímos mutuamente en señal de acuerdo y luego ella colocó el anillo en mi dedo anular. Miramos aquel anillo, que ahora representaba algo más entre nosotros, y así nos miramos. Megan sonrió y yo le devolví la sonrisa, luego ella besó mi mano mientras subía con cariñosos besitos por mi brazo, hombro y finalmente llegó a mi mejilla. Le permití darme un único beso y luego me dejó ir. Antes de cerrar completamente la puerta, asintió con una sonrisa y yo hice lo mismo en respuesta. Entonces cerré la puerta y seguí mi camino.

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dora leidy Yara bonilla
Excelente de principio a fin
dora leidy Yara bonilla
Buenísima
Norma Marroquin: Me encanta esta novela la vdd Autora te luciste con ellas la he leeido 3 veces y son las mismas que me facina.
total 1 replies
Abril Torres Diez
Me encantó la novela muchas felicidades
Analla Salvador
me justo mucho la novela ojalá aya una segunda temporada
Ainodlam Madriz
excelente maravillosamente tú novela felicitaciones
Evelin jamilhet Alvarado
Malo
Evelin jamilhet Alvarado
Muy malo
Ser Up
estelae tiene aburrida está que corta las guinchas por megan y se da tanto de rogar que ya aburre
Lil Souto
Excelente
Maria Consuelo Rodriguez Berriz
Intenso.!
:vアレクサ
mujer a ti no te apuñalaron un pulmón?
:vアレクサ
eso tenga más respeto que yo como espectadora ubiera sido más fácil que la tabla del uno.
:vアレクサ
y no te culpo reina kskfjd
:vアレクサ
cuando te enteres hermosa- /Sweat/
Ana Leticia Morales
que poca
Alv Flor
asta horita me a gustado lo que leo
Taylor Blue
me encanta dios mío
Taylor Blue
Muy malo
Ash
preciento q Mercier es padre de Megan👽
Ofelia Paloma Rodriguez
excelente
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