En contra de su voluntad, Sara, una joven dulce, amable y ciega, al ayudar a su hermana Lize a escapar del matrimonio, se ve obligada a reemplazar a la novia y termina casándose con Adam, un multimillonario considerado por todos como un hombre atractivo, pero también extremadamente frío y cruel.
Lo que comenzó como una unión por conveniencia pronto se revela como un inmersión inesperada en emociones profundas y desconocidas.
En este matrimonio inesperado, los opuestos se enfrentan a desafíos imprevistos y secretos reveladores. Entre el hielo de la obligación y la llama de la esperanza, surge la incertidumbre: ¿podrá el amor nacer entre dos personas tan diferentes?
NovelToon tiene autorización de Jéssica Almeida para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 2
Carlos: Mileide entra en la oficina con una expresión preocupada.
¿Qué ocurre, amor?
Mileide: Sabes que amo a Sarinha, es una hija para mí y haría cualquier cosa por ella.
Carlos: ¿Qué has hecho?
Mileide: Estamos al borde de la bancarrota, Carlos, y Sarinha no necesita lidiar con un problema más, ya es tan difícil verla lidiando con su discapacidad a diario.
Carlos: Me levanto y abrazo a Mileide, que llora.
Lo sé, amor, voy a mejorar. Estoy aquí justamente porque pretendo resolver ese problema.
Mileide: Lo resolví, mi amor, por Sarinha. Conseguí un acuerdo con Adam. Él va a hacer una fusión con una de sus empresas y ayudar a levantar la tuya, además de pagar todas nuestras deudas y dejarnos cómodos.
Carlos: ¿Qué tipo de acuerdo, Mileide? Un hombre como Adam no da dinero a nadie sin algo a cambio.
Mileide: Mi difunto marido era muy amigo del padre de él y él conoció a Lize cuando eran más jóvenes, convivieron y tuvieron un interés el uno por el otro. El acuerdo es que se casen, seremos familia y por eso ella nos va a ayudar. En un año, si los dos no ven que este contrato se ha convertido en amor, él le dará el divorcio a Lize.
Carlos se aleja de mí con una expresión de susto.
Carlos: Mileide... tú... ¿le has dado la mano de Lize en matrimonio por contrato?
Mileide: No he vendido a mi hija si es lo que estás insinuando, he cuidado de mis dos hijas. Sarinha necesita como mínimo comodidad con todas sus limitaciones y haría todo por ella, lo sabes. Lize puede ser feliz, Adam está dispuesto a conquistarla. Sabes que de estos acuerdos pueden surgir lindas historias de amor.
Carlos: No hay acuerdo, lo vamos a resolver y Lize se va a casar cuando encuentre a la persona correcta.
Mileide: Es tarde para eso. Estaba desesperada.
Carlos: ¡No me importa, ni aunque lo pierda todo! No voy a obligar a Lize a casarse.
Mileide: ¿Y si ella también quiere? Ella puede tener sentimientos por él, los dos ya convivieron.
Carlos: ¿Me estás diciendo que a Lize le gusta Adam?
Mileide: Una madre conoce a su hija, veía la forma en que ella lo miraba. Pero en aquella época eran niños, ¿no te das cuenta de que nunca ha tenido un novio? Probablemente nunca olvidó su primer amor, es la oportunidad de que sea feliz.
Carlos: La decisión es suya, y si ella dice que no, vamos a apoyarla.
Mileide: Hecho, voy a hablar con ella.
Salgo de la oficina directo al cuarto de Lize. Ella se sienta y me da una sonrisa en cuanto entro en el cuarto.
Lize: ¡Mamá! ¿Estabas llorando?
Mileide: Hija, voy a necesitar tu ayuda... Sarinha y tu padre te necesitan, mi amor.
Lize: ¿Qué puedo hacer?
