Diosa Reencarnada

No fue hasta la hora de la cena que su madre, temiendo que se entere por otros, de los sucesos en la capital del Imperio Morozovia:

- Hija, tienes que saber que el Emperador Egor, se casó con una concubina, es la Princesa Alayne, del caído reino de Baldunia- Sus padres miran a Irina con preocupación.

-¿Eso quiere decir, que no puedo cambiar los acontecimientos? Ahora no se trata de Larisa Popov, ahora será Alayne quien me incrimine, hasta llevarme a la muerte. Pero, no lo voy a permitir, me niego rotundamente a caer dos veces en las mismas trampas- responde Irina resuelta a evitar su muerte.

Al terminar la cena, Irina sube rápidamente a su habitación, saca de su cajón el documento que había firmado con Egor unos años atrás, lo lee y relee una y otra vez, hasta que se decide a escribirle una carta a Egor:

"Emperador Egor, reciba mis felicitaciones por su nombramiento. Ya me llegaron noticias de su boda con la Princesa Alayne, como bien sabe, eso solo puede significar dos cosas, según el documento que firmamos: 1) Que podemos romper nuestro compromiso, o 2) Que debe permitirme tener un concubino, y esa autorización, debe emitirla por escrito.

Espero su pronta respuesta. Saludos:

Princesa Irina Smirnova"

Al cabo de una semana, Egor responde:

"Princesa Irina Smirnova:

El documento firmado entre nosotros, hace casi 3 años, sigue con validez legal. Aunque, sí por mi fuera, no dejaría jamás a la Princesa Alayne, una mujer tan agraciada, hermosa y dulce, para casarme con una mujer gorda y desagradable. Pero, debo respetar el edicto de mi padre, así que nuestro matrimonio será como lo acordamos, solo de conveniencias en el papel, durará tres años, ni un día más. He firmado el documento, donde  le concedo tener un concubino, espero no le sea dificil con su aspecto, conseguir a una víctima para sus deseos. Saludos.

Emperador Egor Novikov."

Cuando Irina recibe la carta ofensiva de Egor, sosegadamente, piensa:

sonrié con malicia.

Irina se apresura en escribirle a Gareth al ducado de Etruvia, su mejor aliado, para que puedan hablar en persona.

4 días después, a su balcón llega un majestuoso dragón negro, quien se transforma en Gareth. Irina lo recibe, él se queda sorprendido por la metamorfosis de la chica.

-¿Irina, eres tú?- pregunta con recelo.

-¡Claro, que soy yo!- lo toma por la mano, él se da cuenta de que no siente nada de dolor y sonríe complacido definirivamente, sí es ella. Ambos entran a la habitación, se sientan en la cama de Irina uno al lado del otro.

-¿Como supiste que esta era mi habitación?- le sonríe, observa a Gareth está embobado mirándola. Pero, también él está más ejercitado, sus anchos hombros, y el torax se perciben con pectorales bien definidos, la deja gratamente sorprendida.

-Tengo afinidad por el fuego, tu maná de fuego me atrajo, además de mi olfato hacia a ti, tu olor personal, es algo que no puedo explicar- dice Gareth barriéndola con la mirada.

-Eso es bastante perturbador, ¡recuérdame que debo bañarme siempre, antes de llamarte!- se ríe Irina divertida.

-¡No, no, es eso! no quise decir que tu olor es desagradable, todo lo contrario, tu olor me embriaga- se apresura en responder Gareth, rojo de la vergüenza.

-Ja, ja, ja, no te avergüences, supongo que como dragón eres más sensible, hacia las emanaciones corporales de las personas, lo entiendo, era una broma- responde Irina riendo.

-¿De qué querías conversar conmigo? Me dijiste que era el momento de hacer la alianza que promerimos ¿De qué se trata?- pregunta Gareth, interrumpiendo la risa de Irina.

-Por favor, lee este documento primero; lo firmé hace tres años con Egor- extiende el documento y Gareth lo lee con detenimiento. Luego, ella lo mira y tartamudea:

-Yo, yo, bueno, quería pedirte que, si es posible... -

-¿Quieres que sea tu concubino?- la interrumpe Gareth.

-Si, eso, pero, tienes la libertad de negarte, no es una obligación aceptar, yo se que eso te colocaría mal delante de la sociedad de nobles, pues tu prestigio social caería, sería luego difícil casarte. Pero, te prometo que si llegas a enamorarte, puedo explicarle a quien quieras, que nuestra unión fue por pura conveniencia, no una relación verdadera- trata de explicarse Irina. Muy nerviosa, por la propuesta repentina.

-¡Si, acepto!- responde Gareth, sin dudarlo

-¿Qué? ¿Estás seguro? Puedes pensarlo todavía- se sorprende Irina, de lo rápido que aceptó la propuesta.

-Acepto ser tu concubino, no tengo algo como un "prestigio social", pues mi propio padre se encargó de llevar al subsuelo mi reputación, más bajo ya no puedo caer. Ningún noble casaría a su hija conmigo, soy un hombre maldito, ya lo sabes, eres tú la que podrías perjudicarte conmigo a mi lado. Y por "enamorarme de alguna mujer", quédate tranquila, no hay nadie que me interese por ahora. Puedes confiar en mí. Seré tu aliado, pero necesito me ayudes a descifrar la verdad de lo ocurrido a mi madre, como prometiste- responde apretando las manos de ella.

-Si, gracias por aceptarme. Te prometo que te ayudaré en todo, buscaremos la verdad sobre tu madre, y haremos justicia; para eso, debes convertirte en Emperador, yo te juro que seré tu fiel aliada- responde Irina con firmeza, apretando sus manos.

-Irina, yo nunca, había podido tocar a ninguna mujer, de esta manera, el solo roce con la piel, era  muy doloroso, como mil espada atrevezando mi corazón, lo que me provocaba adversión y rechazo. Eres la única mujer que he conocido a quien puedo sostenerle las manos de esta manera. Por eso, será imposible que pueda enamorarme de alguien más- él le sonríe de forma ingenua.

-Me alegra que confies en mi, pero es importante que delante todos en el Palacio, podamos fingir "amor", debemos comenzar por sentirnos cómodos el uno con el otro- ella lo mira intentando que él comprenda, pero es demasiado inocente.

-¿Qué quieres decir?- pregunta Gareth.

Ella se acerca, toma su rostro entre sus manos, acerca sus labios y lo besa con ternura. Gareth se pone color granate, hasta las orejas.

-¡Yo, nunca, nunca había besado a nadie!- Gareth dice con el corazón latiendo a millón. Irina también se sonroja, emocionada.

-¿Te desagradó?- pregunta ella temerosa.

-¡No, no, por supesto que no! Fue, fue muy, muy placentero- baja la mirada, Gareth.

-Debemos ir poco a poco para que te acostumbres a mi y lo veas normal ¿De acuerdo?- pregunta Irina. Él asiente con las pupilas dilatadas, sonrojado por la emoción. Se levanta nervioso está muy excitado, algo que nunca había experimentado, se despide rápidamente, volando como un dragón por los aires, se eleva más allá sobre las nubes. Ella sonríe observándolo.