La vida de Kitten siempre estuvo llena de dolor y humillaciones, condenada a vivir como una esclava en la casa del alfa. Ella era presa de las burlas de los cuatrillizos, hijos del alfa. Su único consuelo era que pronto tendría a su loba y con ello quizás encontraría a su mate.
Pero el destino se ensaña con ella cuando descubre que no solo tiene un mate, tiene cuatro y son aquellos que han hecho de su vida un infierno. Ante esto, Kitten teme aceptarlos por todo el dolor que le han hecho pasar, mientras que ellos buscan redimirse y ganarse su afecto, aunque sus personalidades arrogantes hacen difícil esta tarea.
¿Podrán los cuatro conseguir el perdón de Kitten y borrar todo el sufrimiento por el que la hicieron pasar?
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7. Cambio de Imagen
Había evitado contarles muchos detalles sobre mi vida personal. Trataba de darles respuestas vagas. Viendo mi incomodidad Emma decidió dejarme ir y cambió el rumbo de nuestra conversación.
— ¡Lo tengo! Ya sé cuál va a ser nuestro regalo de cumpleaños — sus ojos brillaban como las estrellas en el cielo, era tan pura. Algo en ella me hacía aceptar lo que dijera sin cuestionarla.
— Glow-Up SOS — dijeron ambas, elevando un poco la voz, de manera sincronizada con una mirada llena de complicidad
Me las quedé mirando, con total desconcierto, tenía un presentimiento, pero esperaría a que continuarán. Al ver que no decía nada decidieron seguir hablando:
— Escucha Kattie, no queremos que nos tomes a mal, no es nuestra intención herirte, hacerte sentir incómoda, ni nada por el estilo — Empezó a decir Emma con mucho cuidado, se notaba que no quería hacerme sentir mal.
— Nos gustaría regalarte un cambio de look. — Siguió diciendo Lara y como si tuviera miedo de ofenderme agregó rápidamente.
— Mañana es tu cumpleaños dieciocho, todas esperamos esa fecha, tanto para obtener a nuestro lobo como para encontrar a nuestra pareja, por lo que queremos que te veas increíble. ¡Tan solo mírate! — dijo casi golpeando el volante con las manos como si estuviera frustrada.
— ¡Kattie, tienes un cuerpo increíble! Ese cabello es un sueño, solo mira ese color y ¡esos ojos! Por la diosa, Kattie, si tan solo te arreglarás un poco, solo un poco. No habría lobo en el mundo que sea capaz de resistirse a tus encantos. Tu belleza es natural. ¡Única!, son muy pocas las chicas que pueden hacer alarde de eso y déjame decirte cariño ¡tienes con qué! — terminó de decir una apasionada Lara.
Así transcurrió nuestro viaje hacia la casa del Alfa Caspian. Al llegar me despedí de las chicas, mis nuevas amigas. Habíamos quedado en que pasarían por mi a las 15hs para empezar con mi cambio de look. Realmente no creía que pudieran cambiar mucho de mí, pero sería divertido.
Luna Ivy había contratado una organizadora para la fiesta de los cuatrillizos. Mañana no solo se celebraría el cumpleaños de los cuatrillizos, sino que también se haría la ceremonia de cambio de Alfa, donde Alfa Caspian cedería el mando a sus hijos.
Iba a ser un día que quedaría en los libros de la manada. También vendría el Alfa rey y sus hijos, los gemelos Krell.
Gracias a la organizadora, mi trabajo se aligeró un poco. Querían que todo saliera perfecto, por lo que habían contratado cocineros, pasteleros, servicio de limpieza, decoradores, y más. La casa era un constante desfile de gente, todos corrían de un lado a otro.
— Luna Ivy, ¿cuáles son mis tareas? - le pregunté, agachando la mirada, apenas la vi.
Estaba hablando con la organizadora del gran evento. Ambas me miraron con desprecio como si el solo hecho de verme les generará repulsión. Ya me había acostumbrado a esas miradas.
— ¿no ves que estoy ocupada?, ve y encuentra algo que hacer no te quiero ver holgazaneando — dijo de manera despectiva, con un desdén claro en cada una de sus palabras.
