Una nueva/vieja aliada

Emma y la abuela platicaron un poco más hasta que Betsy, junto a otras criadas entraron con los cubos de agua caliente para su baño.

- Emma, querida, ya me retiro, mandaré llamar al médico para que te revise. Descansa, no estés de traviesa. Si tienes hambre, solo pídelo.

- Si abuela, lo que tu digas.

- Betsy, cuida bien de tu señorita. Cualquier cosa que suceda, avísame inmediatamente.

- Si, señora Rocher.

Betsy ayudó a Emma a desvestirse y a entrar en la bañera, pero el agua estaba muy caliente todavía. Cuando Emma puso un pie dentro, lanzó un pequeño grito y Betsy tembló de miedo y se arrodillo.

- Discúlpeme señorita, no me di cuenta que el agua estaba muy caliente. Castígueme.

- No exageres Betsy, ¿en los cubos hay agua fría todavía? Solo pon más agua fría y se templará.

- Si señorita. Enseguida. -rápidamente Betsy templó el agua de señorita, y está se recostó cómodamente en la bañera. Betsy estaba perpleja ante el nuevo comportamiento de la señorita, primero no hizo berrinches con su abuela y ahora era amable con ella, que era una simple sirviente.

- Betsy, ¿cuanto tiempo llevas en esta casa?

- Toda la vida señorita, mis 12 años los he vivido aquí, en la residencia de servicio.

- ¿Alguno de tus padres trabaja aquí entonces?

- Si señorita -mientras lavaba el cabello y cuerpo de Emma, Betsy relató su historia-. Mi padre fue un caballero que sirvió al suyo, señorita, se llamaba sir Kyle, y falleció en cumplimiento de su deber protegiendo al imperio de un ataque del reino nómada hace nueve años. Mi madre es Lucía, fue dama de compañía de su madre desde que tenían 15 años, y su sirvienta desde los 10. Su madre trajo a la mía a vivir a esta mansión, y aquí se conocieron mis padres. Tengo un hermano menor de 10 años llamado Justin, que se encarga de hacer mandados y llevar mensajes. Mi madre ahora no puede trabajar, quedó coja luego de que evitara que un carruaje aplastara a su madre, y aunque mi madre quiso seguir sirviendo a su señora, ella se negó, pues consideró que sería mucho trabajo para la condición de mi madre. Ahora pasa sus días bordando y remendado vestidos de algunas damas a cambio de algunas monedas.

- ¿Cuando empezaste a trabajar?

- A los 10 años. Cuando su padre se volvió a casar, se nos cortó el apoyo de subsistencia que su madre nos proporcionaba luego de la lesión de mi madre. Mi hermano quiere ser médico, por lo que los dos trabajamos duro para poder cumplir su sueño.

- Entiendo, esa perra incluso les quitó dinero a ustedes.

- ¡Señorita! Usted no puede decir tales palabras obscenas.

- Es la verdad, si no fuera por Loretta, no tuvieras que trabajar tan duro. Dime, ¿ella y su hija te ponen las cosas difíciles?

- Yo no puedo hablar mal de mis patrones señorita.

- Entonces si lo hacen. A partir de hoy, si te hacen algo dímelo, si escuchas cualquier cosa inapropiada dímelo, si tratan que hagas algo indebido dímelo, o si intentan amenazarte, dímelo también. Esa mujer es un arpía, y su hija es de la misma clase. La arpía mayor quiere matar a mi abuela, lo sé, e intentarán por todos los medios usarme y eliminarme también. Debo actuar a tiempo, y asegurarme que no sean un estorbo cuando encuentre a Jack.

- Quién es Jack, señorita -preguntó con curiosidad Betsy.

- Mi destino es encontrarlo. Este es un ancho mundo y solo tengo ocho años. Tengo mucho trabajo por delante.

Betsy pensó que su señorita estaba actuando muy extraño, aunque decía cosas extrañas, parecía un cambio para bien, esperaba que fuera permanente. La impresión de casi morir dos veces seguidas debió de ser muy grande para una niña de su edad, y quizá la iluminó para tener un mejor comportamiento.

