Para Emma Blake, una joven decidida y de fuertes convicciones, casarse con un hombre como Nicholas Marshall, el imponente magnate empresarial, jamás estuvo en sus planes. Sin embargo, el destino y una jugada cruel del poder los ha unido en un acuerdo imposible de rechazar: un matrimonio por conveniencia que podría salvar la vida de su familia y las finanzas del imperio Marshall.
Nicholas es frío, calculador y tiene una reputación impecable en los negocios, pero detrás de su fachada de acero esconde secretos oscuros y una necesidad insaciable de control. Para él, este matrimonio no es más que un trato, una forma de proteger su legado familiar
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Capitulo 9
El sonido de las olas rompiendo contra las rocas afuera de la mansión llenaba la habitación mientras Emma se perdía en el silencio de sus propios pensamientos. Llevaba días sintiendo una sombra extraña entre ella y Nicholas, algo que no podía identificar, pero que la hacía cuestionar cada momento de calma que compartían.
Nicholas había salido temprano, una reunión de negocios de último minuto, según él. Emma decidió aprovechar la mañana para explorar los alrededores de la propiedad, buscando algo de claridad en medio de la creciente incertidumbre que sentía. Sin embargo, lo que encontró fue muy diferente.
Caminando por uno de los pasillos de la casa, oyó voces provenientes de la biblioteca. Al principio pensó que era algún empleado, pero al acercarse, reconoció la inconfundible voz de Nicholas... acompañado de una risa femenina. Su cuerpo se tensó. Esa risa no era casual, era íntima.
Sin pensarlo dos veces, Emma abrió la puerta de la biblioteca. El aire en la habitación se congeló de inmediato. Frente a ella, Nicholas estaba sentado en uno de los grandes sillones de cuero, inclinado hacia una mujer. Era hermosa, con cabello oscuro y largo, labios rojos y una mirada que destilaba confianza y desafío. La sonrisa que había adornado sus labios segundos antes desapareció al ver a Emma en la puerta.
"Emma..." Nicholas se levantó de inmediato, el nerviosismo palpable en sus gestos.
La mujer, sin embargo, no se inmutó. Se acomodó en el sillón, como si su presencia fuera lo más natural del mundo. Sus ojos se clavaron en Emma con una mezcla de curiosidad y desprecio.
"¿No vas a presentarnos, Nicholas?" dijo la mujer con un tono que hizo que la piel de Emma se erizara.
Nicholas tragó saliva, sus ojos volviendo a Emma con una expresión de culpabilidad que ella no había visto antes. "Emma, esta es Bianca."
El nombre golpeó a Emma como un jarro de agua fría. Bianca. El nombre que Nicholas había mencionado una vez, en una conversación casual. Su ex. La mujer con la que había compartido una parte de su vida antes de que Emma apareciera. Y ahora, aquí estaba, sentada en su casa como si perteneciera a ella.
"¿Qué está haciendo aquí?" La pregunta salió de los labios de Emma antes de que pudiera detenerse, el tono más duro de lo que había previsto.
"Negocios," respondió Bianca, su sonrisa ampliándose, cargada de insinuaciones. "Nicholas y yo tenemos algunos asuntos que resolver, ya sabes, del pasado."
Nicholas se apresuró a intervenir. "Emma, no es lo que piensas. Bianca solo está aquí para discutir un viejo acuerdo. No tiene nada que ver con nosotros."
Emma quería creerle, pero la forma en que Bianca lo miraba, la cercanía entre ellos, todo le hacía dudar. El aire en la habitación estaba cargado de tensión, y la sensación de que algo más estaba pasando se hizo más fuerte.
"¿De verdad?" dijo Emma, sus ojos pasando de Nicholas a Bianca. "Porque parece que hay más aquí de lo que me estás diciendo."
Bianca rió suavemente, inclinándose hacia adelante. "Oh, querida, no te preocupes. Nicholas y yo somos historia... pero, ya sabes, el pasado tiene una forma de no quedarse enterrado."
Nicholas apretó los puños, claramente molesto por la insinuación de Bianca, pero no dijo nada. Emma sintió una punzada de dolor en el pecho. ¿Qué tanto del pasado de Nicholas aún estaba presente? ¿Y qué tan cerca estaba esa mujer de destruir lo que ella y Nicholas habían comenzado a construir?
"Creo que es mejor que me vaya," dijo Bianca, poniéndose de pie con una elegancia irritante. Se acercó a Nicholas, colocando una mano en su brazo de manera casi posesiva. "Pero, Nicholas, sabes cómo encontrarme si necesitas hablar de más... asuntos."
Emma no pudo contenerse más. "Ya has hecho suficiente, Bianca. No te preocupes, lo tenemos todo bajo control."
Bianca sonrió, pero sus ojos brillaban con malicia. "Seguro que sí. Espero que esta vez funcione para ti, Emma." Se dio la vuelta y salió de la habitación, su perfume pesado permaneciendo en el aire incluso después de que se fue.
El silencio que quedó fue opresivo. Emma se quedó quieta, mirando a Nicholas, esperando alguna explicación que aliviara las dudas que ahora la consumían. Pero él solo la miraba, incapaz de encontrar las palabras correctas.
"¿Por qué no me lo dijiste?" susurró Emma, su voz rota por la decepción. "¿Por qué me ocultaste que Bianca seguía en tu vida?"
Nicholas suspiró, pasándose una mano por el cabello. "No es lo que parece, Emma. Ella apareció de la nada. No tiene ningún lugar en mi vida ahora."
"¿Entonces por qué se siente como si aún lo tuviera?"
El dolor en los ojos de Emma era inconfundible. Nicholas intentó acercarse a ella, pero ella dio un paso atrás. Las palabras que tanto necesitaba decirle se atascaban en su garganta, y lo único que podía sentir era la sombra de Bianca entre ellos.
"Si ella sigue siendo parte de tu vida, Nicholas, entonces necesito saberlo ahora. No quiero vivir con dudas," dijo Emma, sus ojos brillando con lágrimas que se negaba a derramar.
"Emma..." Nicholas dio otro paso hacia ella, pero esta vez, ella lo dejó. La envolvió en sus brazos, pero en vez de encontrar consuelo, Emma solo sintió el peso de las preguntas que seguían sin respuesta.
La sombra de Bianca seguía allí, acechando entre ellos. Y por primera vez desde que se habían casado, Emma comenzó a preguntarse si Nicholas estaba realmente comprometido con su futuro, o si una parte de él seguía atrapada en el pasado.