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"Infancia Robada, Poder Sellado"

"Infancia Robada, Poder Sellado"

Status: En proceso
Genre:Venganza / Familias enemistadas / Secretos de la alta sociedad / Mundo mágico
Popularitas:3.9k
Nilai: 5
nombre de autor: Vic82728

En las tierras frías del Reino de Belfast, un niño fue arrancado de los brazos del amor y lanzado al abismo del desprecio. Victor, de apenas ocho años, sobrevive bajo el techo de sus propios enemigos, el Rey y la Reina que arrasaron su pasado. Lo llaman débil, lo humillan, lo marcan con su odio… sin imaginar lo que realmente duerme en su interior.

Esta no es la historia de un héroe elegido. Es la travesía de un alma quebrada que se arrastra por los escombros del trauma, el dolor y la soledad. Cada mirada de desprecio, cada palabra cruel, cada herida invisible es una chispa que alimenta una tormenta silente. Y cuando el momento llegue… ni el trono ni la sangre real podrán detener lo que ha nacido del silencio.

Un cuento oscuro donde no hay luz sin sombras, ni infancia sin cicatrices. Un viaje que transforma al niño temeroso en la incógnita más temida por todos.

NovelToon tiene autorización de Vic82728 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 4 – Donde el silencio respira

El castillo de Belfast era un monstruo. No de carne ni hueso, sino de piedra, ecos y pasillos sin fin. Respiraba en las noches, crujía en los días, y murmuraba en sus rincones más antiguos. Nadie hablaba de eso. Pero Víctor lo sentía.

Había algo bajo el suelo. Algo que no dormía.

---

Esa mañana, como otras tantas, fue sacado de su celda con brusquedad. Los guardias no decían nada. Solo lo llevaban, arrastrándolo entre corredores fríos y escaleras que descendían demasiado. No hacia las zonas nobles. No hacia los jardines.

Sino más abajo.

Hacia el corazón oculto del castillo.

—Aquí no traen a cualquiera —dijo uno de los guardias con un tono que no supo si era amenaza o advertencia.

El corredor era estrecho. Las antorchas apenas iluminaban las paredes húmedas. El aire olía a moho, a encierro, a cosas que no debían ser recordadas.

Finalmente llegaron a una sala circular, vacía salvo por una silla de hierro en el centro, encadenada al suelo. No había gritos allí. Solo el eco del goteo de agua y un zumbido lejano. Algo antiguo. Como un corazón latiendo bajo la piedra.

Lo ataron sin decir nada.

Y se fueron.

Lo dejaron solo.

---

Horas.

Días.

No lo sabía.

No había ventanas, ni relojes. Solo su respiración y el dolor del cuerpo. A veces escuchaba pasos. A veces risas apagadas. A veces… su propio nombre susurrado por voces que no estaban allí.

—Víctor…

Abrió los ojos. Nadie.

—Víctor…

La voz venía del muro. O de su mente. Era imposible saberlo.

—Están observando.

—¿Quién?

No hubo respuesta.

Solo el símbolo. El mismo de su celda. Grabado en la piedra, ahora más visible. Más definido. No era alucinación. Estaba allí. En la pared frente a él, brillando apenas con una luz grisácea.

Y entonces… algo pasó.

Uno de los muros se movió.

No con violencia. No con estruendo. Sino con un susurro, como si respondiera a su presencia.

Una rendija se abrió en la piedra, mostrando un pasaje oculto, apenas lo suficientemente grande para que cupiera un niño… si estuviera libre.

Pero él no lo estaba.

Apretó los puños.

Observó. Memorizó. Cada piedra. Cada grieta. Cada línea del símbolo.

Y luego la puerta se cerró sola.

---

Días después, lo soltaron.

Nadie explicó nada.

Pero desde ese momento, algo había cambiado. La rutina se volvió más cruel.

Carlos lo usaba como sirviente personal. Lo obligaba a limpiar las botas mientras hablaba de guerras que Víctor no entendía. Vanessa le ordenaba leer en voz alta textos humillantes, solo para corregirlo frente a otros y hacerlo quedar como un idiota. Lilith… simplemente aparecía. Observaba. Reía. Lo empujaba. Lo provocaba.

Pero él ya no reaccionaba como antes.

Ahora… observaba.

---

Una noche, durante una de sus tareas de limpieza en los corredores superiores, se perdió. O eso pensaron. En realidad, se desvió a propósito.

Recordó los pasos del pasadizo.

Recordó el símbolo.

Y lo encontró. En una biblioteca olvidada, entre columnas polvorientas y estanterías que crujían de vejez, había otra marca tallada. La misma forma. La misma presencia.

