MOMENTOS QUE SE PIERDEN

Hola mis queridos lectores, se que muchos ya leyeron esta novela, pero gracias a muchos comentarios decidí bajarla y reescribirla, le cambie algunas cosas y agregue unas mas. espero les guste y espero sus criticas, muchas gracias por todo su apoyo.

CAPITULO 1

Narra Romina

Vengo a contarles mi historia… tal vez no sea la mejor historia de amor pero es mi historia de amor y superación… Soy Romina tengo 45 años de edad y tres hijas hermosas, no es porque sean mis hijas pero son personas maravillosas. Soy  ama de casa, desde que nació mi hija mayor deje mi vida personal y profesional de lado para ocuparme de ella, a nivel personal me siento muy satisfecha ya que veo que no fue en vano, miro a  mis hijas bien educadas, estudiosas y amables con quien sea.

De apoco y sin darme cuento con el tiempo me fui alejando de mis amistades, deje mi carrera de lado y antes de dar a luz renuncie a mi trabajo ya que yo misma quería ocuparme de mi hija apenas naciera, cuando quede embarazada, estábamos ahorrando para comprarnos una casa, pero Alejandro se quedó sin trabajo de un día para el otro y todos nuestros ahorros de fueron en gastos de la bebé mientras él conseguía y trabajo nuevo y tuvimos que ir a vivir con sus padres ya que no teníamos adonde más ir… al principio fue bastante difícil ya que Alejandro es hijo único y como a cualquier madre de un varón ninguna mujer es buena para su hijo, yo traté de adaptarme a una casa que no era mía a convivir con personas que más de compartir un almuerzo o cena no había hecho en cuatro años, es muy difícil aprender a convivir con otras personas… Luego de unos meses después de dar a luz a Julieta mi hija mayor Alejandro consiguió un buen trabajo el cual nos ayudó a salir de muchos aprietos pero no nos alcanzaba para volver a juntar nuestros ahorros, pasaron tres años y nació Juliana, estábamos construyendo un departamento en la parte de atrás de la casa de los padres de Alejandro, él no quería irse alquilar a otro lugar ya que para él era tirar el dinero asique él y sus padres decidieron hacer un pequeño departamento, no era exactamente lo que yo esperaba… pero el estar un poco mas alejada y el tener un poco mas de privacidad, la vida de convivencia con mi suegra no ha sido la mejor en estos años… todo el tiempo se mete en la manera de educar a Julieta en los horarios de comida que le impongo a mi hija y hasta lo que le doy de comer controla, desde que la bebé nació quiere hasta bañarla hacer todo lo que me corresponde como madre y la verdad me molesta bastante, solo espero que termine rápido la construcción del departamento…

Un año después terminamos la construcción del departamento nos instalamos e hicimos del el nuestro hogar, nuestro pequeño rinconcito familiar, Alejandro nunca fue un hombre demasiado atento ni mucho menos romántico pero bueno con los años me acostumbre lo que si no puedo negar que es un muy buen padre siempre estaba pendiente de que a las niñas no les faltara nada. Seis años después llegó a nuestras vidas Guadalupe, quien puso toda la casa de cabeza ya que sus hermanas ya eran grandes y ella al ser un bebé demandaba mucho tiempo pero poco a poco la familia se fue acomodando, toda la familia fue acomodando cada uno a su tiempo… los años pasaban las niñas crecían y yo cada vez me sentía más orgullosa de verlas volar poco a poco con el tiempo Alejandro logró juntar unos ahorros más pero la economía del país no ayudaba y no nos alcanzaba para poder tener nuestro propio hogar, así que decidió comprar un local comercial y comenzó un nuevo proyecto yo no estaba muy de acuerdo pero él nunca me escuchaba pero si él creyó que era lo mejor para mejorar nuestra situación económica  así lo acepte. Julieta estaba por comenzar su licenciatura en Psicología, Juliana estaba estudiando veterinaria y Guadalupe ya casi terminaba el secundario

Yo veía como los días pasaban y todos seguían con sus vidas adelante y yo estaba ahí varada emocionalmente, mi vida estaba literalmente detenida en el tiempo, me preparo un café y me siento a mirar por la venta como llueve mientras pienso en todos los años que han pasado y todo lo que no he hecho por mi… deje mi carrera de lado y ya soy muy grande para conseguir un trabajo mis hijas prácticamente no me necesitan, ya son adultas casi, debería buscar algo para hacer para pasar el tiempo ya las niñas no me demandan tanto tiempo y siento la necesidad de ocuparme de mi… creo que ha llegado el momento de ocuparme de mi, pero son tantos años de ocuparme de los demás de saber que es lo que querían o necesitaban que yo siento que ya no me conozco, yo ya no se ni que es lo que me apasiona ni encuentro interés por nada son tantos años de dedicarme a los demás que mis necesidades quedaron a un lado, todo estos pensamientos me hacen derramar una lágrima y al escuchar la puerta abrirse el ruido me saca de mis pensamientos.

Hola amor como estas- me saluda Alejandro con un beso en mis labios al entrar busco sentir su calor en un abrazo que es muy ligero al pasar mi sensibilidad no se hace notar y él se va a duchar

Quieres algo de comer- le ofrezco mientras limpio mis lagrimas que salen sin pedir permiso

Si puede ser- me grita desde la habitación, de inmediato preparó un sándwiches y al terminar de ducharse aparece - como te fue esta mañana en el doctor que te dijo - pregunta mientras come y enciende el televisor

Me mando hacerme unos estudios, para asegurarse que no tenga nada malo

mmm, esta muy bueno esto - dice mientras come su sándwiches, al ver que ni siquiera escuchó lo que dije tomo mi monedero y salgo de la casa - a donde vas

A comprar algo para la cena - digo y cierro la puerta un nudo se forma en mi garganta al sentirme sola y desentendida por mi esposo, voy saliendo y me encuentro con mi suegra que miraba sus plantas como estaban después de la fuerte lluvia

Vas a comprar - me pregunta Marta, trago grueso para que no se note mi voz angustiada y respondo

Si necesita algo

No… podrías haber salido antes que Alejandro llegara ahora quien lo atenderá- respiro profundo ante su comentario

Su hijo ya está atendido sentado viendo un partido de fútbol con un sándwich en sus manos - cierro la puerta de la calle antes que me diga algo más y no pueda controlar mis palabras.