Mayday Brown, una niña de 8 años que pasa la navidad en casa de sus abuelos mientras sus papás están ocupados en su trabajo.
Sus vacaciones parecian normales; convivía con sus tíos, primos, sus abuelos, y exploraba la casa. Cuando de pronto conoce una chica llamada Elizabeth quien su abuela presenta como su hermana mayor.
Sin embargo, May no tarda en darse cuenta de que detrás de la sonrisa de su hermana mayor, hay una oscura intención que pondrá a prueba su valentía e ingenio.
¿Que secretos puede ocultar Elizabeth? ¿Podra Mayday sobrevivir a su navidad?
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Capitulo #2
Emocionada ayudé a mis papis a bajar mis cosas, las cosas de mi hermano y las cosas del mugroso bebé de mamá. Hablando de ese tonto gato, él actuó demasiado raro cuando llegamos, no se separó de mí, era como si temiera que alguien me hiciera daño. Aunque ese tonto gato es muy mañoso, seguramente solo tenía hambre, ya que siempre es muy pegajoso cuando tiene hambre o quiere que le demos mimos.
—Rin, no molestes —me quejé en voz baja mientras hacía a un lado a Rin con mi pie—.
Cuando nos acercamos a la puerta principal de la casa, sentí una sensación muy rara, similar a cuando ves una película de terror y te sientes observado por el monstruo de la película. Solo sentía escalofríos e incomodidad. Tal vez esa sensación también la sentía Rin y por eso actuaba más pegajoso conmigo.
—¡Mamá! ¡Papá! —gritó papi mientras usaba el viejo timbre de la casa para llamar a mi abuelita—.
—¿Seguro que están en casa? Los llamaste antes de salir, ¿verdad?
—Sí, lo hice, y dijeron que no iban a salir ya que los hijos de Mayo, y los de Jack iban a pasar la Navidad con ellos también
—Solo espero, y nos dejen regresar para navidad, no quiero que la primera Navidad de Jade sea sin nosotros —murmuró mi mami con un suspiro—.
—Tranquila jaja, aún habrá más Navidades para pasarla en familia
—Sí, pero solo hay una primera navidad y no quiero perderme la suya
Aproveché que mis papis estaban distraídos llamando a mi abuelita para explorar los alrededores con Luna. Dando saltitos por el jardín caminé por el patio en busca de una aventura. No dejaba de tararear una canción que había inventado con mami, era la canción de un conejito valiente que siempre era observado por malvadas ratas, pero sus papis siempre la protegían hasta que un día, ella pudo vencer sola a la más malvada de las ratas.
—Doy un saltito, ellos me observan, doy otro saltito y ellos observan. Mami y Papi gato son mi escudo, son mi escudo de pelos. Ellas odian a los gatos, les temen, es por eso que yo sueño con ser un gato —tarareé mientras caminaba por el patio dando saltitos como si jugara a la rayuela—.
Rin no dejaba de seguirme, él, en serio, estaba inquieto, su colita estaba esponjosa, típico de los gatitos cuando sienten a otro gato o a un ser más grande y amenazante que ellos, me sentía un poco acosada por él, así que en cuanto tuve la oportunidad de asustarlo y ahuyentarlo, la tomé sin pensar.
Corrí hacia él mientras gritaba a todo pulmón y movía los brazos en el aire, solo que Rin ni se inmutó, seguía encorvado mirando fijamente detrás de mí. Algo le sucedía incluso yo podía entenderlo, lo que me asustó y me preocupó un poco. Por lo que volteé detrás mío para saber que era lo que lo tenía tan inquieto, encontrando a una muñeca de lana oculta debajo de un charco de lodo.
Curiosa me acerqué a la muñeca para verla con más claridad, viendo que la muñeca tenía un inmenso parecido al demonio de la Navidad, mis primos solían contarme de él para asustarme. Ese demonio, a diferencia del panzón glotón que era Santa Claus, castigaba a los niños malvados y los arrastraba con el diablo. Era muy malvado como mami cuando se enoja conmigo o similar a papi cuando mi abuelito le dice cosas feas a mami.
