Sinopsis:
Reon, un joven aventurero, siempre sintió que su vida tenía un propósito mayor. Cuando descubre un amuleto mágico, es transportado a Elaria, un mundo fantástico lleno de misterios y peligros. Acompañado por una poderosa hechicera, un valiente guerrero, y una astuta ladrona, Reon emprende una épica misión para convertirse en el mejor aventurero y proteger a Elaria de una amenaza oscura. Pero en este nuevo mundo, el mayor desafío será descubrir su verdadero poder y enfrentar su destino.
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Capítulo 2: Los Secretos de Elaria
Reon aún estaba asimilando las palabras de Lysandra cuando la mujer dio un paso adelante, extendiendo su mano hacia él. La luz que emanaba de su bastón proyectaba sombras danzantes en el altar, creando un ambiente tan mágico como inquietante. Con un gesto suave, la hechicera hizo que el libro en el pedestal se cerrara lentamente, su tapa tallada brillando con un tenue resplandor dorado.
"Ven conmigo, Reon," dijo Lysandra, su voz llena de una certeza que no dejaba lugar a dudas. "Hay mucho que debes aprender, y el tiempo no está de nuestro lado."
Sin pronunciar una palabra, Reon tomó la mano que ella le ofrecía, sintiendo una vez más ese extraño calor que lo había invadido desde que encontró el amuleto. Apenas lo tocó, una sensación de tranquilidad y seguridad se extendió por su cuerpo, como si por fin estuviera donde siempre había pertenecido.
Lysandra lo guió hacia el borde de la colina. Allí, alzando su bastón, trazó un arco en el aire. Al hacerlo, el paisaje ante ellos comenzó a distorsionarse, como si el propio aire se estuviera doblando y retorciendo. De repente, el suelo bajo sus pies dejó de ser sólido, y Reon sintió como si estuviera flotando en un océano de luz. Una bruma dorada lo envolvió, y en un parpadeo, la colina, el altar y el campo de flores desaparecieron.
Cuando la bruma se disipó, Reon se encontró de pie en lo que parecía ser un gran salón. Las paredes eran de piedra antigua, cubiertas de tapices que representaban escenas de antiguas batallas y criaturas fantásticas. En el centro del salón había una gran mesa redonda, alrededor de la cual estaban sentados varios individuos. Cada uno de ellos vestía ropas que denotaban una posición de poder o sabiduría. Sus rostros eran graves y sus miradas fijas en Reon, como si lo estuvieran evaluando.
"Bienvenido al Consejo de Elaria," anunció Lysandra mientras caminaba hacia la mesa. "Ellos son los guardianes de este mundo, aquellos que velan por su equilibrio y seguridad. Y tú, Reon, has sido traído aquí porque posees un don, un poder que pocos tienen."
Reon, aún desconcertado por el repentino cambio de escenario, trató de procesar lo que estaba ocurriendo. Miró a los miembros del Consejo, notando que cada uno parecía representar un aspecto diferente del mundo. Había un hombre robusto con armadura, que seguramente era un guerrero; una mujer con una capa hecha de hojas y flores, que parecía conectada a la naturaleza misma; y un anciano con una larga barba blanca, cuyos ojos brillaban con la sabiduría de siglos.
"Este joven tiene el potencial de ser uno de los nuestros," dijo el anciano con voz firme, sus palabras resonando en las paredes de piedra. "Pero debe demostrar su valía."
"El poder que llevas en ese amuleto," continuó Lysandra, señalando la gema que Reon todavía sostenía, "no es solo un objeto de magia. Es la llave a los secretos más profundos de Elaria, y solo aquellos con un corazón puro y una voluntad inquebrantable pueden desbloquear su verdadero poder."
Reon sintió un nudo en el estómago. Todo esto era más grande de lo que había imaginado. No solo había sido transportado a un nuevo mundo, sino que ahora se encontraba en el centro de algo mucho más complejo y peligroso de lo que jamás había soñado. Pero, a pesar del miedo y la incertidumbre, una chispa de emoción comenzó a encenderse dentro de él. Esta era su oportunidad, su destino, y no iba a echarse atrás.
"Estoy listo," dijo finalmente, con una firmeza que sorprendió incluso a él mismo.
El Consejo asintió con aprobación. Lysandra sonrió levemente y se volvió hacia el anciano. "Entonces que así sea. Reon, el camino que te espera no será fácil. Pero si logras superar las pruebas, si consigues dominar el poder que te ha sido dado, no solo te convertirás en el mejor aventurero, sino que también tendrás el poder de salvar o destruir Elaria."
"Y el tiempo," añadió el guerrero, con un tono grave, "no está de nuestro lado. Las sombras están creciendo, y ya han comenzado a moverse."
"Las sombras..." murmuró Reon, recordando la sensación de ser observado en el campo de flores. "¿Qué son?"
"Una antigua amenaza," respondió la mujer de la capa de hojas. "Una que ha estado dormida durante siglos, pero que ahora está despertando. Y tú, Reon, podrías ser la clave para detenerla... o para desencadenarla."
Las palabras colgaron en el aire, llenas de una pesada incertidumbre. Reon sintió que el peso de su misión era aún mayor de lo que había imaginado, pero también sabía que no estaba solo. Con el Consejo de Elaria a su lado, y con Lysandra como su guía, sentía que podría enfrentar cualquier desafío, sin importar cuán oscuro o peligroso fuera.
Lysandra, viendo la resolución en los ojos de Reon, asintió una vez más y extendió su mano hacia la mesa central. En el centro, la mesa comenzó a brillar, y un mapa de Elaria apareció, proyectado en el aire. Era un vasto territorio lleno de montañas, bosques, ciudades y misterios que Reon nunca había imaginado.
"Tu viaje comienza aquí," dijo Lysandra, señalando un punto en el mapa que correspondía al lugar donde se encontraban. "Pero para desbloquear el verdadero poder del amuleto, deberás viajar a estos tres lugares sagrados." Señaló tres puntos en el mapa, cada uno en una región diferente de Elaria.
"Cada lugar," continuó, "te enfrentará a una prueba diferente. Solo al superarlas todas, podrás despertar el verdadero poder del amuleto y enfrentarte a la amenaza que se avecina."
Reon miró el mapa con atención, memorizando las ubicaciones. Sabía que lo que le esperaba no sería fácil, pero estaba listo para enfrentarlo. Con un último vistazo al Consejo, apretó el amuleto en su mano y se preparó para dar el primer paso en su nueva vida como aventurero en Elaria.
"Estoy listo," repitió, con más convicción que nunca.
Y así, el destino de Elaria y de Reon quedó sellado, en un camino que lo llevaría a enfrentarse no solo a los peligros de un mundo desconocido, sino también a los secretos más oscuros de su propio corazón.