¿Quién podría enamorarse de un misterioso hombre que solamente lo ve por las noches?
Rocío Martínez, una joven que se sacrifica día a día por su humilde familia. Con un primer amor que solamente le dejó inseguridades.
Sam Warren, un hombre que creció con todo el dinero del mundo, mujeriego y solitario. Que jamás a recibido afecto y amor de su familia.
Cómo estas dos personas tan diferentes pueden llegar a amarse incondicionalmente y enfrentarse a todos con tal de proteger su amor y a su familia.
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Rocío Martínez...
Soy Rocío Martínez, una joven de tan solo veinticinco años de edad, en los cuales me ha tocado trabajar muy duro para ayudar a mi madre soltera y a mis dos hermanitas pequeñas.
Hace un par de años estudié enfermería, ese siempre fue mi sueño desde muy pequeña, pero por cosas que suceden cuando uno menos se lo espera no pude terminar mi carrera, porque mi madre enfermó gravemente de cáncer, hace casi dos años y por ese motivo me vi obligada con el dolor de mi alma a dejar mis estudios en la universidad.
Desde el día que le diagnosticaron el cáncer de mama a mi madre, tuve que trabajar muy duro en lo que apareciera por ahí, para ayudar con los gastos médicos y los de la casa. Puesto que a mi madre no le quedó más remedio que dejar de trabajar.
Hice aseo en casas particulares, trabajé de mesera y también estuve en una lavandería planchando, hasta que se cruzó por mi camino la doctora Angelica, quien al conocer mi historia, siempre me ayudó y me recomendó en el hospital con sus pacientes para continuar con los cuidados en sus casas, una vez que fueran dados de alta.
Así conocí a la familia Bennett Hansen, ahí fue donde me enamoré por primera vez del señor Felipe Bennett, mientras me encontraba haciendo los cuidados de su esposa, yo me fuí enamorando de él en silencio al ver cómo sufría mientras lloraba por la mujer qué lo engañaba con otro hombre.
(Pensé que me entregaba a un buen hombre el día que hicimos el amor, pero me equivoqué por completo porque por primera vez se rompió mi corazón al darme cuenta de que mis sentimientos nunca fueron correspondidos.)
Así que tomé mis cosas y me fui de ahí lo más rápido que pude, pero con la frente bien en alto, ya que le dije sus cuantas verdades a ese hombre que no supo valorar mi sincero amor.
Lo único malo es que me quedé sin trabajo y sin poder ayudar económicamente a mi madre, que se encuentra últimamente un poco complicada de salud, puesto que hace unas semanas no la he visto muy bien, aunque ella quiera demostrar que es fuerte como un roble.
Así que comprenderán lo agobiada que me siento con su enfermedad y mis hermanitas, porque por el momento yo soy quien debe llevar la comida a nuestro humilde hogar.
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En este momento, estoy buscando empleo en algo más estable y con mejor salario, ya que por el momento limpio una casa dos veces por semana y por las noches ayudo al señor Carlos, que es dueño de un pequeño negocio de comida, el cual solo gano unos dólares con los que me alcanza solo para pagar la renta y algunas cuentas básicas.
(Viernes 12:30 a.m.)...
Al fin pude salir de mi trabajo y por suerte se encuentra a solo seis cuadras de mi casa y como de costumbre camino sola por la noche sin que me suceda nada, ya que es un lugar seguro y tranquilo para mí, porque conozco a casi toda la gente del barrio.
Este día, como es de costumbre, me llevo a mi casa algunas sobras de comida que el señor Carlos me regala, porque él es un buen hombre que con lo poco y nada que gana, de igual forma me da empleo para así poder ayudar a mi familia.
Pero... Mientras camino a casa, me encuentro con un hombre sentado en el piso al costado de la acera.
Fue extraño porque a él nunca antes lo había visto por ahí, ya que a diario suelo encontrarme con personas en situación de calle. pero siempre veo los mismos rostros. Así que traté de ignorar su presencia dando pasos largos y rápidos para pasar por su lado, pero cuando estaba justo en frente de él, escuché su voz ronca, grave y algo aterradora.
_ ¿Me podrías ayudar con algo de dinero?_ le escuché decir, mientras algo en mí me hizo detenerme y no pude evitar responderle.
_ Lo siento mucho, pero no puedo. Dinero es lo que menos tengo en este momento.
_ Es que muero de hambre._ me dijo manteniendo siempre su mirada al piso.
_ Si es hambre lo que tienes, te daré esto._ le dije mientras abría mi bolso y le daba algo de las sobras de comida que llevaba para mi familia.
Ese hombre solo estiró su mano para recibir la comida y luego se levantó del piso sin levantar la cabeza para ir en dirección contraria a la mía y perderse en la oscuridad de la noche, sin dar ni las gracias, solo se fue sin decir nada. Mientras que yo retomé mi camino para llegar pronto a mi casa, ya que mi madre debe estar muy preocupada por mí al estar caminando sola a esta hora.
Al otro día...
Como de costumbre, recorrí casi toda la ciudad buscando trabajo, pero como suele suceder, me fue mal porque en casi todos los lugares que fui me pedían estudios o experiencia de por lo menos dos años.
Ya de tarde noche me fui a trabajar con el señor Carlos, quien ya había abierto su negocio, así que al entrar tomé mi delantal y comencé a atender a las personas que esperaban por su orden.
(23:00 PM)
Ya que esta noche llegó más gente de lo habitual, salí más temprano porque el señor Carlos había vendido todo los platillos que había preparado para el día y por lo mismo no hubo sobras, pero que de igual forma el señor Carlos, para que no me fuera con las manos vacías, me preparó cuatro sándwiches.
Caminando a mi casa y a solo dos cuadras de llegar, me volví a encontrar con ese hombre misterioso que había visto el día de ayer, pero esta vez se encontraba de pie, ¡Como esperando a alguien!
Por alguna razón inexplicable, ese hombre no me causa temor y caminé como de costumbre, pero sí tratando de ignorar su presencia.
_Tienes algo de comer._ me dice aquel hombre con esa voz tétrica y aterradora que ya había escuchado.
Me volví a detener...Nunca he podido negar a un necesitado la comida y, con el dolor de mi corazón, le entregué uno de los sándwiches que me preparó el señor Carlos. (Digo con el dolor de mi alma porque ese sándwich sería el mío, ya que sería incapaz de dejar a mi familia sin comida).
_Aquí tienes, que lo disfrutes._ le dije mientras le entregaba el sándwich.
_Eres una chica muy amable._ me respondió, levantando su rostro. Al verlo, vi que llevaba una máscara puesta.
_¿Por qué te cubres el rostro con esa máscara?._ le dije ya que no pude evitar preguntar.
_ Porque llevo una horrible cicatriz._ me respondió, para luego dar la vuelta y caminar dándome la espalda para perderse por lo más oscuro de la calle.
Esta vez quedé aún más intrigada por aquel hombre porque ya es la segunda vez que hablo con él y ni siquiera se cuál es su nombre.
será que no es hijo de alguno de los dos?
o será adoptado?
de pana porq las madres tampoco tanto, debería estar en un psiquiátrico.