Sombras Del Amor

Punto de vista de Leonardo

Estaba en mi oficina revisando algunos documentos, pero la imagen de Elena entre mis brazos no me dejaba concentrar, sé que parecía un tonto niño enamorado, pero como hacia si ella había logrado capturar mi corazón.

"Buenos días jefe, aquí le traigo su café", saludo mi nueva secretaria, Elena no quiso aceptar mi oferta, así que se quedó trabajando desde casa, haciendo lo que había venido haciendo desde hace meses, hacer traducciones para revista, prensa en general. Ella hablaba varios idiomas así que no le era difícil ese trabajo.

Moria de ganas porque se mudara conmigo, el embarazo estaba avanzado y el estar subiendo y bajando escaleras no le hacía bien, pero ella estaba empeñada en quedarse con su amiga, según no quería aprovecharse de mí y yo que moría de ganas que lo hiciera. Nuestros encuentros eran siempre en hoteles y algunas veces en mi apartamento o en el apartamento de Lucía, realmente esa situación ya me estaba cansando.

Mire mi teléfono y noté varias llamadas perdidas, había dejado el celular en silencio para no ser molestado mientras estaba en una junta muy importante, todas las llamadas eran de Lucía, así que me apresure a devolver la llamada, estaba preocupado por Elena.

"Dime, ¿Qué está pasando?", pregunté apenas se conectó la llamada.

"¿Dónde estás?, se supone que estarías pendiente de mi amiga", respondió Lucía quien se escuchaba preocupada. "Estoy en el hospital con Elena, al parecer el parto se adelantó".

Mi mundo se puso de cabeza, aún faltaba un mes para que mi hijo naciera, *¿cómo era posible que su nacimiento se adelantara?*, salí corriendo para la clínica, en el camino recibí la llamada de mi madre. ¿Qué quieres madre?", pregunté sin ganas de discutir con ella.

"Necesito hablar contigo, ven a casa", dijo ansiosa.

"Lo siento, hoy no puedo. Mi hijo está por nacer", corte la llamada después de informarle a mi madre lo que pasaba con mi mujer y con mi hijo.

Diez minutos después llegué a la clínica, pregunté en recepción por ella y una enfermera me condujo hasta su habitación. Al verla pálida sentí un miedo que me calaba los huesos.

"Amor, ¿cómo estás?, ¿cómo te sientes?", pregunté angustiado.

"Me duele mucho, han intentado detener las contracciones, pero nada funciona", pude ver en sus ojos que estaba sufriendo.

El doctor entró con aparato de ultrasonido y procedió a realizarle una ecografía, "no podemos seguir esperando ¡hay que realizar una cesárea de emergencia!".

"¿Qué está pasando doctor, qué tiene mi hijo?", pregunto Elena claramente preocupada.

"Tu hijo enredo el cordón en su cuello, con cada movimiento que hace cierra más la abertura y si sigue así se puede..."

No deje que él terminara de hablar cuando lo interrumpí. "Haga lo que te haga que hacer, pero mi mujer y mi hijo tienen que estar bien".

El doctor mandó a prepararse a Elena con rapidez y en cuestión de minutos fue trasladada a una sala de operación, fueron los momentos más angustiantes de toda mi vida.

Estaba preocupado, ansioso, estrenado no tenía cabeza para lidiar con lo que venía, pues mi madre llego a la clínica acompañada de Amanda. "Leonardo, tenemos que hablar", dijo Ágata dando una orden.

"¿Qué hacen ustedes dos aquí?, este no es el momento para que venga a hacerme un show", advirtió exasperado.

"Vinimos a hacerte compañía, no seas mal agradecido, yo no te eduque de esa manera".

"Tranquila suegra, Leonardo está preocupado por su hijo. Debes entenderlo".

Agradeci que Amanda fuera más prudente que mi mamá.

"¿Estás seguro de que ese niño es tuyo?, me parece extraño que se haya adelantado su nacimiento". Ágata se había extralimitado con su comentario, pude ver como Lucía camino hasta donde estaba ella, hecha una fiera.

"No le permito que venga a difamar a mi amiga, eso no se lo permito a nadie. Mejor lárguese de aquí antes de que pierda los estribos". Lucía estaba furiosa y con sus palabras hizo que mi madre se retirará, al menos de la sala de espera. "Mejor que tu madre no vuelva a aparecer por aquí y menos acompañada de la zanahoria parlante".

Entendía perfectamente la incomodidad de Lucía, ya que yo tampoco quería ver a mi mamá. Esta vez se pasó con su comentario mal intencionado y eso no se lo iba a perdonar. Después del mal rato que nos hizo pasar Ágata, llegaron mi papá y la abuela con algunos regalos para Elena y el bebé. Ellos se veían sinceramente emocionados por la llegada de mi hijo.

"Hijo vinimos apenas nos enteramos de la noticia, ¿cómo están Lucía y mi nieto?", pregunto mi papá preocupado.

"Aún no sabemos nada, Elena está en sala de operación". respondí angustiado la espera me estaba matando.

Escuchamos el llanto de un bebé, mi abuela y mi papá me abrazaron mientras que Lucía estaba aparte llorando. Ella si era una verdadera amiga y agradecía al cielo de que estuviera en la vida de mi Elena.

Picos minutos después de escuchar al bebé salió la enfermera a darnos información. "Señor Leonardo, felicitaciones ya nació su hijo, es un hermoso niño que peso tres kilos seiscientos gramos y midió 53 cm, está muy sano aunque por ser prematuro estará unos días en la incubadora".

"¿Cómo está, Elena?", pregunté con una mezcla de felicidad y angustia en mi voz.

"La señora se encuentra bien, ya la están preparando para subirla a piso. Pero debe esperar a que el doctor le dé más información".

La enfermera volvió a entrar a la sala de operaciones y poco tiempo después vi que dos de ellas salían de ese lugar empujando una incubadora. "Aquí está su hijo señor Villalobos". Me acerqué a ver a mi hijo, no pude contener las lágrimas y estas salieron sin mi permiso. Ver a mi hijo por primera vez fue la emoción más grande que pude sentir en la vida. Ver su carita y sus manitos me lleno el corazón, es una experiencia indescriptible.

"Se parece a ti cuando naciste", comentó la abuela sonriendo sinceramente.