Charla de hombre a hombre

Terminando la comida, Max se fue a entrenar con los soldados del marqués y Matthew lo siguió.

- Oye, disculpa por hace un momento, me sentía mal por el viaje, vamos a empezar de nuevo. Me llamo Matthew.

- Mucho gusto, soy Maximiliano.

- ¿No eres Max?

- Sólo Emma me dice así, tú puedes decirme Maximiliano.

"Bien cuñadito, me gusta. Eres frío y malo, pero amable con Emma. Veamos si resistes mi espada" pensaba Matthew.

- ¿Puedo entrenar contigo?

- Creí que estabas cansado por el viaje y te sentías mal, es mejor que reposes un poco antes de entrenar.

- Vamos, no te lastimare mucho, Maxi.

Max apretó los puños de ira, ¿quien se creía ese imbécil que era para hablarle a sí? Desde que llegó, solo lo insultaba, y apenas tenía poco más de una hora de llegar.

- Está bien, tú lo pediste -respondió Max.

"Eso cuñadito, muéstrame lo que tienes", pensaba Matthew. Era astuto como un zorro, y tenía más mañas de lo que su joven edad podía aparentar. Pero Max era mucho más dedicado y su entrenamiento de espada se veía beneficiado por la fuerza obtenida por el arduo trabajo del campo, además era más ágil y veloz que Matthew.

El primer combate lo ganó Max; el segundo y gracias a un truco sucio de Matthew, este ganó haciendo sangrar incluso la comisura de sus labios; durante el tercer combate, los ojos de Max brillaron con intención asesina, haciendo que sus ojos rojos refulgieran como un mar de sangre, no caería en su truco nuevamente y no se iba a contener, finalizó el combate con una aplastante victoria de Max y una serie de feas contusiones para Matthew.

Sir Thomas aplaudió la gran muestra de talento de ambos chicos, pero ambos tenían expresiones muy diferentes a la de la sana competencia, el primero, pese a haber ganado, estaba furioso, y el otro a pesar de la paliza que le dieron sonreía burlón. Max se despidió de sir Thomas y los demás para ir a su propia habitación, donde se daría un baño y se pondría a estudiar sus libros recién comprados.

Cuando Otto llegó a su mansión, lo recibieron con la noticia de que su hijo había vuelto y estaba en el patio de entrenamiento. Cuando llegó ahí vio a su hijo tirado, quejándose amargamente del dolor. Al principio el marqués temió por la salud de su hijo, pero sir Thomas le dijo que había luchado con el chico LeBlanc y este le dio una paliza luego de que Matthew lo engañara. Aliviado, Otto suspiró y lo llevó al estudio para charlar.

Matthew se sentó tranquilamente en el asiento frente a su padre. Guardando silencio esperando a que el hablara primero.

- Me alegro que hayas vuelto. Me he enterado que ya conociste a Maximiliano.

- Si padre, he vuelto, la abuela me dijo que te deshiciste de la bruja.

- Así es, me he divorciado. Deberías estar feliz, yo lo estoy.

- Me enteré también que no le daban el lugar que le corresponde a mi hermana, y que Loretta y su mocosa vivían en lujos. Estoy muy decepcionado de ti, padre. Por lo menos abriste los ojos antes de que esas sanguijuelas terminaran de chupar tu sangre.

- Hijo...

- No, padre. Permitiste que todo eso pasara bajo tus narices. Incluso supe que encontraron veneno en sus pertenencias. Evidentemente planeaban algo contra ti, o la abuela, o incluso la pequeña Emma. Me pregunto como podrías ver la cara de madre después de la muerte siendo que permitiste que esto le pasara a tus hijos.

- Matthew por favor, yo...

- BASTA PADRE -grito Matthew lleno de ira- quizá no lo sepas, porque estabas cegado por esa bruja, pero cuando me fui de aquí para el internado trataron de matarme, y estoy seguro que ella fue la culpable. Esa bruja te dijo que yo era un arrogante bueno para nada, tu aceptaste mandarme y yo quise irme para no tener que ver a esa mujer pavoneándose en la casa qué fue de mi madre. Emma es tan buena y cariñosa, nunca le ha hecho daño a nadie, y aun así la querían mandar a un internado, donde seguramente también intentarían matarla. Has sido muy estúpido, padre. Eres una gran decepción. Me arrepiento de haberme ido, porque si yo me hubiera quedado Emma no habría sufrido tanto, y lo peor es que es tan pequeña que no se da cuenta de las cosas horribles que le hicieron pasar.

- Lo sé hijo, y estoy muy arrepentido. Cuando me volví a casar, mi objetivo era darles una figura materna a ti y a Emma. Yo me encerré en el trabajo para evitar mi propio dolor que no vi que ustedes también sufrían. Tienes que aceptar que después de la muerte de tu madre, te volviste rebelde e irascible, y creí que estar alejado de aquí te haría bien. No busco justificar mis actos. Te estoy hablando de hombre a hombre, estoy aceptando mis errores y te digo el motivo que tuve para actuar como lo hice. Espero que con el tiempo puedas perdonar a este hombre viejo que perdió a la compañera de su vida. Te pido también que me des la oportunidad de recuperar el tiempo perdido, permíteme enseñarte todo sobre las tierras que algún día serán tuyas. Si no quieres quedarte por mi, hazlo por tu abuela y tu hermana, ellas te quieren y necesitan.

