Joanna y el médico fueron a visitar a Lucía. Esta, que no esperaba ninguna visita, se vio confundida por la repentina llegada de sus no invitados. Por su parte Joanna, se dio cuenta de las condiciones de su hogar, y con desagrado, se dio cuenta que su nuera era una pésima administradora, si bien nunca la había tenido en alta estima, nunca creyó que fuera una mujer tan avara que le quitara su indemnización a una empleada tan leal. Gracias a las palabras de su nieta, se estaba dando cuenta de que clase de alimaña dormía junto a su hijo.
- Marquesa Rocher, no esperaba su visita, tomen asiento por favor. ¿Gusta un vaso de agua? Disculpe que no le ofrezca té, pero se me ha acabado.
Joanna fruncía el ceño ante lo que escuchó, ¿como era posible que no tuviera té?, tenían a la mujer muy descuidada. Aunque la casa estaba limpia, la condición de los muebles era mala, su ropa aunque muy bien remendada se veía desgastada, y las sábanas y estaban amarillas. Lucía nunca imagino que esa mujer iría a visitarla, por lo que no tenía ni un solo aperitivo para ofrecerle. Sumida en la vergüenza, no había notado las expresiones de la señora.
- Lucía, querida, como sabrás, mi nieta estuvo enferma y el médico vino a revisarla. Tus hijos, que son unos excelentes niños, están preocupados por tu salud, y he traído al médico para que te revise y te recete algo de ser necesario.
- Mi señora, no se preocupe por mi, estoy perfectamente.
- No te niegues, Lucía, insisto en que te revisen.
El médico revisó a Lucía, dijo que aunque la fractura sanó hace muchos años, hay heridas muy profundas que no quedarán igual a como era antes de la lesión. Le recomendó algunas infusiones con hierbas especiales para el dolor, así como algunos alimentos para nutrir los huesos. El médico también dejó las hierbas que llevaba y anotó todas las indicaciones en el papel. Joanna despidió al médico, y mandó a alguien a comprar todo lo recetado. Cuando hubo terminado de dar sus órdenes regreso con Lucía.
- Dime, Lucía, desde cuando no te dan tu asignación mensual -Lucía abrió la boca, pero antes de responder, Joanna la calló-. Es evidente que no recibes el dinero, lo puedo decir por todo lo que veo: tu casa no tiene muebles nuevos, tus dos hijos trabajan con nosotros, tu ropa y la de tus hijos está remendada y hecho del material más sencillo, y estoy segura que no comes correctamente. Dime desde cuando. -con voz imponente Joanna exigía respuestas.
- Hace tres años, mi señora. Después del matrimonio de su hijo y la señora Loretta, esta vino a decirme que era dinero tirado a la basura. Ya que si yo no trabajaba no tenía derecho a exigir nada. Me amenazó con tirarnos a la calle a mis hijos y a mi. Dijo que por su misericordia, nos dejaría vivir aquí.
- Y porque no me fuiste a buscar -espeto Joanna furiosa.
- Mi señora, creí que estaba al tanto, y temí que si la molestaba, podría echarnos inmediatamente, pensé en mis hijos, no quería que durmieran en la calle. -Lucía comenzó a llorar, tenía años conteniendo esa pena en su corazón, y por fin podía hablarlo con alguien.
- No llores querida, es parte culpa mía también, en todos estos años no he venido a visitarte aún sabiendo lo que tu hiciste por mi nuera y lo que tu marido hizo por mí hijo. Yo lo solucionaré, esto no se quedará así.
- Gracias mi señora, gracias.
- No agradezcas. Ya no es necesario que tus hijos trabajen tan duro. Diles que piensen que cosa quieren hacer en el futuro. Serán educados como corresponde a los hijos de un caballero -Joanna observo el bordado que había a un lado de Lucía-. Veo que aún bordas, es tan magnífico como recordaba, quizá más, pocos tienen tu talento. Tengo pensado abrir una boutique, y tanto talento no puede desperdiciarse. Piénsalo, y dime si quieres ser mi socia.
- Claro que si mi señora, sería un honor para mí.
