El tiempo pasa rápido

Con ayuda de su abuelo James, Emma estuvo escribiendo todos los sucesos importantes que pasarían en el futuro. Tardaron casi dos semanas, pero todo estaba completo, habían incluido también varios desastres que afectarían a otros imperios.

James Lewis y Otto se presentaron junto con Max y Matthew ante el emperador, donde William estuvo presente para dar la bienvenida a su nuevo maestro. Los tres se llevaron muy bien casi inmediatamente, pues William al ser un chico reflexivo podía mediar entre los temperamentos tan diferentes de sus amigos. James también presentó las pruebas al emperador de que el Duque LeBlanc le había robado la herencia a su sobrino Maximiliano, apoderándose indebidamente de todos sus bienes materiales. Al emperador le encantó tener una excusa para poder privar de su título a ese hombre, pues siempre se había sabido que era una persona que abusaba de su poder. Todas las pertenencias de Yves regresaron a Max, pero este estaba abrumado por la riqueza y no le interesaba mucho tener esos bienes materiales, por lo que Otto se ofreció a llevar sus finanzas hasta que tuviera edad suficiente para llevarlas el mismo. El emperador también le ofreció darle el título de Duque a él, pues su tío nunca había hecho un buen trabajo con ese puesto, pero Max se negó diciendo que su padre ya había renunciado antes a él, por lo que no sería adecuado, pero que cuando el llegó con sus tíos, sabía que tenían un hijo, pues este había sido su único amigo, y le había ayudado a escapar de ese lugar, luego se entero por Matthew que ahora estaba estudiando en la academia Imperial, y que era un buen chico y muy sobresaliente, de esta manera solicitó al emperador que fuera su primo quien adquiriera el título de Duque.

Dado que tenía tres discípulos de la misma edad, James decidió que vivieran bajo el mismo techo para aprovechar al máximo el tiempo para entrenar y estudiar, y el emperador mandó a acondicionar tres habitaciones más para los invitados en el palacio del príncipe heredero, Max estaba muy triste de no poder ver a Emma como antes, pero estaba convencido de querer dar lo mejor de sí mismo y ser lo que Emma esperaba de él. Sin la presencia de la niña, Max y Matthew fortalecieron su amistad y William por fin pudo tener verdaderos amigos con los que jugar, pelear y platicar, y no solamente personas que obedecían sus órdenes y lo adularan por ser el príncipe heredero.

James todos los días viajaba a la mansión del marqués para estudiar con Emma, la cual aprendía rápidamente. Después de cumplir nueve años, Emma comenzó a visitar a Izzi regularmente para preguntar las cosas que no comprendía de los libros que dejó su abuela Camilla. Izzi estaba muy entusiasmada con la niña, tanto que ella misma comenzó a visitar la mansión del marqués, pues nunca había visto a alguien tan talentosa, parecía que la niña comprendía el objetivo y centro de cada hechizo que leía, comprender como funcionaba un hechizo era lo que llevaba más tiempo a los estudiantes, y pronto supo que ella ya no sería suficiente para ayudar a la joven Emma. También, Izzi le enseñó a usar una daga y un látigo, sus armas favoritas. Joanna, pese a su edad y estatus estaba encantada con la joven Izzi y aprobaba todas las enseñanzas que le daba su nieta, pues James le dijo que la niña tenía aptitudes para la magia.

Cuando Emma cumplió diez años, ya era una chica alta, casi de la misma estatura de su vida anterior al morir, era delgada y tenía un rostro pequeño y bonito, por lo que diferentes nobles llegaban con sus hijos para proponer compromisos, Otto los rechazaba a todos diciendo "cuando mi hija cumplan la mayoría de edad podrán solicitar permiso para cortejarla formalmente, pues ella elegirá a su esposo, como fue voluntad de su madre que así lo hiciera ella. Ahora es una niña, por lo que tiene que disfrutar y vivir esta época como se debe".

