narra la intensa y misteriosa historia de dos poderosos empresarios en Seúl. Gael Kim, un enigmático y carismático magnate que oculta su identidad, y Jinwoo Lee, un frío y calculador multimillonario con conexiones en el mundo criminal. A pesar de sus diferencias, ambos se sienten atraídos de manera inexplicable tras un primer encuentro. Mientras enfrentan a sus enemigos, Seo-jun y Minji, que buscan separarlos por venganza y ambición, Gael y Jinwoo luchan contra sus propios demonios, descubriendo que sus destinos están entrelazados por algo mucho más profundo que el poder.
NovelToon tiene autorización de Alci Mejia para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Un Plan Peligroso
El silencio en el viejo almacén era profundo, interrumpido solo por el sonido ocasional de las ratas que se deslizaban entre los escombros. Jinwoo, Gael y Hyun-sik estaban reunidos alrededor de una mesa de madera, que estaba cubierta con mapas, teléfonos y documentos. La tensión en el aire era palpable mientras discutían su siguiente movimiento.
—Dong-hyun no tardará en descubrir que estamos aquí —dijo Jinwoo, pasando la mano por su cabello, claramente preocupado—. Necesitamos adelantarnos a sus planes.
—La mejor defensa es un buen ataque —respondió Hyun-sik, con una chispa de determinación en sus ojos—. Si podemos localizar el almacén donde guarda sus registros, podríamos obtener información valiosa que nos dé ventaja.
Gael, quien había estado en silencio hasta ese momento, miró a Hyun-sik con escepticismo.
—¿Estás diciendo que tenemos que infiltrarnos en una de sus propiedades más protegidas? —preguntó, su tono serio—. Es una misión suicida.
—Lo sé —dijo Hyun-sik—. Pero es el único camino que veo. Si conseguimos esos registros, podremos exponer sus operaciones ilegales y desmantelar su red.
Jinwoo sopesó la idea en silencio. Sabía que era peligroso, pero el riesgo parecía valer la pena si podía poner fin a la amenaza que representaba Dong-hyun. Después de unos momentos, asintió lentamente.
—De acuerdo —dijo finalmente—. Lo haremos. Pero necesitamos un plan detallado. No podemos permitirnos errores.
Hyun-sik comenzó a esbozar el esquema del almacén en el mapa mientras explicaba:
—El lugar está custodiado por un equipo de seguridad privado, y el acceso principal está vigilado por cámaras. Sin embargo, hay una entrada de servicio en la parte trasera que podríamos usar. Está menos vigilada, pero tendremos que desactivar las alarmas.
Gael se acercó para mirar el mapa más de cerca.
—Si entramos por aquí —dijo señalando una sección del plano—, podríamos llegar a la oficina donde se guardan los registros. Pero, ¿qué hacemos con la seguridad? No podemos simplemente colarnos sin que nos detecten.
—Podríamos crear una distracción —sugirió Hyun-sik, su mirada afilada—. Algo que haga que los guardias salgan a investigar. Si logramos sacarlos del almacén, podríamos entrar sin demasiados problemas.
Jinwoo lo miró con cautela. La idea era peligrosa, pero comenzaba a ver cómo podría funcionar. Lo más importante era coordinar cada paso del plan para evitar cualquier contratiempo.
—¿Y si algo sale mal? —preguntó Jinwoo, cruzando los brazos—. Necesitamos una salida de emergencia.
—Podemos dejar un vehículo en la parte trasera, por si necesitamos escapar rápidamente —dijo Hyun-sik, volviendo a concentrarse en el mapa—. También podríamos cortar la electricidad del edificio, lo que desactivaría las cámaras por unos minutos.
Gael asintió. A pesar de las dificultades, el plan parecía tener potencial. Pero no podían permitirse ser descubiertos. La mínima señal de alerta podría desencadenar una persecución que no estaban en condiciones de afrontar.
