Daniel, un joven curioso, intenta robar un libro misterioso, pero todo sale mal y, en lugar de escapar, es transportado a Nova, un mundo maldito cubierto por agua. La única forma de regresar a su mundo es salvar Nova de la maldición, pero no será fácil. Enfrentará a poderosos enemigos y luchará por sobrevivir, mientras descubre secretos sobre el mundo y su propia tripulación. Con un futuro incierto, Daniel deberá encontrar una manera de romper la maldición y regresar a su hogar, antes de que sea demasiado tarde.
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Leviatan negro
El Marea Negra cortaba las aguas con un vaivén que hacía crujir sus tablones, mientras Daniel y Josh permanecían en la cubierta, rodeados por un grupo de piratas que no dejaban de mirarlos con desconfianza. El líder del barco, un hombre corpulento con un parche en el ojo, se plantó frente a ellos con una sonrisa burlona.
--¿Entonces qué, forasteros? ¿Qué traen para pagar su paso por mi barco?- preguntó, sacando un cuchillo y jugueteando con él. --Nadie sube al Marea Negra sin dejar algo de valor. ¿0 acaso creen que esto es un maldito transporte público?-
--Ya les dijimos, no tenemos nada-- replicó Daniel, tratando de mantener la calma, aunque podía sentir cómo su corazón latía con fuerza. --Solo estamos perdidos. No sabemos ni cómo llegamos aquí. -
Uno de los piratas, más bajo pero con una risa siniestra, se acercó. -Perdidos, eh? ¿Y qué tal estas monedas de oro?-- Sacó una bolsa que colgaba del cinturón de Daniel, algo que él no recordaba haber tenido.
--¿De dónde salió eso?-- exclamó Daniel, completamente confundido. Miró a Josh, quien alzó las manos, tan sorprendido como él.
El líder del barco alzó una ceja y tomó la bolsa, examinándola. --Monedas del Reino del Norte... Interesante. Y si llevan esto, deben tener más escondido. ¿0 acaso quieren que busquemos?-- Dicho esto, hizo un gesto a los demás piratas, quienes se acercaron con sogas y dagas.
Josh retrocedió, levantando las manos en señal de paz. --Oigan, no sabemos nada de esas monedas. En serio. ¡Solo estamos tratando de entender dónde estamos!-
Pero los piratas no escuchaban. Dos de ellos se lanzaron hacia Josh y Daniel, listos para amarrarlos, cuando un grito resonó desde el vigía en el mástil.
--¡Barco a la vista! ¡Es el Leviatán Negro!--
El ambiente cambió de inmediato. Los piratas se tensaron, dejando caer las sogas mientras corrían hacia los cañones. A lo lejos, un barco colosal se acercaba rápidamente. Sus velas negras ondeaban como sombras en el horizonte, y su proa, decorada con la figura de un dragón dorado, parecía amenazar con devorar cualquier cosa en su camino.
--¡Prepárense para pelear!-- gritó el capitán del Marea Negra, sacando una espada curva. --Si vienen por nosotros, no les daremos cuartel.--
--¿Qué está pasando?-- susurró Josh, mirando a Daniel con los ojos abiertos como platos.
Antes de que Daniel pudiera responder, el Leviatán Negro lanzó un disparo de advertencia. La bola de cañón pasó rozando el Marea Negra, levantando una columna de agua que empapó la cubierta.
Una voz resonante y autoritaria se escuchó desde el barco enemigo, amplificada por el viento. -¡Ríndanse y entreguen a Steven y Naou, o los hundiremos!--
--¿Steven y Naou?- murmuró Daniel, frunciendo el ceño. --¿Quiénes son esos?--
--¡Nos confunden con otros!- exclamó Josh, tratando de entender la situación.
El capitán del Marea Negra giró hacia ellos con una mezcla de furia y miedo. --¿Qué demonios hicieron para que el Leviatán Negro venga tras ustedes? ¡Son un maldito imán de problemas!-
--¡No sabemos nada!-- gritó Daniel, pero nadie lo escuchaba.
El Leviatán Negro se acercó más, y una pequeña embarcación descendió, acercándose rápidamente al Marea Negra. De ella saltaron varios hombres armados con espadas y mosquetes, liderados por un hombre imponente. Era alto, de cabello oscuro y largo, con una barba cuidadosamente arreglada. Su presencia era tan intimidante como cómica, pues llevaba un sombrero ridículamente grande y una capa que parecía demasiado elaborada para un pirata.
--¡Ajá! ¡Por fin los encontramos!-- exclamó, señalando directamente a Daniel y Josh. -Steven y Naou, ¿pensaron que podrían huir de mí?--
--¡Espere! ¡Esto tiene que ser un error!-- dijo Daniel, dando un paso atrás.
--¡Error, mis botas! Yo nunca me equivoco-- respondió el hombre con una carcajada. --¿Cómo se atreve mi propio capitán, Steven, a decir que no me recuerda? Y tú, Naou, ¿acaso tu ingenio se quedó en el último puerto?--
Josh y Daniel se miraron, incrédulos. ¿Capitán Steven? ¿Naou? ¿De qué demonios habla?-- susurró Josh.
El hombre, aún riendo, avanzó hacia ellos. --Soy Jonathan Roderick, segundo al mando del Leviatán Negro. Vine a buscarlos porque el Consejo de los Siete Mares está furioso por su desaparición. ¡Y aquí están, disfrazados de simples viajeros! Qué astutos.--
--No sabemos de qué está hablando. Somos...-- comenzó Daniel, pero antes de que pudiera continuar, Roderick lo interrumpió.
--¡Bah! No importa cómo hayan llegado aquí, lo importante es que regresen al barco. El Leviatán Negro no puede navegar sin su capitán y su primer comandante. ¡Vamos, antes de que decidan hundir este cascarón!--
Los piratas del Marea Negra miraban con asombro cómo los hombres del Leviatán Negro escoltaban a Daniel y Josh hasta la pequeña embarcación. Daniel, aún confundido, intentó resistirse, pero cuando miró su reflejo en el agua, su resistencia se desmoronó.
Su rostro no era suyo. Era el de un hombre con cabello corto y una cicatriz que cruzaba su mejilla derecha. Josh, a su lado, lucía un parche en el ojo y una armadura de cuero desgastada.
--¿Qué... qué nos pasó?-- susurró Daniel, tocándose el rostro.
Josh tragó saliva. --Estamos en otros cuerpos.--
El viaje hacia el Leviatán Negro se hizo en un silencio lleno de tensión. Al subir a bordo, Roderick los guió hacia una cabina lujosa, decorada con mapas, armas y un trono improvisado.
--Steven, Naou, no sé qué juego están jugando, pero espero que recuerden sus responsabilidades pronto. El Consejo no perdona la deslealtad.--
Cuando Roderick salió, cerrando la puerta detrás de ellos, Daniel se dejó caer en una silla. -Josh, esto no tiene sentido. No somos estos tipos, pero todos aquí creen que lo somos. ¿Qué hacemos?--
Josh se cruzó de brazos, mirando por la ventana hacia el vasto océano. -Primero, averiguamos qué significa todo esto. Y segundo... tratamos de sobrevivir.--
---¿Sabes que es lo bueno de todo eso Josh?-- miro Daniel con una risa
---No, no sé que es lo bueno de todo esto, yo veo que esto es una desgracia.
--Bueno que yo soy el capitán o sea tengo poder hacia ti-- dijo Daniel riendo un poco
--Muy chistoso, pero no te a va a durar mucho esa risa