— Si, Luna — Fue lo único que le respondí, di media vuelta y fui a hacer las pocas cosas que faltaban.
Cada vez que me acercaba a ayudar, alguien me pedía que me retirará, decían "para eso nos contrataron, por favor ve a otro lugar". Parecían amables con las palabras, pero su tono estaba lleno de impaciencia. Decidí dejar de intentar, me fui a mi pequeña “habitación” y decidí realizarles el trabajo de matemáticas a las chicas, ellas luego tendrían que copiarlo cada una con su propia letra.
Sabía que cuando Luna Ivy se diera cuenta que no estaba, se iba a enojar. ¿Qué iba a hacer? Podría dejarme sin comer un par de días, prohibirme ir al colegio, ponerme a entrenar con lobas de mayor tamaño o triplicar mi trabajo, nada que ya no haya vivido antes. Valía la pena si al menos por una hora podía olvidarme de esta vida lamentable que llevo.
Al llegar a la puerta vi a las chicas haciéndome gestos desde el auto de Lara. Luego de subir al vehículo con Lara al volante y Emma en la posición de acompañante, me hicieron un breve resumen de lo que habían planeado.
— Primero iremos al shopping. Haremos un cambio total de look: unas faldas, vestidos, maquillaje, algunas blusas — decía Emma en voz alta, mientras Lara solo asentía, indicando que estaba de acuerdo, como si estuvieran haciendo una lista mental para sí mismas.
— Chicas... mmm… no podemos ir al shopping, no tengo dinero para nada de esas cosas — dije, casi tartamudeando, con mucha vergüenza.
— ¿No dijimos que iba a ser nuestro regalo de cumpleaños? — continuó Emma, y sin darme tiempo a responder, Lara siguió.
— Cariño, pongámoslo así. No solo va a ser nuestro regalo de cumpleaños, también será una forma de compensarte por ayudarnos con el trabajo de matemáticas. No aceptaremos un no como respuesta.
— Kattie, ser porristas es muy importante para nosotras. Si no fuera por tu ayuda, no podríamos seguir en el equipo — continuó Emma.
— No es nece… — empecé a decir, pero Emma no me dejó terminar y siguió hablando, ignorándome completamente.
— Luego de las compras iremos a la peluquería, te harán un cambio de look. Finalmente, iremos a mi casa, donde comeremos algo delicioso mientras te enseñamos a maquillarte — finalizó Emma, teniendo todo fríamente calculado.
Durante el viaje al centro comercial, pude conocer un poco más a mis nuevas amigas. Supe que Emma es adoptada por el gamma de la manada. Sus padres adoptivos la trataban como si fuera su propia hija, y eran un poco sobre protectores. Cumplió dieciocho hace unos meses y aún no encuentra a su pareja, pero no está ansiosa; dice que todo pasa como y cuando tiene que pasar. Es una linda forma de pensar: dejar que todo fluya.
En cuanto a Lara, su padre es el líder de los guerreros de la manada. Conoció a su madre en la secundaria, y tuvieron la suerte de estar destinados. Tiene un hermano mayor de veintiún años, que también es guerrero activo. Ella cumpliría años el mes próximo y estaba ansiosa por encontrar a su compañero.
Era lo inverso a lo que había pensado. Imaginaba a Emma como “la romántica, sonadora”, anhelando a su compañero, y siendo la menor de las dos. Por eso dicen que no hay que juzgar a un libro por su portada.
Luego de ir de compras, fuimos a la peluquería. Cortaron mi cabello. Me miré al espejo y no me reconoci. Un look fresco y vibrante parecía capturar la esencia de mi espíritu, como si hubiera renacido.
El corte, con sus capas desiguales y su textura ligera, fluía con cada movimiento, como si cada mechón tuviera vida propia, desplegándose en un vuelo de mariposa.
No tenía forma de agradecerles lo que estaban haciendo por mí, no solo en lo estético. Cuando estaba con ellas había algo, que me hacía sentir diferente, más fuerte, como si el dolor poco a poco desapareciera. No podría explicarlo pero sentía paz, sobre todo cuando estaba cerca de Emma.
