Llegué a pensar que no lograría dormir, pero el sentirme cómoda me ayudó. Desperté por su delicada caricia en mi mejilla y lo primero que vi fue su rostro cerca.
—Tenemos que irnos.
—¿No has dormido?
—Si lo hubiera hecho, los mosquitos te hubieran devorado. Tal parece que se han visto tentados por tu carne fresca.
—Yo no veo ninguno.
—Ni los verás. Si saben lo que les conviene, no se atreverán a acercarse.
—Hasta los mosquitos te huyen.
—A eso le llamo inteligencia — se puso de pie para ayudarme a levantar.
Caminamos hacia el caballo y mientras Malik le daba de la manzana, aproveché para vestirme. Sentí algo extraño caminando en mi hombro, pensando que podría tratarse de algún insecto inofensivo, miré a ver de qué se trata y viendo las patas peludas de una araña, hizo que soltara un despampanante grito sin atreverme a mover. Malik se percató de la situación y se me quedó viendo a una distancia prudente.
—¡Quítamela de encima, por favor! — estaba sudando frío, temblando y con las lágrimas al borde de mis ojos.
La desagradable sensación al sentirla pasearse por mi cuello me tenía a punto de un infarto.
—Pero mira que belleza. Es una araña traviesa — se acercó para verla más de cerca y sonrió.
—¡Quítamela, por favor! — le rogué en lágrimas.
Sentí que caminó hacia mi pecho y mi cuerpo se volvió un manojo de nervios. Sus patas me dan escalofríos. La expresión de Malik se volvió seria.
—Ya te estás pasando. Eso es mío — llevó su mano hacia la araña para permitir que se subiera en ella y así sacarla de mi pecho.
Logré respirar mejor luego de ver que se alejó con ella.
—Debería prenderte en fuego, maldita — la tiró al suelo, algo distante nuestro, y suspiré aliviada.
Me sacudí una y otra vez, asegurándome de no tener más ninguna encima. Todavía tenía la extraña sensación de que estaba ahí, razón por la cual mis lágrimas no se detenían.
—Cálmate, ya todo está bien.
—Fue horrible— estallé en llanto de nuevo y lo abracé tras el mismo miedo.
—Es inofensiva.
—Pero es fea y desagradable — me sujeté de su camisa y lo miré.
—No sabía que mi gatita le tenía tanto miedo a una araña. No llores, ya todo pasó — secó mis lágrimas y sonrió —. Ahora deberé cambiar el apodo a mi mocosita.
—¡Estúpido! — le di un sutil golpe en el pecho, y rio.
—Pero no te desquites conmigo. Debes ser más buena con tu salvador. Es más, ¿puedo pedir algo a cambio?
—¿Algo a cambio?
—Sí, no es algo fuera de tus posibilidades.
—¿Realmente vas a pedir algo a cambio por haberme ayudado?
—Sí, para mí será suficiente paga.
—¿Qué quieres?
—Un beso, pero donde quieras dármelo.
La vergüenza se esparció por mi rostro, debido a ese pedido tan atrevido de su parte.
—Eres un aprovechado.
—Es algo justo.
—No, no te daré nada.
—Arañita linda, ¿me escuchas? Necesito de tu colaboración aquí.
—No te atrevas o me iré corriendo, Malik.
—Incluso con miedo luces tierna. Olvida lo del beso, solo quería molestarte, así que no le des mente a eso — buscó su ropa y se vistió—. ¿Estás lista para irnos?
No sé qué hubiera ocurrido si él no estaba. Probablemente moría del susto. Todavía siento el pecho oprimido. A pesar de lo que dijo, no pareciera que lo dijo en broma o por molestar. Su pedido no es la gran cosa. Incluso a los amigos se les puede dar un beso en la mejilla y eso no es nada. Pero que pida algo a cambio por haberme ayudado, eso sí me disgusta.
—¿No vas a subir? — me extendió su mano y agité la cabeza.
—Lo siento.
—¿Lo sientes? ¿Por qué? ¿No quieres irte todavía?
¿Por qué me cuesta tanto, si es algo tan simple? Imagina que se trata de Bianca y listo. No, no es lo mismo.
—Oye, ¿dónde tiraste la araña? — fue lo primero que se me ocurrió.
—¿Dónde? Por allá — volteó la cabeza hacia esa dirección y me puse en puntilla, estampando ligeramente mis labios en su mejilla.
—Gracias… — retomé la postura inicial y bajé la mirada al suelo, tapando la mitad de mi rostro.
Cualquiera diría que el corazón se me ha subido a la garganta, ya que puedo sentir las palpitaciones ahí. ¡Qué vergüenza, no encuentro cómo mirarlo ahora! Conociéndolo, debe de estar riéndose de mí. Presioné mis labios, mientras intentaba controlar mi respiración agitada y mis latidos. Hubo un incómodo silencio; tan incómodo que decidí mirarlo disimuladamente y lo vi tan rojo que pensé que se estaba sintiendo mal. Tragó saliva, y pestañeó varias veces seguidas, como si estuviera nervioso y llevó su mano a la barbilla. Es la primera vez que lo veo de esa manera. Seguramente está igual de incómodo que yo, pero se supone que yo lo esté más que él.
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Comments
rubi salgado
me gusta cuando la acorrala con sus indirectas y le pone sabor al caldo
2024-12-03
0
Maria Eugenia Romero Viñoles🤡
Este huevo de coció 😆😆😆😆
2023-09-28
2
Graciela Peralta
seguro que se termine enamorado
2023-07-18
0