- Perfecto, mañana mismo arreglo todo. También te cambiaras a la casa de huéspedes, no puedes seguir con los sirvientes, pronto tu hija será una señorita -se levantó de su asiento y caminó hacia la puerta-. Hay mucho que arreglar, hay que poner cada cosa en su lugar, empezando por la basura.
Joanna entró nuevamente en la mansión, y luego de hablar con los sirvientes entró en el despacho de su hijo, el cual estaba platicando con Loretta.
- Esposo, quiero hacer una fiesta de té con las esposas de los otros ministros, necesito más dinero de bolsillo, la fiesta debe ser espléndida, sino seremos el hazmereír de toda la ciudad.
Joanna no podía creer el descaro de esa mujer, entrando con pasos fuertes habló:
- Otto, necesitamos hablar sobre algo muy importante en lo concerniente a tu esposa y su pésima manera de administrar esta mansión.
- Madre, ¿de que hablas? -pregunto nerviosa Loretta.
- No me digas madre. Soy Marquesa Rocher para ti.
- Madre -hablo Otto- estas siendo muy grosera con Loretta.
- Esta mujer dejó de pagar la asignación mensual de Lucía y sus hijos desde que entró a vivir en esta casa. Hoy me he enterado de todo cuando fui a visitarla y he visto la situación en la que vive. ¡Incluso la ha amenazado!
- Eso es una vil mentira, querido esposo, ¿como podría hacer eso? Debe ser el mayordomo, el se encarga de pagar a los empleados.
- Claro que no, ya he consultado con el mayordomo y el ama de llaves, me han dicho que incluso redujiste el salario de muchos de los sirvientes.
- Verá, lo que pasa es que -habló nerviosamente Loretta- muchos empleados tenían sueldos extravagantes para las simples tareas que realizaban, por eso decidí recortar gastos innecesarios -creía que con esa mentira ganaría algo de tiempo.
- Entonces no te molestará que revisemos el libro de cuentas, ¿verdad? -dijo Joanna entrecerrando los ojos.
- ¿Qué? Mmm, está bien, le diré a mi criada que vaya por el libro -quizá su criada podría deshacerse de él.
- Agnes, acompaña a la criada de Loretta, asegúrate de traer ese libro. Las estaremos esperando -Joanna mandó a su criada, era una señal clara de que no confiaba en su nuera.
- Madre, toma asiento por favor -Otto se mostraba molesto, nunca había desconfiado de Loretta, si bien era una mujer caprichosa y con gustos por joyas y ropa caras, creía que era alguien decente.
Los tres se mantuvieron en silencio, hasta que llegaron ambas criadas. Agnes entregó el libro a su señora y dijo:
- Esa mujer trató de esconder el libro, pero lo encontré a tiempo, mi señora.
- Gracias Agnes, serás recompensada -dijo mientras fulminaba a Loretta.
Abrió el libro, y sus ojos se ensancharon ante la sorpresa. Cada mes se asignaba una cantidad exorbitante para los gastos de Loretta y Chantal, la de Joanna y Otto eran de la mitad, mientras que menos de la quinta parte era para Emma, también noto que el pago de los sirvientes había aumentado bastante, y la asignación de Lucía y de sus hijos seguía plasmada en los libros. Joanna comenzó a reírse descontroladamente.
- Hace un momento, tu esposa dijo que serían el hazmerreir por no ofrecer una fiesta de té adecuada -habló Joanna mientras se secaba las lágrimas de tanto reírse-. Hijo, serás el hazmerreir por que tu esposa te vio la cara, mira el libro de cuentas, ¿esa clase de ministro de economía eres?, no te das cuenta de los gastos de esa mujer, gasta más que el propio palacio imperial, te dejará en la ruina. Agnes -dijo dándose la vuelta- llama a todos los sirvientes, a Chantal y a Emma. Aclararemos un par de cosas.
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Updated 31 Episodes
Comments
Mery Peña Sangama
Que bueno que la descubrieron!
2022-03-02
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Selena
amo tus novelas!!!
2022-02-13
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