Lo empujé con todas mis fuerzas, acomodándome más cerca de la puerta.
—¿Hasta aquí puedes llegar? Cuéntame, ¿qué estás queriendo decir con eso? ¿Piensas espantar a todos los que se me acercan, solo por tu obsesión de dominar el mundo y a todos los que te rodean? Estás saliendo con mi madre, pero ya te lo he dicho; eso no te convierte en mi padre y tampoco te da derecho de estar metido en mi vida, de amenazarme como se te plazca solo para que te obedezca. Estarás acostumbrado a que todos tengan miedo de ti, de tus influencias, del poder que crees tener o de la cara de culo que tienes, pero yo no te tengo miedo. Para mí solo eres un cretino con aires de grandeza, que no vale ni un centavo. Te has creído todo eso que dicen de ti en la calle y ahora piensas que eres un Dios, pero no eres nadie — no podía demostrarle temor, pese a que estaba asustada por su comportamiento y amenaza.
Últimamente ha estado actuando muy extraño, pero hoy ha botado la bola con esto. No sé qué pasa por su cabeza, porque no puedo descifrarlo. Este hombre por un momento se ha transformado en alguien aterrador. Ahora entiendo por qué todo el mundo le tiene tanto miedo y respeto.
—Ponte el cinturón — se volteó a continuar manejando y no añadió nada más.
Logré suspirar de alivio, las manos me estaban sudando y temblando. Lo estuve mirando por todo el camino de reojo, pero se veía normal, nada molesto a como lucía antes. Noté por la ventana que se detuvo frente a un establecimiento desconocido, donde ni letrero había.
—¿Dónde estamos?
—Escuché por tu madre que te gusta el billar, así que te he traído para que te distraigas.
—No tengo ganas de jugar.
—Te quejas de estar todo el tiempo encerrada, decido traerte a un lugar para distraer la mente y ahora dices no tener ganas. ¿Quién puede entenderte?
—No es el lugar, es la desagradable compañía que tengo.
—Hagamos un trato entonces.
—¿Un trato?
—Sí. Si ganas, voy a concederte tres deseos. Míralo como una buena oportunidad de deshacerte de mí.
—¿Y si pierdo?
—Vas a concederme tres deseos también.
—¿Qué deseos?
—Hablaremos de ello cuando se decida el ganador.
—¿Así que estás poniendo todo eso a la suerte o tienes algún plan oculto? Ya a ti no te creo una sola palabra. Además, ¿qué me asegura que cumplirás? Un trato de boca no es garantía de nada.
—¿Estás queriendo decir que prefieres uno de carne entonces?
—Por supuesto que no, degenerado — este tipo es un enfermo.
—¿Qué has imaginado? Tu cara vuelve a ponerse roja. Algo no muy sano habrá sido, como para ponerte así. Por otro lado, me temo que deberás confiar en mi palabra, así como confiaré en la tuya.
—¿Has jugado antes? Alguien como tú, dudo mucho que frecuente estos lugares o juegue este tipo de juegos.
—Se puede decir que me tienes ventaja. ¿Le entras o es que tienes temor de que ganes y no vuelvas a verme?
—Claro que le entro, todo sea por no tener que soportarte más.
—Entonces es un trato.
Para mí está suficientemente claro que algo debe estar tramando. No creo que, por un simple juego, se largue como si nada, cuando me ha tocado hacer hasta lo indecible por intentar sacarlo de la casa. Aun así, la curiosidad me ha hecho aceptarlo, quiero saber qué es lo que trama. ¿Y si no está mintiendo y realmente está dispuesto a irse? Si no lo intento, no lo sabré.
Entramos al lugar, pero es bastante privado. Había gente, pero no como en los negocios que he visitado anteriormente. La sala de billar estaba vacía, ya que fuimos al último salón. La música se puede oír, pero no tan fuerte a cuando estábamos ahí fuera. Solo éramos él y yo, por alguna razón, ese hecho me tenía nerviosa. Se quitó el gabán y sacudí las manos.
—¿Hay necesidad de quitarte eso?
—Claro, tengo que ponerme cómodo. ¿Hay algún problema?
Tocaron la puerta, interrumpiendo nuestra conversación y Malik se asomó para atender al hombre y ordenar un supuesto cóctel libre de alcohol para mí, mientras encargó un trago fuerte para él. ¿Y este qué se cree?
—¿Y por qué un cóctel de frutas libre de alcohol para mí? ¿Crees que eres el único que puede tomar algo fuerte? No me gusta el cóctel de sandía y mango, así que tráigame lo mismo que a él, por favor.
Malik me miró de reojo y agitó la cabeza.