Habían logrado avivar una pequeña llama en mi interior. Ese fuego recién nacido iluminaba mi amor propio. Sí, tanto Lara como Emma se esforzaban tanto por mí, haciendo cosas que nunca hubiera esperado, solo por ofrecer mi ayuda de forma desinteresada. Ellas, unas totales desconocidas hasta hace unas horas, pensaban que era merecedora de algo mejor. ¿Por qué yo no? Tal vez me estaba contagiando de su energía, su fuerza, confianza y positivismo.
Pese a que desde que llegue solo recibí, maltratos y humillaciones, lo que logró hundir mi espíritu en la más oscura de las sombras, podía reconocer en mí una nueva fuerza nacer. No sé si tiene que ver con mi loba, que desde antes de llegar ya me estaba cambiando o con mis dos nuevas amigas, y realmente no me importaba.
Hay personas que necesitan atravesar el más oscuro de los infiernos, tocar fondo, hundirse en las más oscuras sombras para resurgir como el ave Fénix, otras como yo solo necesitan un poco de luz, para poder encontrar la salida. ‘Gracias diosa, por ponerlas en mi camino’, le agradecí de corazón a la diosa.
La casa de Emma, se erguía majestuosa en medio del paisaje nevado, una estructura robusta de piedra y madera que emanaba calor y calidez. Sus paredes gruesas, adornadas con detalles tallados a mano, protegían el interior del frío extremo, el techo de tejas de pizarra le daba el toque hogareño perfecto. Las ventanas de doble acristalamiento dejaban entrar la luz tenue del sol, reflejando en su superficie el brillo del hielo exterior. Al entrar, el porche cubierto ofrecía un refugio cálido, con la puerta principal de madera maciza dando paso a un mundo de calor y tranquilidad. Nada ostentoso a pesar de su favorable condición económica.
Dentro, la chimenea de piedra dominaba la sala principal, llenando el espacio con una cálida luz que contrastaba con el frío exterior. Los muebles, hechos a mano, estaban cubiertos con pieles gruesas, invitando al descanso y la conversación. Cada rincón de la casa irradiaba una sensación de hogar y comunidad, reflejando la vida dura pero rica de aquellos que la habitaban, unidos por la tradición y la calidez familiar.
Quedé totalmente impresionada, al ver la bella casa. Al ingresar a la sala, una mujer de unos cuarenta años, nos recibió con un cálido abrazo a cada una, me quedé estática. No era de recibir mucho afecto, pero eso había cambiado desde este medio día.
— Pasen niñas, no se queden ahí paradas. Debes ser Kattie, un placer conocerte. Soy la mamá de Emma, Donna. Tomen asiento, les traeré algo para comer — Dijo todo de corrido, con demasiado entusiasmo.
Ahora comprendía porque Emma era como era.
— Mamá iremos a mi habitación — Le dijo Emma con una sonrisa llena de amor, antes de que desapareciera, en su camino hacia la cocina.
— ¡Vamos! — nos llamó mientras subía por las escaleras hacia el primer piso.
En el camino nos encontramos con un chico de unos veinte años. Los tres empezaron a gritar ni bien se vieron, risas y abrazos corrían a la orden del día.
— Bueno niñas, quién va a hacer los honores y presentarme a semejante diosa — Dijo el desconocido mirándome de arriba abajo.
— Lo siento Kattie, él es mi primo Andrew — Empezó a presentar Emma aun sin separarse de Andrew.
— Pertenece a la manada Moonlight, solo viene un par de veces al año cuando necesita escapar de sus padres — continuó Lara, con una extraña sonrisa en su rostro.
— Andrew, ella es Kattie nuestra amiga — Continuó Emma.
Casi instantáneamente Andrew se separó de las chicas, y empezó a caminar a mi alrededor, observando, como si estuviera evaluando, midiendo cada aspecto de mí.
le faltó para mi gusto más , ejemplo
más capitulos que paso emma con los principes alfa
que el papá de los cuatrillos tu viera hijos con su destinada
que tu viera más descendencia los cuatrillos