Santiago Santoro, es un empresario muy exitoso que le huye al amor y no desea por nada del mundo formar una familia, por tal motivo se comprometió con Diana Lois, una mujer fría, calculadora y ambiciosa al igual que él. Sin embargo, su abuela Giovanna no está dispuesta a ver como su nieto se arruina la vida a lado de una mujer frívola, y le exige que cambie de opinión o de lo contrario perderá toda su fortuna. Santiago con miedo a perderlo todo, decide alquilar un vientre y tener el hijo que tanto desea su abuela, sin arruinar la hermosa figura de su novia. Pero de repente su vida cambia por completo, cuando debe dirigirse a un hospital a buscar a su verdadera hija, una hermosa niña prematura, de ojos claros que necesita con urgencia un tratamiento médico para salvar su vida.
Sin embargo, Karen Jones ¿Será capaz de abandonar a su hija realmente ? o ¿Hará todo lo posible por estar a su lado?
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Capítulo N°18
Dos meses habían pasado desde la última vez que Santiago fue al club y estuvo reunido con Pietro. Desde esa noche no volvió a poner un pie en ese lugar y se prometió no regresar hasta no tener novedades o encontrar a Estrella; además no tenía sentido regresar sí Cielo ya no trabajaba más ahí.
Ahora se encontraba en su departamento, estaba tomando una ducha y de solo recordar a esa joven misteriosa su miembro reacciona como cuando era adolescente, todas sus hormonas se revolucionan de solo recordar su piel y su aroma tan exquisito.
⎯ ¡No otra vez, esto parece un castigo divino!⎯ golpea la pared ya cansado de la situación.⎯ Aquí vamos de nuevo.⎯ murmura y se observa por un instante antes de comenzar a auto complacerse.
Todas la mañana debía repetir la misma acción para liberarse y su agonía era eterna, porque cada vez que recordaba a Cielo obtenía la misma respuesta. Para colmo Diana estaba de viaje en Italia y faltaba un mes para su regreso.
Una vez que se relajó por completo, salió del baño, se cambió como siempre con un traje a medida. Mientras desayunaba algo ligero, porque últimamente no soportaba comer nada dulce por las mañana, porque le causaba náuseas y una terrible acidez que culpaba a su estado de nerviosismo, llamó al investigador para saber si había encontrado alguna pista de Estrella.
⎯ Buenos días detective, me tiene alguna noticia.
⎯ Buenos días señor Santoro, ya le dije que si tenía alguna novedad del caso, yo lo llamaría.⎯ responde cansado de tanta presión.
⎯ Señor, mi abuela me aseguró que usted es el mejor en su trabajo y ya han pasado dos meses y no sabe absolutamente nada de esa mujer, ni siquiera se ha acercado a una pista fehaciente.⎯ gritó sin disimular su furia.⎯ Sabe lo que creo, que usted solo es un estafador y me está viendo la cara.
⎯ Ya le expliqué, la señora Daniela cambia constantemente de ciudad, es como si supiera que la estoy investigando.⎯ hace un silencio para pensar una respuesta rápida.⎯ Creo que debe tener un cómplice que le advierte de mis movimientos.
⎯ ¡Entonces encuentre a ese cómplice, antes que Pietro lo encuentre a usted!⎯ contestó visiblemente molesto.⎯ Necesito resolver este asunto cuanto antes ¿me entendió?
⎯ Sí señor.
⎯ Eso espero.⎯ respondió antes de colgar la llamada.
Santiago, ya desconfiaba de las habilidades de ese hombre, pero su abuela le aseguraba una y otra vez que era el mejor y debía confiar en él.
El detective se giró en la cama y acarició las nalgas desnuda de la bella joven que estaba a su lado, con ronroneos Daniela se despertó, volteo su cuerpo y le sonrió.
⎯ Hola cariño.- murmuró mientras estiró sus brazos por detrás de la cabeza dejando a la vista su hermosa figura.⎯ Es muy temprano. ¿Con quién hablabas?
⎯ Era Santoro.⎯ contestó sin dejar de acariciar cada centímetro de la piel de su acompañante.⎯ Creo que sospecha algo, pero ya le daré pistas falsas y lo desviare de tu camino.
