Prisionera Del Ruso

—Señora Paula, ya es más de medio día, necesita levantarse a comer algo.

—Déjame dormir, Anika. Fue una noche larga— Siempre me ha costado levantarme temprano y aún más después de una agitada fiesta.

—Tengo miedo de que se enfermé señora. El señor Volkov podría enojarse conmigo.

—Ese hombre me dejó sin comer por casi dos días, no creo que le importe mucho mi salud— Le repliqué levantándome de la cama, tanta charla alejó muy lejos mi sueño. —Ya quita esa cara, iré a bañarme y bajaré a comer algo en un momento.

Mis palabras parecieron dejarla más tranquila por lo que se fue. Mientras me duchaba, las palabras de Andrey no dejaban de resonar en mi cabeza. ¿A qué se refería con que mataría a alguien si me enamoraba? ¿De verdad él sería capaz de matar a alguien? en estas últimas semanas me ha demostrado lo insensible e irritable que puede ser pero, no me imagino que él podría ser capaz de matar a alguien.

Salí de la ducha y envolví mi cabello en una toalla mientras buscaba mi atuendo, ni siquiera tenía ganas de vestirme, hoy seguro sería igual a los demás días, misma rutina, pasear por el jardín, rondar por cada pasillo de esta casa bajo la intensa mirada de Agatha supervisando que no cambie nada de lugar, cenar en completo silencio junto a Andrey fingiendo que todo está bien y luego volver a la cama.

Retiré del perchero una blusa en color rojo oscuro y unos jeans blancos, también unas botas altas de suela plana, sequé mi cabello y luego lo recogí en una trenza. Al terminar, bajé de prisa en busca de Anika, no quería darle más razones para que este preocupada.

—Que bueno que baja, ya le he puesto su comida en la mesa, señora Paula.

—Gracias, Anika.

Tomé asiento en el comedor donde ya habían un montón de platos servidos. ¿De verdad esta niña piensa que puedo comerme todo esto sola?

—¿A caso Andrey comerá conmigo?

—El señor Volkov comió temprano y se fue junto con su amigo el señor Manssiani

—¡Diego! ¿Sabes a donde fueron?

—Han ido a cabalgar.

¿Qué no se supone que Andrey debería estar recuperándose de una resaca? Se fue a cabalgar y ni siquiera tuvo la decencia de invitarme.

—Diles que me preparen un caballo, los alcanzaré después de almorzar— No me quedó claro de si Anika estaba dudando sobre si debía seguir mi orden o no pero después de terminar su debate consigo mismo salió de la casa hacia el establo.

Terminé de almorzar tan pronto como pude, no quería tardar demasiado y darle a esos dos tiempo para regresar. Salí de la casa y me dirigí al establo donde ya estaban por terminar de ensillar un hermoso caballo en color negro.

—¿Tiene algún nombre?— Le pregunté al trabajador que se encontraba junto al caballo

—La madre del señor Volkov la nombró Blackwing, Señora— La madre de Andrey, se muy poco sobre ella, el dijo que no le gusta hablar mucho sobre su familia ya que le trae recuerdos dolorosos pero a juzgar como me ha engañado todo este tiempo no dudaría en que me estuviera ocultando algo sobre ellos.

—¿Dónde se encuentran Andrey y su amigo?

—Se encuentran cerca del lago que está en la propiedad señora, deben estar practicando tiro, así que tenga cuidado.

—Lo tendré, muchas gracias.

—Señora, su muñeca acaba de recuperarse, tal vez no debería...— Anika me miraba preocupada y triste, supongo que por el hecho de que esta vez no me acompañaría.

—No te preocupes, Anika. Ya estoy bien y te prometo que volveré enseguida.

Subí al caballo y lo puse en marcha. Había olvidado lo divertido que es montar a caballo, tal vez lo haga más seguido ya que no tengo nada más entretenidos que hacer.

La propiedad de Andrey es bastante grande, al inicio está la mansión, luego siguen los establos y más al fondo están las casas de los empleados. Con cada paso del caballo la casa parece ir desvaneciéndose dejando en su lugar frondosos árboles que comienzan a rodearme.

—No creo que ese lago esté muy lejos.

Continúe andando un rato más mientras observaba cada centímetro del lugar, era una completa belleza. Es como si caminara por medio de un bosque encantado.

De repente, toda la paz del lugar fue interrumpida por sonidos de disparos que no se escuchaban muy lejos. Moví las riendas del caballo y este avanzo con rapidez hacia el lugar de donde provenía el sonido.

Cuando los vi a lo lejos, bajé de mi caballo, tal vez tendría un poco de tiempo antes de que noten mi presencia para saber de que cosas hablan.

—¿Tienes planeado algún nombre?

—Me gusta Nikolay— me acerqué un poco más y amarre las riendas del caballo a un árbol.

—Supongo que estás feliz, de un momento a otro parece que estás obteniendo todas las cosas que siempre haz querido.

—No planeé este bebé, Diego. Pero, estoy muy feliz con su llegada.

—¿Y tu esposa? ¿También estás feliz con ella?

—Tu ya sabes como son las cosas. Mi interés por Paula no va más allá de sus tierras.

—Entonces, debo creer que estabas así de nervioso el otro día solo por temor de que se escapara y perdieras la posibilidad de obtener esos terrenos, ¿no?

—Si, de hecho, así es.

Estaba tan enfocada en no perderme ningún detalle de su conversación que sin percatarme, mientras avanzaba tropecé con alguna rama oculta entre las hojas en el piso y caí prácticamente rodando hasta ellos.