Después de años de matrimonio con Josue de un momento a otro me pide el divorcio. Como volveré a confiar en los hombres?
NovelToon tiene autorización de lucy curiel para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Nada salió como esperaba
Los meses siguientes resultaron muy difíciles, nada salió como esperaba, Arturo comenzó a tener infecciones de cualquier cosa, comenzó con la garganta, y después con virus estomacales, sus defensas estaban muy bajas y le costaba mucho reponerse, por otro lado, yo no podía estar a su cuidado como hubiera querido, ya que por mi estado, podía contagiarme y no podría tomar medicamentos para no dañar a mi bebé, así que me tenía que alejar de mi marido por varios días, hasta que estaba mejor.
Pasaban unos días y otra infección le quejaba y se repetía el alejamiento, pero yo estaba muy preocupada, ya que cada vez lo veía más decaído, todos me decían que debía estar tranquila para no afectar a Franco, pero no pude mantener la calma, yo también me veía agotada, ya que dormía poco entre el embarazo y la preocupación por la salud de mi amado Arturo. Hasta que Mauro me recetó inyecciones de complejo B y un calmante natural muy suave a base de flor de azar y manzanilla para que pudiera dormir.
Pero esto no se detenía, solo nos daba pequeña tregua en las que podía estar cerca de él, qué me decía no sé si convencido o para que yo lo creyera, que se sentía bien y que lo peor estaba pasando, que pronto recordaría este tiempo y parecería un mal sueño. Yo quería creerle, pero sabía que también se podía empeorar su situación. Solo teníamos que ser fuertes y aguantar hasta que Franco naciera, ahí si que iban a mejorar las cosas, ya con el trasplante estaría mejor.
Aún faltaba más de un mes para que pudiera nacer nuestro pequeño hijo, y a veces sentía que era mucho tiempo.
La siguiente vez que se enfermó, fue mucho más grave, ya que la infección atacó su hígado, y tuvo que ser internado en el hospital, y yo encerrada en casa pidiéndole a Dios que le diera fuerza para recuperarse.
Cuando salió y al fin lo vi, casi muero de la impresión, estaba irreconocible, había bajado mucho de peso y estaba tan pálido y débil, que le costaba trabajo hasta el mínimo movimiento, Mauro se preocupó, pues en ese estado no podría aguantar la intervención para hacer el trasplante, así que hubo que ponerle suero para tratar de subirlo un poco de peso y que recuperará las fuerzas, aunque su voluntad estaba inquebrantable, su cuerpo no reaccionaba igual. Las siguientes dos semanas hicimos hasta lo imposible para nutrirlo bien y al fin parecía que estábamos consiguiendo el anhelo do resultado, poco a poco podía moverse y estar más despierto.
Todavía no estaba en óptimas condiciones para resistir la operación, pero nos quedaban tres semanas antes de poder inducir el nacimiento de Franco, así que redoblamos esfuerzos para alcanzar el objeto. Era difícil, no lo niego, pero no imposible.
Recibimos mucho apoyo y contención de nuestros amigos y familiares, que no nos dejaban decaer, cada vez que yo dudaba, había quien me ayudaba a mantener la fe y seguir luchando.
Pero una nueva infección, ahora se trataba de una neumonía, atacó a mi esposo y nuevamente tuvo que ser trasladado al hospital, pues requería apoyo respiratorio, íbamos dos pasos para adelante y tres para atrás, y yo comencé a desesperarme. Era tan duro lo que estábamos viviendo, qué por un momento dudé de las decisiones que habíamos tomado. Pero no había vuelta atrás, y el médico me aseguró que aunque tardará un poco más, el procedimiento se haría con buenos resultados.
Me aferré a esa esperanza con todas mis fuerzas, aunque en el fondo de mi corazón había miedo y duda. Pues sentía que todo se me salía de control, yo no esperaba verlo en este estado, luchando por recuperar su salud cada segundo.
Arturo no reaccionaba bien al tratamiento y estaba tardando mucho en aliviarse. Y yo sin poder estar con él sosteniendo su mano y diciéndole cuanto lo amaba. Mauro consiguió que me dejaran pasar a verlo unos minutos cada día, eso si, con un traje quirúrgico completo, que incluía guantes de látex y cubrebocas para no exponerme al contagio, así tomé nuevamente sus manos a través de los guantes, y pude estar esos días un poco más cerca. Tratando de darle ánimo.