James Lewis

Después de recibir dos cartas de la mansión del marqués Rocher, James Lewis sintió la imperiosa necesidad de salir de su reclusión en las montañas donde había estado desde la muerte de su esposa hacia siete años, y de donde únicamente había salido una semana cuando su hija estaba en su lecho de muerte. El motivo de su viaje era que habían encontrado a su estudiante perdido, y al que tenía que entregar documentos muy importantes sobre su herencia. También quería volver a ver a su nieta, que decían que era la viva imagen de su esposa e hija difuntas, y probar las habilidades e inteligencia de esta y de su otro nieto, Matthew, que ya se había graduado con honores de la academia Imperial en el norte del país, la número uno del continente, como el mejor alumno de su clase y saltándose tres años de lo que normalmente tardaba su educación.

En su juventud había sido un joven brillante pero aventurero. Se graduó a los 14 años de la academia imperial, y luego de eso se dedicó a viajar por el mundo, pues creía que la mejor forma de obtener y mejorar su conocimiento era a través de la experiencia. Como excusa, había dicho que la práctica de idiomas y experiencia en el campo profesional, eran los motivos principales de su viaje, cuando era una verdad a medias, pues su vena aventurera tenía suficiente hambre como para comerse al mundo. En uno de sus viajes, luego de tres años de trotamundos, conoció a una bella chica, de cabellos azules y ojos púrpuras, de la cual quedó prendado inmediatamente. La joven mujer, que apenas había llegado a la mayoría de edad, decía ser una princesa hechicera de la ciudad Celestial, y al igual que él había salido a conocer un poco del mundo, y desde ese día, el joven James fue el compañero de aventuras y viajes de Camilla, la que sería su esposa y madre de su hija Sophie.

Sin embargo, un día mientras recorrían la ciudad Esmeralda del imperio de Jade, su amada Camilla había desaparecido, solamente había dejado una carta para él, diciendo que tenía que regresar a la ciudad Celestial, y no sabía cuando iba a volver, que no la esperara y que si su destino era encontrarse, tarde o temprano lo harían. James terminó su viaje ese mismo día, y se dirigió a la ciudad Celestial, pero le dijeron que sólo locales y los elegidos podían entrar a la ciudad, y que nadie más sabia como llegar, pues la ubicación era un secreto. Entonces, James decidió regresar a la ciudad del Atardecer la capital de su imperio del Sol, pues él le había dicho a Camilla, que ahí estaba la casa de su familia, por lo que si ella algún día lo buscaba, iría seguramente al lugar donde le dijo que tenía su hogar.

Cuando James tenía 20 años, ya era conocido como el joven más talentoso de todo el continente, y era el consejero más joven del emperador de su país. Una noche de otoño, cuando los vientos amenazaban con arrancar los árboles desde su raíz, Camilla había llegado a su puerta, completamente demacrada y enferma. Durante las siguientes semanas, James se dedicó día y noche a cuidarla. Cuando Camilla despertó, ella le confesó una verdad sorprendente: ella, al ser una princesa en la ciudad Celestial, tenía que contraer matrimonio con otro príncipe, con el objetivo de que sus hijos fueran una generación más poderosa que la suya, y ella en realidad había escapado porque no quería casarse con el hombre que su padre había dispuesto. La ciudad Celestial no era como otros lugares, ahí los príncipes y princesas eran nombrados por su talento en la magia, y el rey o reina, sería nombrado por elección de los ciudadanos. El príncipe con el que se casaría estaba ofendido, pues Camilla huyó y perdió su virtud con otro hombre, por lo que en venganza, encerró en su castillo y maldijo a Camilla absorbiendo todos sus poderes y dijo que no permitiría nunca que su linaje pisara la ciudad Celestial, sin embargo, cuando el rey de la ciudad imperial, Ruxi, se entero de esto, liberó a Camilla y le hicieron un juicio a ese príncipe, donde se le condenó a absorber su magia y encerrarlo en la Torre del Silencio hasta el momento de su muerte. Camilla había sido una hechicera sumamente poderosa, con grandes dotes naturales que le valieron su título de princesa desde temprana edad, y no quiso volver nunca a la ciudad Celestial, pues sabía que ahí ya no podría vivir como antes lo hacía. James amaba a Camilla, y se sintió culpable de sus infortunios, por lo que dedicó su vida a hacerla feliz. Fue un esposo y padre devoto, pero en su esposa, siempre existió una cortina de tristeza tras su sonriente rostro. Cuando Camilla enfermó, consultó a médicos y magos, y estos últimos le dijeron que la magia que le arrebataron era parte de su esencia vital, por lo que no podían hacer nada para salvarla, pues cuando a un ser mágico le es arrebatado su poder, este no se puede reponer. Su hija tampoco vivió mucho tiempo, y James creyó que ese era su karma por llevar a Camilla por un mal camino. Sin embargo, el creía que la magia de su esposa aún podía pasarse a otras generaciones venideras, pues había leído en libros prohibidos, que sí una persona con ascendencia mágica está en contacto estrecho con un artefacto mágico o siente apego emocional, es posible que su naturaleza se revele.

Muy pocas personas sabían que los magos y sus descendientes muchas veces tenían características peculiares que denotaban su naturaleza mágica, como ojos amarillos, púrpuras, rojos, estrellados, rosados, y cabellos peculiares como el de Camilla; pero los magos criados y educados en la ciudad Celestial, tendían a esconder esos atributos para evitar llamar la atención, o ser buscados solamente para que alguien más aprovechara sus poderes. Su esposa, por ejemplo, tenían los ojos púrpuras y el cabello azul oscuro, y cuando su magia fue arrebatada su cabello cambió a negro. Su hija había nacido con el cabello negro al igual que su nieta, pero está aún tenía la posibilidad de despertar su poder mágico. James deseaba tener la oportunidad de que uno de sus descendientes fuera un elegido para ser portador de magia, y que el legado de su esposa no muriera con ella, pues Camilla antes de morir le había dicho que el día que regresó a su lado, había llevado consigo un baúl lleno de libros y materiales mágicos, los cuales sólo podía ser utilizados por alguien con la magia fluyendo por sus venas. En una ocasión el intentó leerlos pero no pudo, y pasó muchos años tratando de descifrar lo que decían esos libros, pero hasta ese día no había conseguido ningún resultado.

James Lewis subió al carruaje que lo llevaría hasta sus nietos, ya había guardado suficiente luto por su esposa e hija, y sabía que ellas no le perdonarían que dejara solos a sus nietos, tenía que pasar el legado de su amada Camilla, hasta que uno de sus descendientes pudiera entrar a la ciudad Celestial en gloria.

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