Chris es un pequeño que para su cumpleaños número 4 no quiere ningún obsequio. Su padre se preocupa al verlo triste.
-¿Hijo que deseas éste año?
-Lo que deseo no sé si puedas dármelo- las lágrimas en sus ojos lo conmovieron
-Tendras lo que desees Chris, ¿Que quieres?- preguntó confundido
-¿Lo prometes?- secó sus lágrimas y esperó ansioso
-Si hijo- afirmó con seguridad
-Quiero una mamá- su padre tragó grueso
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Capítulo 11 CAMBIOS
...BELÉN CLINT...
Desafortunadamente yo imaginé muchas cosas y la realidad me golpeó con fuerza. Una realidad muy diferente a la que habría esperado y más aterradora.
Dejé mi trabajo, simplemente no fui más, con el morado en mí cuello y más mordidas era imposible. Me consideré despedida y era lo más lógico.
Si creí que mi novio se quedaría conmigo más tiempo y dejaría de salir por la noche yo estaba más que loca. Estuvimos bien dos semanas. Él me prometió que no sucedería nunca más nada, que iba a cuidarla y alguien le había puesto droga. Me dijo muchas cosas, demasiadas.
Compré cada una de sus mentiras y promesas. Justifiqué lo que sucedió a causa de la droga ingerida porque él se veía distinto.
Yo pensé que era un caso como culpar a una víctima de haberse acostado con alguien cuando está bajo los efectos de un fuerte afrodisíaco y como tonta por no perder la única persona que tenía en el mundo, erróneamente lo justifiqué.
Pero como siempre en nuestra relación después de la calma llega la tempestad y después de una fuerte tempestad llegaba la calma por una semana o dos.
Mi cuerpo sanó y él no me tocó hasta que estuve recuperada. No bebió alcohol, no se drogó ni salió de noche.
Un día "normal" no llegó a cenar y me preocupé. La puerta estaba cerrada con llave y no había copias. No podía ni ir a comprar pan y rogaba que jamás hubiese un incendio o problema grave porque moriría sin poder hacer nada.
Cuando él llegó lo hizo ebrio y enojado por alguna causa que solo el desconocía. No sabía si hablarle o que hacer, estaba asustada.
Sus ojos me miraban fijamente y se veía aterrador, apestaba a alcohol. Otra vez había tomado whisky con sus "amigos".
Me asusté, ¿Quien no lo haría? Moría de miedo literalmente.
Se acostó y comenzó a tocarme de una forma brusca que jamás podría encender ni una mínima chispa de deseo en mi. Quise negarme pero era muy fuerte y me dijo que el deber de la mujer es complacer al hombre. Me preguntó a quien más complacía y no pude creerlo, no tenía permitido salir, ¿A quien vería?
De nuevo no dormí más pero a la mañana todo estaba bien.
Estábamos en un gran círculo vicioso. Yo le hablé de separarnos y él me amenazó con quitarse la vida con lágrimas corriendo por sus mejillas, hasta apoyó un cuchillo en su muñeca y amenazó cortarse.
Todo fue demasiado real. Así estuviera ofendida no podía permitir que el se quitara la vida frente a mi.
Pasaron meses y una tía de él junto a su hija vinieron de visita, era raro. Parecían adineradas y eran educadas, más que mi suegra por suerte.
La mujer me veía con atención. Yo estaba usando mangas largas para ocultar sus agarres bruscos de mis brazos por sus maltratos. Tenía miedo de pedirle ayuda a esa mujer porque era su familia después de todo. ¿Y si ella le contaba a él y me iba peor?
Cuando fui a la cocina esa mujer me siguió para ayudarme a lo que él se negó pero con una mirada lo dejó en su sitio. No entendía cómo la respetaba incluso más que a su propia madre.
-¿Que está pasando?- me preguntó dejando la amabilidad de lado
-No se de qué me está hablando señora
-Amapola, no seas formal. Hace calor y tu tapada, ¿Te golpea verdad?- la miré nerviosa y mis ojos se llenaron de lágrimas
-El... él.... no quiero que muera y-yo por favor no le diga nada, no quiero que se enoje- la miré suplicante
-Tienes que salir de aquí, no te quedes o será muy tarde- me aconsejó y salió con platos de postre para la cocina mientras yo me refrescaba el rostro e iba con una fuente para después servir
Se veía nervioso y yo acepté que seguramente luego buscaría sacarme información por algo. Le tiene miedo a su tía.
(......)
Intenté ser perfecta aunque se que no lo soy. Quise no cometer errores para no recibir castigos. Cuando él estaba tranquilo aveces me sacaba de casa y me llevaba al súper o a cualquier otro lado. Yo que solo veía la luz del sol por la ventana me ponía muy feliz pero eso duraba poco tiempo porque al llegar podían suceder sos escenarios. Podría hacerme una escena de celos si alguien me miraba, golpearme o abusar de mi o podía enojarse por algo y solo salir para regresar borracho y errático.
Cuando regresaba fuera de si buscaba un motivo para reducirme a nada. Volvía a maltratarme.
Siempre fui bastante tímida pero ahora tenía miedo y vergüenza con la gente. Si estaba con él no podía ni hacer contacto visual con hombres.
Cada vez ocurrían más cambios pero ninguno era bueno. Seguía encerrada en mi prisión. Cada día sintiendo el modos y la incertidumbre de lo que podía llegar a pasar.
esta 2da parte muy bella! me encantó. Bendiciones escritora