Reencarne: En Mi Primera Vida

Boa se encontraba en su habitación buscando, dónde era que había dejado aquel collar, ya que quizá podía tratarse de un objeto mágico, el cual estaban utilizando para poder matar al príncipe, porque es bien sabido que los dragones tienen una fuerza casi inagotable, ellos aún no estando desarrollado como dragones totalmente, son más fuertes que cualquier persona, no se cansan con rapidez, por eso le parecía muy extraño de que esa noche el joven estuviese muy doblegado.

Flora Mientras tanto, se acercó seductoramente hacia el príncipe.

Él al verla cambió su expresión la cual antes había sido calidad, a una frialdad que le podía helar los huesos a cualquiera, aunque realmente él siempre había sido así, nunca demostraba sus sentimientos y la única persona con la que estaba siendo cálido es con Boa su salvadora, y por el hecho de que le cae bien y siente ese no sé qué, que le inspira confianza. Pero, en cambio, esta chica quién era la misma, que la noche anterior la que se encontraba llorando, podía ver detrás de esa sonrisa falsa y fingida, que no era una buena persona y que no tenía buenos pensamientos, además de que el olor de su perfume era repugnante... Típico de una cazafortunas cualquiera.

_ Joven príncipe, Es un honor verlo por aquí... Dijo esta haciendo una reverencia poco ética, mostrando más que todo el escote de su vestido.

(Qué tonta, ¿En verdad piensa que voy a caer en sus encantos?, ¡Por favor estoy acostumbrado este tipo de mujeres!)

_ Veo que usted es la misma persona de ayer, señorita.

Ella apareció sorprendida y halagada al ser recordada por él. Pero su sonrisa se borró instantáneamente momentos después.

_ No sé qué hace aquí o quién es, pero yo no vine a hablar con usted, yo vine a hablar con la señorita de la casa, lady Boa.

_ Yo... Yo... Soy... Su prima... Vivo aquí Prin... Príncipe.

( Qué fastidio, de paso finge ser tímida, cuando puedo ver que no es así, es la típica mujer que pretende ser tímida para agradar a hombres, pero lo siento no soy ese tipo de hombres que se aprovechan o se sienten atraídos por esas tonterías, no me gustan las mostronas, es como si insinura con su coqueteria lo que es capaz de hacer, pero a la vez finge ser fragil y tímida)...

_ Con que usted es su prima, entonces veo de muy mal gusto, de que meta a su prima en problemas, armo un escándalo y que todavía pretenda que su novio o quien sea que sea el patético rubio de ayer, intentara golpear a Lady Boa, no sé cuál sea su condición señorita pero tampoco me interesa, así que por favor retírese de mi vista que no la quiero ver, no me gustan las personas como usted, además abríguese que hace algo de frío no cree... Esto último lo dijo para darle en su orgullo.

A Flora se le abrieron los ojos como platos, jamás espero esas palabras tan crueles del príncipe pero no estaba dispuesta a retroceder: Príncipe yo solamente vengo a advertirle que mi prima no es la santa paloma que aparenta ser, ella es una persona cruel que me hace mucho daño, se burla de mi madre que falleció, me llama huérfana y es muy mala conmigo, ella finge ser algo que no es, es muy mala y debería alejarse de ella, por su bien.

_ No eres nadie, absolutamente nadie, para decirme a mí, de quién me tengo que alejar, solo veo a una persona envidiosa, que no soporta el brillo de su propia prima, que no es agradecida con vivir en el mismo techo que ella, porque no sé cuál sea su situación pero está aquí, y lo mínimo que deberías hacer es agradecer por cada plato que te dan de comida, porque no eres responsabilidad de nadie, y fuera de mi vista, si no quieres que acabe contigo ahora mismo... Lo dijo de manera fría y despectiva haciendo que Flora sienta un temblor por todo su cuerpo, y la humillación latente en las palabras que acababa de decir es príncipe tan hiriente.

Ella se fue corriendo de allí y llorando a la vez, cuando venía Boa de regreso choco con su prima.

_ Estúpida Mira por dónde caminas... Le dijo Boa empujándola.

Al ver que se trataba de Boa, Flora le gritó: Eres una maldita, no puedo creer que hayas puesto al príncipe en mi contra... Y salió corriendo de nuevo y llorando, para su habitación. (Ahora la odiaba más, odiaba cada parte de Boa).

