Rodríguez me trajo a la universidad y me encontré con Bianca en la entrada para ir juntas a nuestro salón de clases.
—¿Dónde nos encontraremos para el trabajo grupal? — preguntó Bianca.
—Cierto, aún no hemos quedado en nada y es para entregar el viernes — dijo Jonathan, compañero de clase con quien nos unieron.
Ese tipo no va a dejar que vaya a ninguna otra parte. Creo que lo mejor será hacerlo en la biblioteca o en mi casa. Aunque nunca he llevado a nadie a mi casa y no sé si ese idiota se luzca delante de ellos. Es un fastidio, pero no tengo porqué pedirle permiso, a fin de cuentas, esa es mi casa y tengo el derecho de llevar a quien quiera.
—Podemos hacerlo en mi casa. Mi habitación es grande, tengo acceso a internet y computadora.
—Tienes razón. Vives como millonaria. Quisiera ver tu casa.
—No es la gran cosa, Bianca.
—¿Me estás vacilando? Eres hija de Malik Price, el abogado más reconocido y temido de la ciudad.
—Él no es mi padre.
—Pero está saliendo con tu mamá, así que viene siendo tu padrastro.
—Estoy cansada. A todas partes que voy, tiene alguien que recordarme lo privilegiada que debo de ser por tener a un padrastro como él. Pues no quiero ser privilegiada. Prefiero la vida que tenía antes de que ese sujeto se apareciera en mi casa, tomando un lugar que no le pertenece, cambiando por completo nuestro estilo de vida y queriendo controlarlo todo. No conoces lo maldito que es, odioso, manipulador, sarcástico, egocéntrico; es un verdadero demonio.
—Tranquila, no tienes que ponerte así. Realmente no dije eso con ninguna mala intención.
—Será mejor no hablar sobre ese desgraciado, porque me pone de mal humor el simple hecho de escuchar su nombre — me acomodé en la silla, mientras me perdía mirando hacia la pizarra.
En la tarde, cuando salimos de la universidad, Rodríguez me trajo a la casa junto con ellos dos. Tan pronto entraron, se quedaron anonadados mirando los alrededores. Preferiría vivir en una casa más pequeña y humilde, probablemente me sentiría mucho más cómoda que aquí.
—¡Qué aparato de casa! — Bianca se sentó en el mueble y los tocó —. Estos muebles son extremadamente cómodos. Deben valer una fortuna.
—No te equivocas — escuchamos la voz de Malik y, automáticamente Bianca se levantó y yo me di la vuelta.
—¿Qué haces aquí? ¿Por qué has llegado tan temprano?
—¿Realmente me estás pidiendo explicaciones? Que hija tan maravillosa tengo.
Tras oír su sarcasmo, apreté los puños de la molestia e irritación.
—Debiste avisarme que tus amistades vendrían, así se preparaba algo especial y exquisito para ellos.
—No tiene de qué preocuparse, señor. Por cierto, es un placer conocerlo — Bianca le habló, pero él ni siquiera la miró, solo me observó detenidamente—. Mi nombre es Bianca. Quiero pedirle disculpas por lo de hace un momento.
—No hay problema. Es un gusto también — por fin la miró, pero no duró mucho, cuando fijó su mirada en Jonathan—. ¿Y tú quién eres?
—Jonathan, señor. Es un honor conocerlo en persona.
—Igualmente. Siéntanse como en casa.
—Gracias —respondieron ambos a la par.
—Vengan conmigo — rompí el incómodo silencio y le agarré la mano a Bianca—. Subamos a mi habitación.
—Supongo que han venido a estudiar, ¿no? — cuestionó Malik.
—Sí, señor.
—Entonces, ¿por qué no se quedan aquí en la sala? No tendrán interrupciones, hay espacio de sobra, los muebles son cómodos y hay una mesa bastante grande.
—Queremos nuestra privacidad, pero gracias, padrastro— dije, con evidente sarcasmo—. Vengan conmigo — subí las escaleras con ellos y los guíe hacia mi habitación.
