Ella solo quiere terminar sus estudios y cubrir todas las deudas de su padre.
Él la desea y hará hasta lo imposible por tenerla.
Un contrato, una historia y rosas amarillas que marcaran el principio de un nuevo capitulo para ambos.
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La deuda
La puerta de la habitación se cerró, Alma camino hasta la cama y se arrojó en las suaves sabanas rosas,
miro el techo, sus ojos se llenaron de lágrimas tan solo tres semanas habían pasado desde que su pesadilla comenzó.
Hasta sus diez años de vida, Alma recuerda tener una vida feliz llena de lujos, rodeada de los dos
grandes amores de su vida su madre y su padre. Pero un trágico accidente se cobró
la vida de su madre y lo destruyo todo.
Su padre Edward Jones comenzó a beber, recorrer bares lo reunió con personas de moral dudosa, tanto así
que su vida se sumergió en apuestas y alcohol.
La vida de ensueños y comodidades de Alma lentamente desapareció, al igual que amigos y familiares
que se alejaron, había perdido todo y tan solo les quedaba una pequeña casa que mantenían con los distintos trabajos de su padre. Este fue despedido de la empresa en la que trabajo por casi 15 años, porque un día fue a trabajar complemente ebrio.
Aun así, Alma era feliz con su padre trataba de ayudarlo, pensaba que la tristeza acumulada en el corazón
de este hombre se debía a la ausencia de su madre y a la culpa que sentía por ser él quien conducía esa trágica noche.
Ella se convenció de que cuando él superara la perdida volvería a ser el hombre que era antes, los años así
transcurriendo, con gran dificultad termino sus estudios secundarios, busco trabajo para cubrir las interminables deudas de juego de su padre, a quien innumerables veces tuvo que buscar de hospitales por estar severamente golpeado o pagar fianzas en las delegaciones policiales, ya que era arrestado por generar
disturbios en los bares a los que concurría.
Siendo una adolescente asumió la responsabilidad de hacerse cargo de un padre alcohólico y las innumerables
deudas de juegos, pero gracias a su dulce personalidad y la caridad de un compañero de estudio consiguió un trabajo como mesera en el turno noche de la cafetería ubicada a pocas cuadras de su hogar, para continuar con sus estudios universitarios.
Alma lejos de ser una joven ambiciosa solo soñaba con una vida tranquila, graduarse, encontrar un
trabajo estable y formar una hermosa familia.
Pero todos sus planes fueron arrojados a la basura exactamente hace tres semanas, cuando volvió a su
casa a alta horas de la noche y vio a su padre en la sala del comedor sentado junto a un hombre elegante que vestía un traje azul marino y zapatos negros que brillaban aún con la tenue luz del lugar, Alma camino hasta ellos y se encontró con los ojos llorosos de su padre, en la mesa una serie de documentos
desparramados y una sonrisa arrogante que le heló la sangre.
- ¿Qué sucede?
Los grandes ojos de la joven se posaron en su padre, no tuvo tiempo de ser cortés y saludar pues entendía
por la fisonomía de estas personas que la situación era compleja.
-Mi bebé, puedo explicarte, entre sollozos Edward quería decir una que otra palabra, pero fue
interrumpido por el extraño junto a él.
-Vengo a cobrar el dinero que me debe, tiene un atraso de seis meses.
- ¡¿Qué?!
Alma tomo los papeles que se encontraban sobre la mesa, los leía sin creer lo que sus ojos veían, innumerables
solicitudes de préstamos, de los cuales ella nunca había visto un centavo.
- ¿Qué hiciste\, papá? Las lágrimas se dieron paso en el rostro aterciopelado de la joven.
-Lo lamento, lo lamento hija, pensé que lo iba a poder pagar, si tan solo me hubiera tocado un golpe de
suerte, pero…
Alma golpeo la mesa. - ¡Una racha con suerte!
El sonido continuo de las palmas del Lion, hizo que estos dos voltearan a mirarlo.
-Mi tiempo vale, quiero mi dinero.
- ¿De cuánto es la deuda?
La voz temblorosa de Alma surgió entre las lágrimas.
-Medio millón-
- ¿Qué pasa si no contamos con ese dinero? La joven interrogaba con temor\, y Edward sostenía su cabeza con
ambas manos sin poder mirar a su hija.
Lion llevo su cuerpo hacia delante apoyo sus codos sobre la mesa y entrelazo sus manos antes de hablar.
-Inicio un procedimiento legal, tu padre es encarcelado… se detuvo observo la casa con una mueca de
satisfacción… y todo esto es mío.
-No por favor, no … Deme más tiempo por favor. Edward se arrojó de la silla y sus rodillas tocaron el suelo
implorando piedad.
- Suficiente\, Lion tomo su teléfono\, pero antes de marcar Alma toco sus manos\, este levanto su mirada para
encontrarse con el bello rostro de la joven que aún dejaba caer lágrimas por
sus mejillas.
- Debe existir otra manera, déjeme arreglarlo, tiene mi palabra, esta no sería la primera vez que la joven de tan solo 22 años se hace cargo de las deudas de su padre.
Sus palabras fueron la declaración más dulce a los oídos del acreedor que la miraba con los ojos
entrecerrados.
-Mm… entonces tú serás mi garantía. Lion observo a la joven de pies a cabeza, levantando una de sus
cejas.
-¡¡No, nunca, mi hija jamás!!- grito Edward que se levantó del suelo enfurecido.
-Bien si así lo quieren, los dedos de Lion marcaban lentamente cada dígito hasta que nuevamente es
detenido por la voz temblorosa de Alma.
- ¿Qué debo hacer?
Muchas felicidades autora.