Boa nuevamente se acercó al príncipe: Disculpe la tardanza majestad, lo que pasa es que no encontraba el objeto, aquí tiene.

Lucian al ver de qué se trataba identifico rápidamente qué era, y vagamente recordó que algo brillaba mientras colgaba del cuello de esos hombres pero al estar en peligro y sentirse mal no le prestó mucha atención, pero ahora que lo veía bien sabía que era.

_ Esto... ¡Es un pequeño pedazo de una escama de Dragón! No puedo creerlo.

Boa se dio cuenta de que la situación era más seria de lo que pensaba.

_ Permítame decirle majestad, sé que no soy nadie para advertirle nada, pero si la persona que mandó a asesinarlo, les dio esto a Los Mercenarios, quiere decir qué es una persona cercana a ustedes, o que al menos tiene contacto con algún dragón.

_ Había escuchado de mi padre, que una persona que practique brujería con magia negra, puede hacer ese tipo de cosas, pero esto no es lo peor, la parte de esta escama tiene que pertenecer a mi padre, lo se solo el mi hermano son Dragones Albinos.

Boa se dio cuenta de que la situación era muy seria, y no quería comprometerse nada, pero no podía dejar de hablar.

_ Tenga mucho cuidado, no sé qué tipo de enemigos pueda tener, debe advertirle a su padre lo que está pasando, y sobre este objeto, posiblemente la persona que lo atacó, lo confundió con el príncipe heredero, o tiene algo encontrado usted por alguna razón.

El rostro de Lucian estaba sombrío, que causaba escalofríos con solo mirarlo, su mente empezó a maquinar, pero no sabía de quién se podría tratar.

Y luego volvió a mirarla, sintiendo otra vez esa calidez inexplicable: ¡Te necesito!

_ ¿Que? Exclamó Boa roja como un tomate.

_ ¡Perdón!, No fue mi intención asustarte, pero veo que eres una persona muy inteligente, yo soy muy fuerte, pero en este momento mi cabeza no da para pensar de quién se puede tratar. Perdone mi imprudencia, pero necesito su ayuda, sé que las mujeres son más inteligente en este tipo de cosas, ya que pueden ver a través de las personas sus verdaderas intenciones muchas veces, y veo que usted es una de ellas.

Boa estaba algo confundida y le dice: ¿Y qué pretende que haga yo?.

_ Realmente, no lo sé, pero me gustaría que me acompañara a mi país.

_ Eso es una locura príncipe, ¿Cuál sería la razón o motivo de que yo vaya con usted?, Suena algo apresurado, cálmese y piense bien las cosas.

_ ¡Lo siento!, fue muy imprudente de mi parte, pero no me puedo ir sin antes pedirle un favor... sintió sus mejillas arder no entiende por qué fue tan imprudente no era propio de él, pero parece que esa chica en cuestión de minutos, pueda sacar a relucir la personalidad diferente que él puede llegar a demostrar y que no conoce.

_ ¿De qué se trata?

_ Piénselo... Si en algún momento decide ayudarme, hágamelo saber, ahora que me voy a independizar más que nunca necesito aliados, pero entiendo su punto y su posición, ssted todavía está joven y quizá está esperando comprometerse con alguien, no quiero quitarle ese derecho.

Ella rápidamente contestó: ¡No se preocupe no estoy en mis planes casarme!... Lo dijo tan rápido que se avergonzó.

Él la volvió a mirar extrañado, pero a la vez en su corazón sintió un alivio al escuchar que en los planes de ella no esta casarse aun, no es como si le importara claro.

Pero por otro lado empezó a decirse el mismo: (Quizás es por ahora, pero cuando conozca el amor seguramente se casara, ya ha hecho mucho por mí en realidad no debo ser egoísta, fue muy imprudente lo que dije hace un momento).

_ Está bien respeto su decisión, la comprendo pero algo sí le voy a decir, va a saber de mí con mucha más frecuencia, no pienso alejarme de usted, espero que podamos tener una linda amistad, dijo él tomando las de las dos manos...

Y todo el escenario era visto, por los ojos envidiosos de Flora, quien aún lloraba al ver como trataba el príncipe con delicadeza a la desgraciada de Boa, y a ella hace momento le dio la peor humillación de su vida, tenía los dientes apretados y las lágrimas corrían por si rostro mientras se aferraba a su collar como si la piedra que este portaba le fuese a hacer un milagro.