Tocó la piedra.

Nada pasó.

Pero supo que estaba en el lugar correcto.

Algo lo vigilaba. No los reyes. No Lilith.

Algo más antiguo.

Esa noche, cuando regresó a su celda sin ser descubierto, se recostó sobre el suelo helado, cerró los ojos… y por primera vez desde su secuestro, sonrió apenas.

Porque el castillo tenía grietas.

Y él era lo suficientemente pequeño como para colarse entre ellas.

Capítulo 4 – Donde el silencio respira (Parte 2)

Al día siguiente, las campanas del castillo resonaron con fuerza.

Víctor, medio dormido en la celda, abrió los ojos con sobresalto. No sonaban para él. Nunca lo hacían. Las campanas eran para la nobleza: para anunciar eventos, visitas, celebraciones… o castigos ejemplares.

Ese día, los pasillos vibraban con murmullos.

Se decía que había intrusos en la zona antigua del castillo. Unas pisadas en el polvo. Un libro fuera de lugar. Un símbolo grabado donde no debía estar.

El rey estaba furioso.

Pero no decía nada. Ni una palabra.

Solo lo mandó a llamar.

---

—¿Dónde estuviste anoche? —preguntó Carlos sin girarse. Estaba de pie junto al ventanal del trono, observando la lluvia golpear las tejas del palacio.

Víctor, de rodillas en el suelo, no respondió.

Carlos giró lentamente.

—Dije… ¿dónde estabas?

Silencio.

Vanessa, sentada en el trono como si le perteneciera por completo, sonrió apenas. Era la sonrisa de una loba hambrienta. A su lado, Lilith jugaba con una muñeca de porcelana.

—¿De verdad crees que puedes moverte por mi castillo sin que lo sepa? —continuó Carlos, bajando los escalones con lentitud—. Este lugar… me pertenece. Cada piedra. Cada sombra. Cada pasillo. Cada aliento.

Se detuvo frente a Víctor. Lo observó como si tratara de leerle el alma.

—Pero hay algo raro en ti. No huyes. No lloras. No suplicas.

Se agachó, acercándose tanto que Víctor podía oler el vino en su aliento.

—Tal vez crees que puedes ganar tiempo. Que puedes encontrar un rincón para esconderte. ¿Es eso?

Víctor bajó la mirada. Pero no por miedo. Por estrategia.

Carlos se levantó y dio una orden sin palabras.

Dos guardias lo arrastraron fuera del salón.

---

Lo llevaron a la cocina. No era un castigo físico esta vez. Era algo peor. Más meticuloso.

—Quiero que limpies esta sala entera —dijo uno de los cocineros con un tono cansado—. Pero sin que se note que has estado aquí. ¿Entiendes?

Y luego añadió:

—Si dejo caer una sola migaja… volverás a empezar.

Horas.

Pasaron horas.

Se le prohibió hablar. Se le prohibió sentarse. Cada error significaba empezar desde cero. Cada partícula de polvo mal limpiada significaba repetir la jornada.

Un juego cruel.

Vanessa pasó al anochecer, con su vestido rojo arrastrando elegancia por el suelo. Lo miró sin detenerse. Pero dijo una sola palabra:

—Mascota.

Y se fue.

Lilith apareció más tarde. Esta vez sola. Sentada en una mesa alta, comiendo fruta mientras lo observaba en silencio.

—Te están empujando, ¿verdad? —susurró al fin—. Esperan que caigas. Que te rompas.

Víctor no respondió.

—Pero no lo haces. Qué aburrido eres.

Tiró una manzana al suelo, cerca de donde él había acabado de limpiar.

—Ups.

Él se agachó. La recogió. No dijo nada.

Pero esa noche, mientras fregaba de nuevo por enésima vez el mismo rincón… notó algo.

Una piedra en la pared, más desgastada que las otras.

Una línea apenas visible, como una grieta artificial.

Un símbolo.

El mismo símbolo.

Esta vez no lo tocó.

Solo lo miró.

Y supo que no estaba loco. Que no era el único que lo veía.

---

Cuando volvió a su celda, extenuado, con los dedos rotos de tanto tallar, encontró un trozo de pergamino arrugado bajo su delgada manta de paja.

Sin firma. Sin rastro.

Solo una frase escrita con tinta negra:

“Hay otros que también odian.”

Víctor no durmió esa noche.

No por el frío.

Si no porque por primera vez en mucho tiempo… no se sintió solo.

1
Rubi Cuerbo
mui bien
Vic
No se preocupen ya subí el capítulo 36 y 37 mañana a la 7am se sube el capítulo 38
Rubi Cuerbo
quiero ver más capitulos
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