⎯ Eres increíble. Ahhh, ahhh.⎯ dice al sentir la mano firme del detective tocando su intimidad.
⎯ Lo sé, por eso me adoras.⎯ la sigue tocando con movimientos suaves y precisos.⎯ Dime que me amas.⎯ exige a medida que presiona con más fuerzas.⎯ ¡Dilo!
Ella lo atrae para no responder y lo besó con tanta pasión que al separarse puede ver que su objetivo estaba cumplido. Lo había excitado a tal punto que con voz ronca le murmuró.
⎯ Te necesito, mi diosa.
⎯ Y yo a ti.⎯ susurra pensando que seguramente no era de la misma forma y le sonríe.
⎯ Mi vuelo sale en dos horas, quiero mi despedida.⎯ se inclina un poco y comienza a besar la desnudez de piel hasta llegar a su intimidad.⎯ Lo de anoche no fue suficiente.
⎯ Tienes razón, cada día que pasa te deseo más.⎯ respondió y giró su cabeza para ocultar el descontento que le causa estar con ese hombre, su cuerpo no era para nada musculoso, su nariz grande cubría casi todo su rostro y la verruga cerca de su labio le provocaba escalofrío cada vez que la besaba. Sin embargo sabía que tenía que complacerlo para no ser llevada frente a Pietro, porque seguramente no saldría con vida de ese lugar.
⎯ ¿Te gusta?⎯ preguntó Rolando.
⎯ Me encanta.⎯ mintió Daniela.
En la habitación de la pequeña casa, los gemidos se intensificaron a medida que los minutos pasaban. Luego de tener relaciones tomaron una ducha y Daniela lo llevó hasta el aeropuerto, en su nuevo auto. Una vez dentro de la sala de espera ella le preguntó mostrando interés.
⎯ Cariño, ¿cuándo regresas?
⎯ En 15 días, debo desviar la investigación e intentar que mi esposa no sospeche que ahora tengo a una diosa a mi lado.⎯ la beso y ella giro su rostro en forma de descontento.⎯ Dani, ¿qué sucede?
⎯ No me gusta saber que vuelves con ella, te quiero solo para mí.⎯ finge estar celosa.
⎯ Lo sé cariño, pero no la puedo abandonar.⎯ explica con paciencia.⎯ Ella está enferma y me necesita.⎯ acaricia su rostro.
⎯ Yo también te necesito, estoy sola en este lugar, no conozco a nadie y te extraño con locura cada vez que te vas.
El vuelo fue anunciado por los parlantes y él verifica su boleto, Rolando tenía que embarcar pero le dolía dejarla en ese estado.
⎯ Corazón, debo tomar el avión. Te prometo que apenas llegue te llamo y hablamos de esto.
Ella asintió con la cabeza mientras él secaba sus lágrimas y luego la besaba.
⎯ Te voy a extrañar.⎯ susurro cuando lo abraza.
⎯ Yo también.
El detective rompe el abrazo, se aleja y comienza a caminar hasta la puerta de embarque. Daniela lo saluda fingiendo tristeza y una vez que desaparece, se dirige a una confitería a esperar que aparezca algún extranjero buen mozo, con dinero para divertirse un rato. Estar con un hombre de cuarenta y cinco años, poco atractivo y que solo quería estar en la casa, le parecía demasiado aburrido, por eso buscaba diversión en otro lado.
Mientras tanto, Rolando dentro del avión recuerda el momento en que encontró a Estrella sumida en la depresión, en una pequeña pensión, sin dinero y temiendo por su vida. La historia que ella le contó era muy diferente a lo que le había dicho el señor Santoro y después de su primer encuentro, ya no pudieron separarse.
Desde ese momento él se encargó de protegerla. Ella era hermosa, joven, cálida y le brindaba lo que su esposa ahora no podía por su maldita enfermedad. Era la primera vez que le era infiel a su mujer, la madre de sus dos pequeños hijos; pero no se arrepentía. Sabía que no viviría mucho más tiempo y él merecía ser feliz y sus niños necesitarán una nueva madre. Por eso su plan era perfecto, a Santoro le cobraba fortuna por la investigación, a tal punto que se había comprado una casa y un auto en otro país, planeando un futuro con Daniela y sus pequeños.