Melissa Moreira, de 25 años, es veterinaria. Perdió a su madre durante el parto, pero su padre siempre cuidó muy bien de ella y de su prima Valentina, quien perdió a sus padres en un accidente. Melissa tiene una relación complicada y abusiva. Tras un acontecimiento trágico, se aferra a la amistad de Augusto, un empresario del sector agroalimentario. Hermoso, rico y heredero de una fortuna millonaria, el Agroboy más deseado.
Quizá un cambio de ambiente le ayude, pero ¿será capaz de liberarse de su relación abusiva? Melissa es muy decidida en muchas cosas, pero en asuntos de amor es totalmente ingenua. Después del trauma, una nueva amistad puede convertirse en un vínculo inesperado, un amor que transforma y sana.
A pesar de su dulzura y ternura, nuestra querida Melissa también es ruda, directa y celosa.
¡Y ahora el Agroboy ya está completamente hechizado por la belleza de la dulce y celosa Melissa!
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Capítulo 1
A
Hola.. Voy a presentarme a ustedes.
Me llamo Melissa Moreira, tengo 25 años y soy una apasionada de la vida en el campo. Nací y crecí en la hacienda junto a mi padre. Me gradué en veterinaria y eso es todo.
Las actividades en la hacienda ocupan todo mi día. Salgo con Eliezer Santiago hace 2 años, nuestra relación no está yendo muy bien. Él vive en la ciudad y yo en la hacienda. Nos conocimos el día de la despedida de soltera de mi prima, él viene aquí los fines de semana o yo voy hasta la ciudad, aunque no me gusta estar lejos de mi padre y de los animales yo voy solo para complacerlo, pues a él no le gusta la vida de la hacienda. A Papá no le agrada mi noviazgo con él, pero no interfiere en nada.
Pero ahora necesito ir allí a cuidar de una yegua que está en trabajo de parto, pobrecita y es joven y arisca y ya está pariendo luego dos. ¡Qué bicha vieja y valiente y los peones están locos con ella!
Estoy llegando a la pesebrera y veo a un peón loco pues la yegua está sufriendo. Por eso no me gusta estar lejos de la hacienda. Acababa de llegar de la casa de Eliezer y ya tuve la noticia. Corro para las pesebreras.
- ¡Nuestra Señora patrona, esta yegua no lo va a lograr! Ya tiene horas que ella está aquí y ni señal de los potros.
- Calma Sérgio, es normal uai. Parece que nunca viste una yegua pariendo sola.
Del modo en que estaba solo me lavé y entré.
El potro está virado, luego ya inicié el proceso para ayudar a virarlo y gracias a nuestra señora dio cierto. En media hora la yegua ya estaba con sus crías.
- ¿Estás viendo Sérgio, todo dio cierto, ahora solo necesitamos hacer una medicación en ella para ayudar en caso de infección debido a las horas que ella quedó expuesta. Voy a hacer la receta y tú corres en la ciudad y compras todo. Voy a entrar y ver qué mi padre hace de tan importante que no vino a verme aún.
- Está bien patrona. Pero antes mejora esa carita triste sino él va a preocuparse contigo.
Sérgio es uno de los peones más antiguos aquí en la hacienda. Él es su familia trabaja para nosotros. Su esposa Fátima es como una madre para mí.
- ¡Me conoces mismo eh!
- Conozco sí niña. Toda vez que vuelves de la ciudad quedas con esa carita triste. Esos días de viaje eran para dejarte feliz.
Solo bajo la cabeza y entro para la casa. Entro por la cocina y Fátima ya preparaba el almuerzo, pero cuando me ve viene a darme un abrazo.
- Hola fatinha, ¿qué olor maravilloso es ese?
- Hola hija, estoy haciendo tu plato preferido. Un arroz de rabo y una farofinha de plátano.
- Ay qué delicia. Ya dio hasta hambre. ¿Y mi padre dónde está fatinha?
-Él está en el escritorio niña. Pasó el fin de semana casi todo allá. Él ni comió derecho esos días.
- Voy allá a verlo. Estoy muerta de añoranzas. Y hoy él come con certeza, al final ese arroz es irrecusable.
Salgo de allí ya preocupada. Papá no comer derecho es novedad de preocuparse. Mi viejito es fuerte y vende salud, comer es una de sus pasiones.
Bato en la puerta y luego escucho él hablando que puede entrar.
- Hola paizinho. Qué añoranzas de ti.
Corro hasta él y le doy un beso en la frente y le pido la bendición.
- Padre qué está sucediendo, parece medio abatido.
- No es nada hija. Solo estaba cuidando de unos papeles y acabé no comiendo derecho.
- Pero hoy usted va a comer. La fatinha está haciendo algo que yo y usted amamos comer.
Él da una sonrisa medio forzada y yo percibo que está tembloroso. No me preocupo, pues es falta de comer.
- Humm hija, por su animación solo puede ser arroz de rabo.
- Usted me conoce no es mismo padre. Voy a ir a tomar un baño y ya vuelvo para nosotros almorzar.