—¿Para luego estar haciendo el ridículo y llamarme papá? — su pregunta fue como un balde de agua fría por encima.
—Todo bonito y perfecto, hasta que abres la boca.
Tan pronto el hombre se fue, alcanzó el taco y me lo dio, organizando por último las bolas en la mesa.
—¿Vas a romper tu? — le pregunté.
—Me encantaría— no sé por qué he percibido un doble sentido en su respuesta—. No, mejor no, las damas primero.
—Comienza tu — todo sea por llevarle la contraria.
—No quiero burlas.
Incluso la postura para sacar era malísima. Me gustaría saber qué demonios está haciendo. La forma en que sacó fue la peor que alguna vez haya visto. La gran parte de las bolas quedaron en el centro, no logró meter ni una.
—Eres un asco para esto. ¿Es esa toda la fuerza que tienes? Creo que tus manos lo único que saben hacer es escribir y pasar páginas — me incliné para ver cuál de todas estaba ubicada en un lugar donde pudiese echarla fácilmente, pero nos interrumpió el mismo hombre para traernos los tragos.
Me alejé de la mesa para probarlo y, en efecto, sí era muy fuerte, pero tolerable. Él se lo ha tomado como si nada. Parece que acostumbra a tomar. Aunque nunca lo había visto haciéndolo.
—¿No puedes tomarlo completo?
—Claro que sí. ¿Acaso crees que eres el único? — me lo tomé de golpe y casi comienzo a toser por el fuerte ardor que bajó por mi garganta—. No deberías tomarte otro porque vas a manejar después.
—Eres muy orgullosa, ¿sabías? Eres la primera persona que, al darse ese primer trago, no vomita hasta las bilis. Tu odio y el orgullo es tan fuerte, que prefieres fingir delante de mí, antes que mostrarme tu debilidad.
—Ese odio te lo has ganado tú y bien merecido que lo tienes.
—Prefiero que me odies con toda tu alma y no que me veas como algo tan ridículo como tu papá. Es tu turno.
Busqué la tiza para utilizarla en el taco, pero sin dejar de mirarlo. A pesar de lo que dijo, no puedo interpretar lo que por su mente pasa en este momento. Es mi mamá la que me ha estado obligando a prácticamente llamarle así. Esa noche no sé qué me pasó, pero sí recuerdo que lo dije y fue vergonzoso. Si no le agrada que le llame así, eso puede explicar la actitud que asumió esa noche. Posiblemente se sienta presionado por mi mamá al igual que yo. Pero ¿cómo podría ver a un hombre como él como mi papá? Independientemente de su forma de ser, es demasiado joven para verlo como un padre.
—Mira y aprende — solté con supuesta arrogancia, volviendo a inclinarme y analizando mi jugada.
Hace mucho tiempo no juego, pero siempre me ha encantado hacerlo. En el primer golpe, logré entrar una bola rayada, por lo que me tocaba tirarle a otra y, como la blanca se ha posicionado en un lugar fácil, aproveché para medir mi siguiente movida, la cual le di con éxito.
—Vamos por la tercera.
—No sabía que eras tan competitiva.
—No conoces nada de mí.
—Porque no me has dejado conocerte — su respuesta me sacó de concentración—. Tu tampoco conoces nada de mí.
—Ni me interesa — contesté nerviosa.
Vuelvo a inclinarme, pero esta vez no corro con la misma suerte. He fallado. Mis manos están temblando por ese comentario que hizo.
—Tu turno.
—Ya era hora — desajustó su corbata y la dejó colgando del cuello de su camisa, adoptando una posición completamente distinta a la del comienzo.
Todo ocurrió tan rápido que me dejó desconcertada. Caí en cuenta muy tarde sobre su mentira, con respecto a que no había jugado esto antes. De la mesa iban desapareciendo sus bolas con suma rapidez, una detrás de la otra; con tan solo un golpe, logró echar tres de ellas. Cuando solo quedaba la negra, quise llamar su atención de la misma forma que él lo hizo conmigo. Estaba claro que dijo todo eso para ponerme nerviosa y fallara, pero he llegado a esa conclusión muy tarde.
—Espera… — le dije.
—Creo que la arrogancia y el desprecio te ha cegado por completo, que incluso las reglas más básicas las has olvidado; y es el no subestimar a tu rival — logró echar la negra y sonrió hacia mi dirección.
—Me has mentido de nuevo. Sabías jugar y me dijiste que no.
—El que sepa o no jugar, no es algo que deba afectarte. Para mí fue un trato justo; tú sabías jugar y yo también, así ninguno estaba en desventaja. La idea de verme en desventaja te hizo pensar que ibas a ganar, pero olvidas que todo esto es cuestión de inteligencia y suerte, no de conocimiento y práctica. Digamos que la suerte no estuvo de tu lado hoy.