Mileide: Estamos en bancarrota, hija, tendremos que vender todo y no tenemos a dónde ir. ¿Cómo sería la vida de Sarinha en la calle, ciega? Tuve que pedirle ayuda a Adam, él me ofreció un acuerdo para resolver los problemas financieros de nuestra familia y también levantar la empresa de tu padre.
Lize: ¿El demonio de Adam? Debe querer tu alma como pago.
Mileide: ¡Él pidió tu mano en matrimonio, hija!
Lize: ¿Qué? Mamá, te imploro que no aceptes, él es el propio demonio encarnado, y un hombre frío, cruel y ambicioso. No puedo casarme con él.
Mileide: Hija, será por un año, a través de un contrato, por Sarinha, mi amor. Después él te va a dar el divorcio y podremos seguir con nuestras vidas cuidando de tu hermana.
Lize: ¡Mamá!
Mileide: Solo acepté hablar contigo por tu hermana, mi amor.
Lize llora desconsoladamente.
Lize: ¿Un año y nunca más voy a necesitar verlo?
Mileide: Un año y se acaba.
Lize: ¿Cuándo me caso?
Mileide: Mañana a las 14:00 horas. Y necesitas convencer a tu padre de que quieres este matrimonio porque tienes sentimientos por Adam o no te va a dejar casarte. Lo siento mucho, mi amor, jamás te haría esta propuesta si tuviéramos otra salida, tu padre se está matando todos los días un poco más y no soportaría verte perder otro padre.
Lize: Tengo miedo, mamá, Adam es despreciable. Él usa y descarta a las personas como objetos sin valor y esa fue la razón de nunca haberlo dejado acercarse a mí en la infancia y haberlo evitado toda la vida.
Mileide: No tengas miedo, hija, con hombres así necesitamos fuerza y coraje. No te doblegues y haz que él se doblegue. Necesitas ser firme y tendrás su admiración.
Lize: No quiero nada de él además del divorcio, mamá. Si él nunca me ha hecho daño, fue porque mantuve una distancia segura y continuaré haciéndolo.
Mi madre se queda un tiempo conmigo y sale para avisarle a mi padre sobre el matrimonio y para finalizar detalles como el vestido, el cabello y el peinado.
Sara: Lo oí. No hagas esto por mí.
Lize: Sara camina despacio hasta la cama, contando los pasos. Puedo ver sus labios moviéndose suavemente sin emitir sonido, siento una angustia. ¿Qué va a pasar con ella si sale de aquí? Ella tiene esta casa decorada, conoce cada rincón, pero se lastimó mucho antes de aprender a andar libremente por la casa.
Te amo y haría cualquier cosa por ti, así como sé que harías por mí.
Sara: Toma.
Busco a Lize con las manos, siento su brazo y le entrego una tarjeta.
Lize: ¿Qué es esto?
Sara: 1016 la contraseña, es la tarjeta de mi cuenta, la herencia de mi madre está toda ahí. Nunca usé nada, tiene dinero suficiente para huir el día de la boda y cuando esta locura acabe usaremos el resto para levantar la empresa y recomenzar.
Lize: No puedo, Sara.
Sara: Puedes y vas a hacerlo, estaremos bien. Solo nuestro padre sabía de esta cuenta, pero hace tantos años que creo que ni se acuerda. Tenía seis años cuando él me dio esta tarjeta, el dinero que ya era mucho en aquella época rindió aún más, lo suficiente para tener una vida simple y buena. Si hay alguien que sabe transformar uno en cien es nuestro padre, él va a conseguir levantar la empresa y todo se va a arreglar.
Lize: Mi madre nunca va a aceptar.
Sara: No va a aceptar, por eso necesitas huir. Solo vas a volver cuando hayan cerrado este contrato y ahí resolveremos todo. Serán solo algunos días y te irás a casar como siempre soñaste, por amor, Lize.
Lize: ¿Cómo haremos esto, Sara?
Sara me cuenta todo su plan y dormimos juntas, finalizando todos los detalles.