Por otro lado, Emma verdaderamente había cambiado, en su vida anterior nunca hubiera maquinado contra nadie, pero después de largos años de maltrato y de que su padre casi abusa de ella, supo que no podía seguir siendo la niña ingenua que fue. Ahora sabía las cosas que sucederían en esta nueva vida que le fue otorgada, le había jurado a Jack que lo encontraría y que vivirían felices, no sabía como lo iba a encontrar, pero tenía tiempo, primero tenía que asegurar su propia seguridad.

Una vez terminado el baño, la vistieron con una bata blanca y se fue a acostar. Le pidió un libro a Betsy, y está fue por una bebida y bocadillos para su señorita.

La abuela y el médico llegaron, este último la revisó y dijo que se encontraba en perfecto estado, recomendaba reposo, evitando actividades agitadas o ejercicio extenuante, pero podía caminar por los jardines por un par de horas. Después de que el médico se fuera a la sala, la abuela se sentó a orillas de la cama, tocando el cabello de la pequeña.

- Te pareces mucho a tu madre, eres igual de hermosa -Emma sonrió con verdadera felicidad, en su vida anterior y en esta se parecía a su madre, aunque hubiera fallecido, era un alivio saber que tenían cosas en común.

- Gracias por el cumplido, abuela. Quisiera hablarte de Betsy y su madre. Necesito que me hagas un favor, abuela.

- ¿Hay algo mal con la niña?, ¿acaso no estas satisfecha con su servicio?

- Betsy es la mejor abuela, somos muy cercanas, pero hace unos días Betsy me comentó que su madre se sentía mal y que tenía dolor en los huesos a causa de las lluvias. Quería saber si el médico podría ir a revisarla, ya que ella no puede costear el gasto yo lo pagaré con mi asignación mensual, de tal manera que no te costará nada. Solo pídele al médico que vaya.

- ¿No lo pueden pagar? Como es eso posible, tu padre le juró a sir Kyle que el cuidaría de su familia.

- Abuela, Betsy y su hermano trabajan en la mansión para poder subsistir, ¿crees que trabajarían tan duro si tuvieran un ingreso asegurado? Quizá el encargado de pagar a los empleados a sido negligente en sus deberes - Emma hacia pucheros con la boca, como si pensara que ese empleado fuera muy malvado, cuando en realidad sabía que la encargada de las cuentas era Loretta, poco a poco tenía que sembrar dudas en su abuela, para arrebatarle el poder que tenían en la mansión.

- Ahorita mismo llevaré al médico con Lucía y aclararé algunas dudas. Gracias por mencionar este asunto querida. Mandare a Betsy para que te haga compañía.

- Claro abuela, gracias.

Poco después llegó Betsy con una bandeja llena de comida, y la puso a un costado en la mesita de noche.

- Betsy, le he pedido a la abuela que lleve al médico a ver a tu madre. Se que por las lluvias le debe de estar doliendo la pierna. No te preocupes por los gastos, ya está resuelto todo, solo debes estar pendiente de que siga las indicaciones del médico.

- Señorita, muchas gracias -entre lágrimas la muchacha agradecía y besaba las manos de Emma-, ¿como puedo agradecer su bondad?

- Lo único que quiero de ti es tu amistad, nunca me falles, porque yo nunca te fallaré a ti. Se mi compañera de aventuras, Betsy. Quizá, si todo sale bien, ya no serás una sirvienta. Le pediré a la abuela que seas educada como corresponde a la hija de un caballero y héroe, y si tu quieres, puedas ser mi dama de compañía cuando seamos mayores, y me aseguraré de que te cases con un buen hombre que te ame. También haré lo posible para ayudar a tu hermano. Así que, por favor, solo dame tu amistad.

- Si señorita, claro que sí -entre lágrimas de felicidad y asentimientos, Betsy abrazó a Emma.

- Bueno, vamos a comer, esto es mucha comida, y solo es medio día, es mucho para mi sola y ya esta próxima la comida.

Entre charla ligera Emma y Betsy aprendieron una de la otra, y forjaron la base de una solida amistad que duraría toda la vida.

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