Un mes después de haber cumplido su décimo cumpleaños, Ruxi volvió, tan apuesto como siempre y luciendo igual de joven. Concertó una cita con Emma para entregarle su encargo, y ella le pidió que fuera a la mansión para mostrarle sus nueva habilidades, y cuando este llegó, se sorprendió por lo hermosa que era Emma y sintió un cosquilleo en su corazón. Ruxi al ver las habilidades de Emma se sorprendió, también había hablado con Izzi y está le dijo que a su corta edad ya dominaba varios de sus preceptos; sabía curar heridas; levitar, convocar y repeler objetos; expulsar energía y ya podía incluso levantar su propio cuerpo. En cuanto a armas, había aprendido el uso del arco de su abuelo, y la daga y el látigo de Izzi, pero aun le estaba enseñando como transmitir su energía a esos objetos y que hicieran su voluntad.

Ruxi habló con Emma, y le mostró la espada que había hecho con un fragmento de una estrella caída y era francamente hermosa: su hoja era como plata líquida y mortalmente filosa, con una serie de runas que recorrían todo lo largo de la espada, su empuñadura era plateada y con un rubí enorme en el centro, media más de un metro de largo, pero era tan ligera como el agua; venía también con su cinturón y funda color rojo oscuro, con remaches y placas plateadas. También le explicó a Emma que el propósito de esa espada era defender, y aquel que la portara, para poder utilizar todo el potencial de esa arma, tenía que tener como finalidad salvar y defender las vidas de su gente. Nunca debería iniciar la guerra por sí mismo, ni aprovechar el poder que le era otorgado para amenazar o intimidar a otros. El rubí podía almacenar energía, que liberaría un fuego purificador, donde los injustos y con corazón impuro arderían, es decir, todos aquellos que tuvieran hambre de poder y disfrutaran con la masacre. Para que el rubí liberara ese poder, era necesario hacer un pago de sangre del portador sobre el lado de la hoja de la espada donde estaban las runas. Ruxi incluso hizo una demostración para Emma en el patio, donde con la espada cortó la palma de su mano y luego la pasó por las runas, inmediatamente la espada fue cubierta por un fuego ardiente, que parecía que podía provocar un incendio en un abrir y cerrar de ojos.

Emma estaba muy emocionada, pues la espada era aún más hermosa y magnífica de lo que había esperado, sus ojos brillaban de admiración. Inmediatamente ella guardó el arma en la caja que trajo Ruxi y mandó a Annie a guardarla. Luego vio la mano de Ruxi, y con sus dedos recorrió varias veces la herida, mientras recitaba unas palabras. El mago sonreía ante el excelente trabajo que hacía la joven y la perfecta pronunciación del idioma antiguo que tenía la niña. El admiraba a aquella que conocía y venía de otro mundo y que aún así se había acoplado a la perfección al suyo, y que al conocer las desgracias y las injusticias que vivirían las personas, decidió ayudar y salvar a otros. Ruxi nunca había conocido a una persona tan especial, y aunque ahora parecía una niña, su alma y mente eran mayores, le emocionaba poder conocerla mejor y enseñarle lo que él sabía, deseaba que llegara el tiempo en que iría a la ciudad Celestial con él, y mostrarle las maravillas que ella podría llegar a crear.

Mientras ambos se sonreían el uno al otro, un par de ojos rojos veía lo cercanos que se veían el apuesto hombre y la niña de cabellos azules. Max no había podido llegar a felicitar a Emma por su cumpleaños, debido al intenso entrenamiento que llevaba a cabo todos los días. Cuando Emma se dio cuenta de la llegada del joven, soltó la mano de Ruxi y fue corriendo hacia al alto y guapo joven, este vio que ella seguía usando el collar de perlas que él le había regalado, ella le dedicaba una brillante sonrisa, y su corazón se volvía loco por tan solo verla.

Emma recibió a su invitado, y lo presentó ante Ruxi, este recordó que había sido él quien había comprado el collar que llevaba puesto Emma, aquel que ataba a dos almas gemelas. Por primera vez en sus mil años, el se había arrepentido de una de sus creaciones, sólo esperaba que Emma no correspondiera los sentimientos de ese chico y así el collar no tendría efecto.

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