Ciel Levallois es solo una extra en una historia de romance de fantasía, en la cual ella y su familia pierden la vida cuando su hermana tontamente cae en las mentiras del villano.
Pero ahora, una nueva alma ha renacido en Ciel y ella no esta dispuesta a morir por culpa de su hermana, así que para cambiar ese destino, ella decide tomar el lugar de su hermana y casarse con el gran general del reino, el duque Aleksander Ronchembert, conocido como "la bestia", por ser un guerrero despiadado contra sus enemigos. ¿Podrá Ciel escapar de su destino?
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Capítulo 06.
Horas después de que Aleksander se había ido, Avery regreso del palacio, pero, tan pronto bajo del carruaje corrió a su habitación sin saludar a nadie y se encerró a llorar, todos los comentarios mal intencionados de la reina y la princesa Amarissa le hicieron sentir mal, aún cuando Darrell trataba de apaciguar los comentarios, las dos mujeres siguieron y las otras invitadas no dejaban de reírse. Avery se paso el resto de la tarde llorando en su habitación y al día siguiente, ya se sabía la razón del porque anoche no bajo a cenar.
Esa mañana, Avery iba saliendo del estudio del duque, aunque estaba molesta, porque entro a pedirle que le diera dinero para comprarse nuevos vestidos, pero el conde se lo nego, porque apenas hace una semana que compro más de diez de vestidos gastando una buena suma de dinero, así que, si quiere vestidos de nuevo, tendrá que vender los actuales o vender sus joyas, algo que ella no quiere hacer, lo peor de todo, es que esa noche había una fiesta y necesitaba un vestido. Así que rápidamente entró a la habitación de Ciel abriendo su closet en busca de un vestido, pero Ciel le tomo de la mano y la aparto cerrando el closet.
—¿que crees que haces?, ¿quien te dio el permiso de tomar mis cosas?— le reclama.
— ay Ciel no exageres, solo necesito un vestido, se que tienes nuevos.— pide e intenta abrir de nuevo el closet.
Ciel se interpone.— así como yo tengo nuevos, tú también los tienes, ve y ponte los tuyos.—
— pero los tuyos son más elegantes, quiero que el príncipe Darrell vea que soy una dama a su altura.— asegura.
—¿crees que me importa?, vete y no vuelvas a meter tus manos en mi closet o más bien, no entres de nuevo a mi habitación.— le regaña.
— Ciel, soy tu hermana, debes hacerme un favor, no te cuesta nada.— responde molesta.
Ciel la toma del brazo y la arrastra fuera de su habitación empujándola lejos de la puerta.
— no molestes, si quieres que te respete como hermana mayor, actúa como una.— cierra de un portazo.
Por más que Avery golpea la puerta, Ciel no le abre, así que resignada, debe marcharse, pero, ahora no podrá ir a la fiesta, no con esos vestidos que tiene. Incluso intenta que su madre le de dinero, pero la condesa se lo niega, Avery ya ha gastado demasiado, más que la propia condesa y Ciel, así que, ahora no le comprarán nada más.
— esa fiesta es importante madre.— suplica.
— entonces usa el vestido que ya tienes, tú misma los escogiste, si ahora no te gustan, no es mi problema.— le regaña la condesa.
— pero madre, debo dar una buena impresión, solo esta vez, por favor.—
— modifica alguno que tengas, dile a una de las doncellas.— sin más, la condesa mejor se encierra en una sala.
Era molesto cuando Avery se ponía de esa forma, sus berrinches eran una molestia, en especial a su edad. Nisiquiera sabe como es que Avery termino siendo de ese modo, si tanto ella como Ciel, recibieron la misma educación.
Ciel en su habitación cerro el closet después de acomodar todo de nuevo, Avery era un verdadero problema. Pero seguramente busca desesperada un nuevo vestido, porque la reina o las otras jóvenes debieron de burlarse de su forma de vestir, lo que no es de extrañar, pues pese a su edad, Avery sigue vistiendo como si se fuera una niña de cinco años.
En la noche, Avery ya estaba lista para ir a la fiesta a la que fue invitada y aunque el conde insistió en que debería llevar a Ciel, Avery se negó, pues solo fue a ella a quien invitaron. Aunque claro, a Ciel no le importaba ir, no esta interesada en convivir con señoritas presuntuosas que solo de burlan de otras a sus espaldas.
— es una pena que no hayas podido ir a divertirte, dentro de poco te irás de casa y pasarás a ser una mujer casada.— menciona la condesa.
— descuide madre, prefiero evitar un lugar donde solo iré a escuchar criticas, prefiero descansar, porque mañana tengo entrenamiento.— responde con amabilidad.
— tan dedicada, ojalá tu hermana fuera así, no hace más que causar problemas.— deja escapar un suspiro y deja ver un rostro preocupado.
— no se preocupe, ella se dará cuenta sola de sus errores, quizás así madure un poco.— la consuela.
La condesa solo expresa lo preocupada que esta por Avery, ya que se está haciendo mucha ilusión con el segundo príncipe, pero hasta el momento, este no parece tener ninguna intención con Avery, pues de estar en verdad interesado en ella, ya debió haber enviado una carta al duque expresando su interés en ella, es algo que suelen hacer los jóvenes buscando el permiso del padre de la dama de su interés.
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En la fiesta, Avery había escuchado uno que otro comentario por su vestimenta, pero lo atribuye a que las demás jóvenes están celosas porque ella, es la acompañante del segundo príncipe esa noche, quien no se ha separado de ella desde que llegaron.
"¡Atención!, su alteza el príncipe heredero ha llegado." Anuncia el guardia de la puerta.
Todos dirigen sus miradas a la puerta, de la cual entra aquel joven de bellos ojos azules y un cabello dorado que parece brillar debido a las cristales de luz de la noche, además su atractivo resalta gracias a la elegancia con la que viste.
Avery quien observa su entrada, ha quedado embobada al ver al chico, pero su vista es tapada, cuando alguien más entra quedando de pie ante el príncipe heredero.
"Su excelencia, el gran Duque Aleksander Ronchembert, el héroe del reino." Anuncia el guardia.
— ¿hasta cuando quitaran héroe del reino a mi presentación?— susurra la pregunta a Dylan.
— no lo sé, hasta que haya otro héroe.— se encoge de hombros.
— hablaré sobre ello con el rey.— responde.
Dylan le sostiene del brazo y le da una palmadita en este apoyando su cabeza en el hombro de Aleksander quien era más alto que el rubio.
— vamos cariño, deja de gruñir, te saque para que te diviertas.— comenta divertido.
Aleksander trata de liberar su brazo de Dylan, pero este no le suelta y baja junto a él sosteniendo con su mano libre su propia capa como si fuera una señorita sosteniendo la falda de su vestido mientras se adentran a la fiesta.
Avery por su parte, se había alejado del lugar cuando se anuncio la llegada de Aleksander, aún de lejos se veía aterrador con esa máscara cubriendo su rostro, seguramente tiene alguna fea cicatriz y por eso se oculta. Darrell quien vio la reacción de Avery sonrío con malicia, pues sabe que el rey ordenó a Aleksander casarse con ella y será su carta de triunfo contra Aleksander, el único obstáculo que le impide eliminar a su hermano.
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