NO ME RECHACES

—¿Qué le hiciste?

—Así que puedes hacer una expresión tan profunda y de preocupación por otro hombre en mi presencia, ¿eh? ¿Me crees capaz de hacerle daño a alguien? Que poca confianza me tienes.

—Conmigo no tienes que fingir más. Sé que eres capaz de muchas cosas.

—No lo sabes, porque no te he tocado todavía.

—¡Bravo! Eres increíble para evadir el tema principal.

—Se siente bien recibir un elogio de tu parte.

—Solo espero que tus problemas no sean capaces de arrastrar a inocentes.

—Mientras no miren, toquen o deseen lo que me pertenece, puedo ser un tierno angelito — sonrió por unos instantes y luego retomó su seriedad—, pero si lo hacen, van a conocer una parte no muy agradable de mí. Permíteme mostrarte tu casa — se bajó del auto, y suspiré aliviada.

Va a ser difícil manejarlo. Se nota que es bipolar. No sé si esté segura al lado de un hombre como este, que se nota a leguas que está mal de la cabeza. Sin saberlo, me he metido en la boca del lobo y ahora no sé cómo voy a librarme de esto.

Me dio una ligera y pequeña ronda por gran parte de la casa y me presentó a varios empleados, pero ya estaba cansada de tanto caminar. Me llevó a la habitación donde estaría durmiendo y estaba todo bien organizado, decorado y pintado de mi color favorito; el púrpura. Por lo visto, realmente tenía todo esto planeado. Me pregunto, ¿desde cuándo? Por donde quiera que lo mire, esto es enfermizo. ¿Cómo no puedo sentirme amenazada ahora mismo, si me está dando millones de razones para sentirme en peligro?

—¿Te gusta?

—Si te digo que no, ¿la cambiarías?

—Sí — respondió sin titubear—. ¿Cómo la quieres?

¿Este tipo está hablando en serio o lo hace por molestarme?

—Así está bien.

—Entonces, ¿te gustó o no te gustó?

—No se ve mal— admití—. ¿Y mi mamá dónde se quedará?

—En la habitación del lado.

—¿Y tú dónde dormirás?

—En la habitación de al frente, así si necesitas de mí, solo necesitas cruzar al otro lado.

Al menos no tenía pensado dormir conmigo, eso es un alivio.

—¿Mi madre sabe sobre lo que me ofreciste?

—No, pero me sentaré a hablar con ella luego.

—Ni se te ocurra. Yo no voy a ser tu mujer.

—Desde el momento en que te metiste en mi cabeza, ya te convertiste en ella.

—¿Quién es ese hombre que está en la cárcel? — lo miré fijamente, esperando que me respondiera.

—No es importante hablar sobre alguien tan desagradable.

—¿Desagradable? Quiero saber de quién se trata, qué tiene que ver conmigo y por qué ustedes dos estaban con secretos en el estudio. Esto es algo que me compete a mí también, porque trataron de matarme. Además, tengo todo el derecho de saber y más si mi madre también está involucrada.

—Es suficiente con saber que en esta casa y a mi lado estás protegida de todo. Jamás permitiría que algo malo te pase. Conmigo no te va a faltar nada en ningún aspecto.

—¿Y quién me protege de ti?

—Yo no soy el verdadero enemigo, bebé, eso es algo que debes tener claro todo el tiempo. Sería incapaz de lastimar a mi futura esposa. Mejor ve a descansar, te ves agotada.

—¿Al menos puedes decirme quién eres?

—Claro, con mucho gusto. Soy Malik, tu futuro esposo y padre de tus hijos.

—Eres un canalla.

—No hay nada importante que decir sobre mí, así que espero que con saber mis verdaderas intenciones contigo, sea suficiente para que algún día me aceptes — me dio un beso inesperadamente en la cabeza y desvié la mirada—. Descansa y piensa mucho en mí — salió de habitación sin añadir nada más.

Entre más pienso en la conversación que tuvieron, más curiosidad siento por saber de quién hablaban y por qué esa persona tendría intenciones de llevarme. ¿Qué relación podría tener conmigo? Esa pregunta me lleva a encontrar una posible respuesta, pues es a lo único que puedo conectarlo. ¿Será mi papá? No, eso no podría ser. ¿Por qué mi papá estaría en la cárcel, si él se fue hace mucho tiempo de casa? Claro, eso haría lógica. Tal vez mi papá no me abandonó porque quiso y hubo otra razón de por medio. Salí de la habitación en busca de Malik y toqué su puerta, a lo que él la abrió casi instantáneamente, con su camisa desabotonada, mostrando parte de su abdomen definido y el cierre de su pantalón abierto. No sabía que estaría cambiándose. He llegado en un pésimo y vergonzoso momento. Me volteé en busca de ocultar la vergüenza que se ha esparcido por mi rostro. ¿Qué demonios me sucede? He visto a muchos hombres sin camisa en la playa y nunca me había puesto nerviosa.

—¿Qué sucede? ¿La chica experta se ha ruborizado? Si quieres pasar la noche conmigo, no tengo problema alguno.

—Ni lo sueñes. He venido a preguntarte algo.

—Al menos habla de frente. Es de mala educación darle la espalda a alguien.

—Ponte ropa.

—Tengo ropa.

—Ese hombre que está en la cárcel, ¿es mi papá?

Hizo silencio por unos instantes, luego lo escuché reír.

—Te voy a responder, pero con una condición.

Sabía que sacarle información no iba a ser de gratis.

—Si es algo fuera de mis posibilidades, entonces olvídalo.

Sus fuertes brazos rodearon mi cintura y descansó su cabeza en mi hombro. Todo mi cuerpo tembló sin control, no solo por su firme abrazo, sino por el calor que me brindó su cuerpo. ¿Por qué esto se siente tan familiar y extremadamente bien? ¿Acaso me estoy enfermando también?

—No me rechaces — susurró en mi oído.

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