Lo llamaban Krampus… Aunque según mis primos, ese demonio puede llamarse de muchas formas, todo con tal de castigar a su víctima.
—¡Oye! —mis primas me lanzaron una bola de lodo en la cabeza mientras se reían entre dientes—. ¡Dientona! ¿Qué traes ahí?
—Es otro de tus juguetes para roer, con esos feos y gigantescos dientes
—¡N-no! —dije, escondiendo la muñeca detrás de mí. Mis primas soltaron una pequeña carcajada mientras se acercaban—. Yo no juego con muñecas ¡Soy una adulta!
—Jaja ¿En serio? Porque si fueras una adulta no tendrías ese estúpido muñeco feo y horrible que tu papi encontró en la basura
—¡Eso no es cierto, Papi dijo que Luna vino de otro mundo para ser mi amiga
—Tu papi es un mentiroso, Mayo
—Sí, Mayo tu papi aparte de ser un vil mentiroso, es un pobretón que trabaja siendo un inútil
—Mami dice que es un vago inútil como tu mami, que se esfuerza mucho para que no la despidan
—No como nuestro papá que tiene un trabajo súper importante
—Es natural que tu seas igual o más inútil que ellos, esta en tu sangre, Mayo
—¡Me llamo Mayday! ¡Mayday! —grité, abrazando a Luna con tanta fuerza; mis mejillas se volvieron rojas—.
Mis primas, Clara y Rubí, a comparación de mi tía, disfrutaban haciendo sufrir a las personas más pequeñas que ellas. No me gustaba convivir con ellas, más que nada por el intenso olor a planta que emitían, también porque sus novios eran igual o peor que ellas y siempre que salían a una parte, ellos iban con ellas.
—¡Miren a quién trajeron! —se burló mientras llegaba al patio en su bicicleta—. ¡Sí es la dientona Brown!
Entre esos chicos estaba el chico que más me odiaba en el mundo, Radley Morek. Él era alguien de esta ciudad pero que se había vuelto el novio de Clara gracias a que su padre tiene familiares en Amphy City.
—Radley, cariño, ¿Crees que puedas darme esa muñeca?
—¡No, es mía! ¡Yo la encontré primero! ¡Es mía! —grité mientras abrazaba con fuerza a Luna y a la muñeca de Krampus—.
Radley sin preguntar y sin pensarlo, se bajó de su bicicleta vieja para arrebatarme la muñeca de mis manos. Intenté agarrarla con todas mis fuerzas pero ese tonto de Radley me empujó al suelo con una patada en el estómago. ¡Me dolió mucho! Y me raspé las rodillas al rodar por el suelo.
Al golpearme contra el suelo sentí cómo todo se volvía borroso con sus crueles risas de fondo. Debido al dolor, no pude gritar ni llorar; solo escuchaba un pitido en mis oídos combinado con sus risas.
—Vamos, dientona, levántate. No fue para tanto, o es que… —de pronto sintió una mano en su hombro—.
—Tienes tres segundos —un sonido de la recarga de un arma hizo temblar al tonto de Radley—. Para largarte de mi propiedad o te haré otro agujero en el cuerpo —añadió mi abuelo armado con su escopeta—. Es la última vez que te digo porque la siguiente no sales vivo de aquí
Antes de que me siguieran molestando mi abuelo acompañado por mi papi y mi tía, llegó al rescate. Mi papi rápidamente corrió para cargarme en sus brazos, mi tía, por su parte, regañó a sus hijas, quienes no dejaban de verme como si me culparan de todo.
—¡¿Qué les he dicho?! ¡Ya no son unas niñas de kinder para estar molestando a su primita! ¡Ambas tienen pelos ahí abajo!
—Pero mamá…
—¡¡Pero nada!! ¡¡Ya tienen 15 años!! ¡¡Ya no son unas niñas!! ¡Que fastidio con ustedes! Deberían ser más como su hermano y no unas inútiles
—Tranquila mi amor. Ya estoy aquí; ellas no te van a lastimar más, ¿de acuerdo? —me consoló mi papi mientras me besaba en la frente—.