He vuelto a ser engañada por él. Me sacó conversación para desconcentrarme, fingió que no sabía jugar para que aceptara hacerlo, seguido a eso, ahora quiere darme una enseñanza. ¿Puede ser más descarado?
—¿Hay algo que salga de tu boca que no sea mentira? Eres el maestro del engaño.
—El problema lo tienes tú, por confiar en un mentiroso como yo — me quitó el taco y lo colgó en la pared—. Espero recuerdes el trato.
—No lo he olvidado— ¿Ahora qué es lo que este tipo va a pedir? —. ¿Qué es lo que quieres?
—Podría decir que las tres cosas que quiero puedo resumirlas en una, pero dado el caso de que estás molesta en este momento, me conformo con que me cumplas solo una hoy. Las demás las iré utilizando más adelante.
—Habla — no puedo echarme para atrás luego de haber hecho un trato, pero siento temor por lo que vaya a pedirme.
—Dame tus manos.
—¿Para qué las quieres?
—Haces muchas preguntas innecesarias. Quedamos en algo, así que debes cumplir.
Extendí mis manos temblorosas hacia él y amarró su corbata alrededor de mis muñecas, creando una especie de lazo.
—¿Qué demonios estás haciendo?
—Solo tomará un minuto — levantó mi cuerpo, sentándome sobre la mesa y lo miré nerviosa.
—Espero no estés pensando hacer algo extraño.
Me empujó hacia atrás, obligándome a recostar la espalda en la mesa y dejando mis piernas colgando. Viendo que se acomoda entre ellas, intenté levantarme, pero su mano llevó mis brazos por arriba de mi cabeza, ejerciendo presión contra la mesa.
—¿Qué estás tratando de hacer? Quítate. Suelta esta cosa de mis manos— la vergüenza se esparce por todo mi rostro por la manera en que me estaba mirando y sin decir ni una sola palabra.
Sacó su teléfono del bolsillo con la otra mano y escuché que encendió la cámara como si estuviera grabando.
—¿Qué estás haciendo? Apaga eso. ¿Estás loco?
—¿Te han dicho lo bonita que te ves cuando te sonrojas?
Giré mi rostro de la vergüenza, tras no poder taparme la cara. Esto no me gusta, es muy vergonzoso y extraño. Él es el novio de mi mamá, ¿por qué me está haciendo esto?
—Solo mírame o no tiene sentido hacer esto— lo miré de reojo y en sus labios se dibujó una sonrisa maliciosa.
—Ya basta, por favor — le pedí, porque ya no podía soportar esta incómoda situación más.
—Lo dices porque soy yo, ¿verdad? Pero si fuera ese muchacho de la universidad, probablemente lo dejarías hacerte esto y más, ¿no es así?
—¿Eso qué te importa a ti? ¿Por qué sacas esta conversación?
—No debe importarme y tampoco lo hace — soltó mis manos y salió a toda prisa del salón.
No podía quedarme ahí sola. Ese hombre salió como un loco disparado y tenía temor de que me dejara ahí y luego tuviera que irme caminando o sabrá Dios con quién. Fui en busca de él, pero no sé dónde se metió. Me adentré más a las demás habitaciones del pasillo, por el extraño sonido que escuché en una de ellas. La puerta estaba entreabierta y me asomé, cuando ahí lo vi, dándole golpes a la pared, uno detrás del otro, hasta que la sangre de sus nudillos la ensució. A través del espejo podía ver desde ese ángulo su rostro, el cual estaba rojo y se veía sufriendo. Está transformado, no parece a ese hombre que siempre está sonriendo de todo.
—¡Maldita sea! ¿Por qué no puedes sacarte a ese maldito ladrón de la cabeza? Si continúas con esto, vas a terminar matando a todo aquel que trate de robarte lo que te pertenece.
¿Con quién demonios está hablando? ¿De qué ladrón habla? ¿Y por qué usa ese término de matar? Ese tono en que habla, con un profundo odio es terrorífico. Incluso su rostro se ha vuelto bastante perturbador.
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Comments
rubi salgado
tendrá doble personalidad y esa otra personalidad también desea lo mismo
2024-12-03
0
Cori Shoes
Me temo que el ladrón es el verdadero padre y seguro se fue por protegerla a ella ya que él se cree dueño de ella.
2024-01-13
2
Cori Shoes
Comprobado una chica Tonta que po e wn peligro su propia seguridad quien en sano juicio Bebe estando en compañía de alguien no fiable y que de paso dices a voces odiar ????
2024-01-13
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