Creyó que la princesa había muerto, pero ella vivió feliz como plebeya, trabajando en las tierras de su propio palacio, todo cambia cuando un Rey por tregua reclama a la princesa en matrimonio, sin saberlo la Reina malvada, ofrece a la plebeya, la hace pasar por princesa, aunque en realidad lo es. La Reina malvada se siente ganadora e indestructible, pero todo cambiará cuando una guerra entre tronos se desate.
Acompáñame en esta emocionante historia.
NovelToon tiene autorización de Mairu yu para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 2, Nueva vida
Cuando dejaron la caja dentro de cabaña, al verse sola y en total silencio, decidió mirar por una rendija, como no vio o escuchó algo, decidió salir a buscar comida, llevaba días sin comer, solo comía lo que Amadeo lograba lanzar por la ventana que escasamente, era una manzana o un tomate.
Decidió salir, aún sentía miedo, pero su hambre era más fuerte, llegó a la cocina y sobre la mesa estaba una cesta con frutas, enseguida se abalanzó sobre ella y comió lo que quiso, luego vio el pan sobre una bandeja cerca del horno de barro y también lo agarro y comió, se sentía satisfecha, pero quería tomar algo, visualizo una botella cerca de una vitrina y al probar su contenido le supo raro pero le gustó, tomo de la botella y se fue nuevamente a la caja, era primera vez que ella probaba el vino, así que el alcohol hizo efecto muy rápido, provocando un sueño profundo y por eso se durmió sin haber acabado su pan.
Cuando los esposos llegaron, ven la caja y se apresuraron a abrirla y se encontraron a la pequeña Princesa dormida, alrededor de ella había, restos de frutas, aún en su mano tenía un trozo de pan y en la otra la botella con restos de vino, los esposos comenzaron a reír, al parecer la pequeña había tomado mucho vino y esto causó su sueño profundo.
Amadeo la cargó en sus brazos y la llevó a un pequeño catre, mucho más cómodo que el del calabozo.
Después de haberla acostado se sentaron alrededor de la mesa a platicar, reían de manera nerviosa y sabían que si la Reina se entera de lo que habían hecho, los mataría.
—No debemos preocuparnos, ella no sospechó nada, solo debemos ocultarla, mientras se recupera, después vemos si podemos sacarla del Reino—Comentó Amadeo.
—Lo primero será cambiar su nombre y su edad, no puede tener la misma edad, porque la descubrirían—aportó Esmeralda.
—Y todos seríamos colgados—concluyó Amadeo
Los esposos, decidieron ir a descansar, al día siguiente tendrían mucho trabajo.
El cantar de las aves y los rayos del sol que pegaban en el rostro de la pequeña, fue lo que la hizo despertar.
Un poco aturdida por no reconocer dónde estaba, escucha una voz ronca de un hombre que venía entrando a la cabaña, la princesa se quedó acurrucada, abrazando sus piernas y sus ojos cerrados tan apretados para que la curiosidad no le ganara.
—¡Buenos días, princesa!—saludó Amadeo.
La niña abrió un solo ojo, ella reconocía la voz de ese hombre, pero no conocía su rostro, así que con un solo ojo observó al hombre, que estaba dejando sobre la mesa, una cesta enorme con las más hermosas y jugosas frutas.
—Soy Amadeo, quien te pasaba algunas frutas, cuando estabas en el palacio—sonrió para que ella se sintiera en confianza.
En ese momento abrió sus dos ojos y lo observó bien, claro que era quien la alimentaba en el palacio, ella se levantó del catre y caminó, de manera sigilosa hacia la mesa, sin quitar la mirada de encima al hombre.
—Son para ti, puedes comer cuanto quieras.
La niña no creía, que estuviera fuera del reino y que tuviera la libertad de comer lo que quisiera. Ella tenía miedo de agarrar algo, entonces Amadeo decidió pasarle una manzana, la niña la tomó con cierto miedo, pero enseguida la comenzó a devorar, parecía un animalito comiendo con desespero.
—¡Calma!, come despacio.
Esto pareció no importarle a la princesa, quien rápidamente siguió comiendo el resto de frutas, Amadeo solo reía y a la vez sentía tanta lástima por ella, para comer de esa manera sin modales debió haber pasado mucha hambre.
Amadeo le entregó un vestido que Esmeralda le había dejado, le llevó una cubeta con agua y le explicó para que se hiciera el aseo, le dió instrucciones de no salir de la cabaña, él le dejó todo lo necesario para que estuviera cómoda, pero tenía que dejarla sola, porque él debía trabajar.
Al despedirse la niña, se quedó sentada y con la mano se despidió, pero en todo este tiempo nunca pronunció palabra, Amadeo se fué preocupado, pero a la vez satisfecho de ver a la princesa viva y a salvo.
Se quedó sentada en esa silla por mucho rato, mirando hacia los lados, en una de las ventanas se escuchaba un ruido que llamó su atención, cuando se acercó vió que estaba un nido con unos huevitos, al rato llegó la colibrí, era hermosa, ante sus ojos esto fue mágico, allí se quedó vigilando el nido, hasta que su estómago rugió tan fuerte que se asustó.
Volvió a la cocina y comió lo que le habían dejado sus protectores, todo lo devoraba con desesperación y luego dormía. Así estuvo por varios meses, su cuerpo necesitaba recuperarse de esos años de malnutrición.