—No puedo creer que acabo de conocerlo. Se ve mucho más joven y guapo en persona — dejó escapar Bianca, saltando en un mismo sitio.
—Más respeto, Bianca.
—Lo siento.
—En cambio para mí es demasiado aterrador. Cuando me miró, tuve la sensación de numerosas cuchillas atravesar mi pecho. ¿Crees que le he caído mal? —preguntó Jonathan.
—¿Qué dices? Si casi ni hablaste con él. Probablemente fue tu imaginación.
—Él mira mal a todo el mundo, te lo digo yo — comenté, sentándome en el borde de la cama—. Comencemos; que ya quisiera terminar.
Para ser totalmente honesta, no me sentía con ganas de hacer nada, estaba sumamente desconcentrada y agotada. Haría lo que fuera por darme un rico baño. Estando tendida boca abajo en la cama, con el computador y los libros a un lado, ese idiota tocó la puerta y entró a la habitación. Traía consigo una bandeja, la cual colocó sobre la mesa de noche y me arrancó la sábana de un tirón, casi llevando consigo el computador y los libros, solo para tirarme parte de ella por encima.
—¿Qué estás haciendo? — me la quité de encima, luego lo enfrenté furiosa—. ¿Qué es lo que te sucede a ti?
—Les he traído comida, ya que están trabajando tan duro. Si me permiten, traeré a mi hija conmigo unos segundos. Que les aproveche — me agarró el brazo bruscamente y me llevó por el pasillo—. ¿Qué te dije sobre esa falda esta mañana? ¿Lo haces a propósito?
—Primero que todo, suéltame. ¿Quién te has creído para tratarme de esta manera? — me soltó el brazo y desajustó su corbata—. ¿A ti qué te importa sobre la ropa que me ponga?
—Eres una señorita y debes aprender a comportarte como tal. ¿Por qué estabas acostada de esa manera? ¿Cómo puedes ser tan despreocupada y desvergonzada? Además, no puedes simplemente traer a quien quieras y mucho menos encerrarte en una habitación con un hombre, como si eso no fuera nada. Para completar, enseñándole el trasero a tus amistades. ¿Qué pasa por tu cabeza?
—¿Con un hombre? Estoy en compañía de mi amiga Bianca también, realizando un proyecto importante, en el cual estás interrumpiendo. Además, ¿a ti qué te importa lo que yo haga? ¿Con qué derecho me vienes a mí a reclamar? No eres nadie en mi vida, así que déjame tranquila.
—Aunque no me quieras ver como tu padrastro, eso es lo que soy y me debes un respeto; no solo a mí, sino también a esta casa y a tu madre. Si quieres comportarte de esa manera, hazlo fuera de aquí.
—¿Perdón? ¿Comportarme cómo? Según tú, ¿qué es lo que hice mal ahora? ¿Todo este melodrama es por una falda? ¿Tú me estás hablando en serio?
—Te estoy protegiendo, aun así, te quejas.
—¿Esto es protegerme? ¿Quién necesita de tu protección? No te he pedido que hagas absolutamente nada. Bueno, sí te he pedido que hagas algo; y es que te largues de esta casa y no vuelvas nunca más.
—Creo que terminarás desapareciendo tú primero, antes de que yo lo haga— entrelazó un mechón de mi cabello en su dedo y sonrió—. Con esa rebeldía y ataques, solo haces que me entren más ganas de quedarme aquí. Si quieres obligarme a abandonar esta casa, me temo que deberás esforzarte mucho más, querida hijita.
¡Maldito sea! ¿Qué pudo haberle visto mi madre a este maldito? Lo odio con todo mi ser.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 75 Episodes
Comments
rubi salgado
se preocupa por ella o está celoso
2024-12-03
0
Graciela Peralta
que caradura que es el tipo este
2023-07-17
1
Mercedes Afanador
Le gusta su hijastra y su actitud dice mucho de él es un arrogante.
2023-07-12
2