—Entonces, tenemos un plan —concluyó Jinwoo, con una determinación renovada—. Gael y yo entraremos al almacén, mientras tú, Hyun-sik, te encargas de crear la distracción. Si algo sale mal, nos reunimos en el punto de escape.
Los tres se miraron, conscientes de los peligros que se avecinaban. Habían llegado demasiado lejos para retroceder ahora. Jinwoo sintió una mezcla de miedo y emoción ante la idea de enfrentarse a Dong-hyun, pero sabía que era necesario. Era hora de poner fin a la amenaza y luchar por sus vidas.
La noche siguiente, cuando la oscuridad cubría la ciudad, Jinwoo y Gael se acercaron al almacén de Dong-hyun. Las sombras se extendían por el terreno y las luces de seguridad parpadeaban a lo lejos. Los dos se movían sigilosamente, manteniéndose fuera de la vista de las cámaras.
—Recuerda el plan —susurró Jinwoo, ajustando su chaqueta para ocultar mejor su rostro—. Esperamos a que Hyun-sik cree la distracción y luego nos movemos.
Gael asintió, con la mandíbula apretada por la tensión. Sabía que este sería un momento crucial.
Justo en ese momento, una explosión sorda resonó en la distancia. El fuego se elevó desde un contenedor en el perímetro del almacén. Los guardias reaccionaron de inmediato, corriendo hacia el lugar de la explosión. La distracción había funcionado.
—¡Vamos! —susurró Jinwoo, comenzando a moverse rápidamente hacia la entrada de servicio.
Gael lo siguió de cerca mientras atravesaban la parte trasera del edificio, buscando la puerta que les daría acceso al interior. Encontraron la entrada y, con habilidad, Jinwoo manipuló la cerradura hasta que se abrió. Entraron en silencio, conscientes de que no había margen para errores.
Mientras avanzaban por los pasillos del almacén, el eco de sus pasos parecía amplificarse. Llegaron a la oficina que Hyun-sik había indicado y, con cuidado, Jinwoo abrió la puerta. Dentro, encontraron una serie de archivadores y una computadora encendida.
—Busca los documentos que necesitamos. Yo cubriré la puerta —dijo Jinwoo, mientras Gael empezaba a revisar los archivadores.
El tiempo corría en su contra. Sabían que los guardias no tardarían en regresar. Mientras Gael buscaba frenéticamente entre los archivos, Jinwoo mantuvo la vista fija en el pasillo. Finalmente, Gael encontró una carpeta marcada con el nombre de Dong-hyun.
—¡Lo tengo! —dijo, levantando la carpeta con manos temblorosas.
—Perfecto. Vámonos de aquí antes de que... —Jinwoo no pudo terminar la frase.
Un guardia apareció al final del pasillo, con una linterna en la mano. Jinwoo sintió un escalofrío recorrer su espalda. Estaban a punto de ser descubiertos.
—¡Corre! —gritó Jinwoo, empujando a Gael hacia la salida.
Los dos comenzaron a correr por el pasillo, mientras el guardia gritaba y alertaba a los demás. Las alarmas comenzaron a sonar, y las luces de emergencia inundaron el almacén con un resplandor rojo.
Jinwoo y Gael se apresuraron hacia la salida trasera, con los gritos de los guardias resonando detrás de ellos. Llegaron al vehículo y se lanzaron dentro mientras Hyun-sik ya estaba en el asiento del conductor, listo para partir.
—¡Vamos, vamos! —gritó Gael, cerrando la puerta de golpe.
Hyun-sik aceleró, y el coche se alejó del almacén a toda velocidad, dejando atrás el sonido de las alarmas. Mientras se perdían en la noche, Jinwoo miró la carpeta en las manos de Gael. Sabía que lo que contenía podría cambiarlo todo, pero también era consciente de que la batalla con Dong-hyun no había hecho más que empezar.
Habían ganado una pequeña ventaja, pero la guerra estaba lejos de terminar.