- Planeo quedarme, padre. La pérdida de mamá fue un duro golpe para todos. Emma no necesita una mujer cualquiera que trate de llenar el vacío que dejó nuestra madre. Todos nosotros debemos estar con ella, y hablarle sobre lo maravillosa que era madre y cuanto lo amaba. Cuando la vi en la tarde, me sorprendí gratamente. Se parece tanto a ella, los ojos, el cabello, su color de piel, e incluso el carácter, es idéntica a mamá. Si el abuelo la viera, sería su favorita.

- También quería hablarte sobre tu abuelo. Maximiliano es su pupilo, y quiero que tu también los seas. Te has graduado del internado pese que aún no tienes la edad, fuiste el alumno más sobresaliente que han tenido, por lo que tu abuelo estará feliz de aceptarte. El emperador también quiere que enseñe a William, cuando eran niños se llevaban bien, así que sería bueno que fueran amigos, ya que es probable que los tres reciban las enseñanzas de James.

- No sabía que el fortachón también tuviera cerebro. ¿Sabes que Emma lo admira, verdad?

- Si, Emma y Maximiliano son cercanos. Desde que se conocieron, Emma a estado agradecida con el por ayudarnos. Cuando el chico enfermó Emma personalmente quería cuidar de él, incluso estudiaba a su lado y tenía sus comidas en su habitación para serciorarse de que no se moviera. También dibujo un retrato de él durante su tiempo de reposo. Está en la sala principal te va a fascinar. Tu abuela y yo queremos que nos haga un retrato juntos, después le puedes pedir que te haga un retrato a ti también.

Otto y su hijo se dirigieron a la sala mencionada, y cuando Matthew vio el retrato de Maximiliano, no tuvo dudas. Emma estaba enamorada de él. Quizá Emma no lo sabía tampoco, pero sus sentimientos eran verdaderos, y tal parecía que eran correspondidos. El dibujo era grácil y refinado, las expresiones del chico no eran enfadadas o pesadas como parecía cada vez que lo veía, su rostro era más como el que tenía cuando le habló suavemente a Emma en su habitación. El hijo de perra quería robar a su hermanita. "Claro que no lo permitiré, prefiero que se case con William o con algún noble, pero ese imbécil de cara fría, jamás", pensaba con ira Matthew. No sabía porqué, pero no le gustaba para nada ese tal Maximiliano, ni le gustaba que estuviera cerca de Emma.

- Es un retrato magnífico, aunque el modelo es mediocre. Cuando haga mi retrato será aún más hermoso.

- Claro que sí hijo, has heredado mi buena apariencia -dijo sonriendo el marqués.

- Padre, ¿alguna vez has pensado que tener aquí a LeBlanc, puede llegar a despertar sentimientos futuros de mi hermana hacia el? Digo, ella ya lo admira enormemente, incluso hizo un cuadro de él. ¿Y si se llegaran a enamorar?

Otto frunció el ceño un momento, como si estuviera sopesando las opciones, Matthew creía que a su padre no le gustaría la idea de tener cerca al sujeto que podría robarse a su hijita adorada. Sin ningún aviso previo, el marqués empezó a reír descontroladamente, con verdadera alegría en sus ojos.

- Quizá sea un poco pronto para pensar en esas cosas, hijo mío. Tiene unas horas que has llegado a casa, y ya estás pensando en el futuro de tu hermana. Tu mente es muy rápida y eso me agrada. Pero como te dije, aun es muy pronto, tu hermana tiene ocho años y Maximiliano tiene trece, quizá el encuentre una joven a la cual amar después de que sea mayor de edad. Aunque si te soy sincero, me haría muy feliz que el hijo de mi amigo y mi hija se casaran. Tu también podrías casarte con alguna princesa, ¿te imaginas la cara del viejo en su trono cuando lo sepa? -el marqués se reía fuertemente sobre sus propias ideas, él solo pensamiento de emparejar a las tres familias lo hacía muy feliz.

Su padre tenía razón, quizá LeBlanc se enamorara de una chica mayor y él le ayudaría presentándole a todas las chicas hermosas que llegara a conocer, aunque era probable que su hermana se decepcionara, era lo mejor para ella. LeBlanc le recordaba a Nox, un chico que conoció en el internado, eran muy parecidos, se decía que venía del imperio del dragón, pero había pura maldad en su mirada pese a su corta edad, pues era más chico en edad que el y Maximiliano, y no tan robusto ni atlético como ellos, al contrario, siempre parecía enfermo. Aún tenía que conocer mejor a LeBlanc, debía ser listo si el abuelo lo tomó como discípulo, le daría una oportunidad de ser su amigo, esperaba que no fuera como Nox.

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Comments

Maria Elena Riveros Hernandez

Maria Elena Riveros Hernandez

me tinca que ese chico del internado y max son parientes.

2021-06-03

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