Nuestra vida juntas comenzaba, era hermoso despertar cada mañana abrazadas con un beso, prepararle el desayuno en la cama para luego retomar nuestras rutinas diarias. No me molestaban sus hábitos ya que teníamos algunos en común, en estos días que han pasado todo avanzaba muy bien.
Seiji vino a visitarme pero me encontraba tomando una ducha, así que lo recibió Hikari en la puerta pero este se sorprendió al verla.
— Oh, lo siento me equivoque de departamento perdone usted.
— Eso depende de quien está buscando. — frunció el ceño cruzando los brazos observándolo de reojo.
— Estoy buscando a Harumi, quería entregarle estos documentos que olvidó en su oficina. Me dijeron que este era el número de su departamento donde vivía pero creo que se equivocaron.
— No, es aquí solo que ahora está ocupada, yo se los entrego. — observó discretamente las rosas que traía.
— Mejor se los entrego en la oficina, de todos modos no son muy… importantes. — apretó sus puños discretamente. — con su permiso. — hizo una reverencia.
Al irse, Hikari cerró la puerta. Había salido de la ducha y observé que tenía una expresión de molestia.
— ¿Quién llamó a la puerta?. — cuestioné curiosa.
— Era Seiji, tu compañero de trabajo. Dijo que quería entregarte unos documentos. — hizo un gesto girando los ojos. — como si no me hubiera dado cuenta que era solo un pretexto para verte.
— Ya veo, lamento que tuvieras que lidiar con él. Se está convirtiendo en un fastidio. — realicé el mismo gesto.
— Descuida, sabes que confío en ti. — cogió sus manos para acercarse hacia mi
— Gracias, significa mucho para mí. — sonreí para después besarla.
Seguidamente Seiji se encontraba en camino a su casa, entendió que ahora viven juntas y será más difícil conquistarla, conquistar a esa mujer de cabello castaño con mirada fría. No soportó la idea de verla a lado de otra mujer como su pareja << “solo está confundida nada más”, pensó >>. Al no fijarse en el camino por sus pensamientos, chocó con alguien.
— Disculpe, no me fije. — volteó para verla sorprendido al saber quien era. — ¿Akane?, ¿eres tú?. Que sorpresa verte por aquí.
— Hola Seiji, solo paseaba por aquí hacía el supermercado. — dijo algo nerviosa
— Ya veo, que bueno verte.
— También me alegra verte, ¿a dónde fuiste?. Te veías distraído.
— A ver a Harumi, quería entregarle este ramo de rosas pero no salió como esperaba.
— ¡Eres un idiota!, ¿no te das cuenta que ella nunca te va a amar?.
— Pero no me rendiré, la amo. Sé que también ella siente algo por mi.
— Date cuenta, no te amará jamás por que …
— ¿Porqué?, ¿por qué le gustan las mujeres?. — La interrumpió. — solo está confundida y necesita de la compañía de un hombre que la haga sentir bien, hacerle ver que eso es normal. Ese hombre soy yo.
— ¡Idiota, porqué no lo ves!. — le dio una bofetada en la mejilla con lágrimas en sus ojos y salió huyendo del lugar.
<< “Eres un idiota”, pensó ella entre lágrimas >>. Volvió a retomar su camino hacia su destino dejando atrás a Seiji sin palabras.
Akane era también compañera de Seiji y Harumi en la oficina pero tenía más cercanía con Seiji porque era su amigo desde la infancia y estudiaron juntos la universidad. Tal vez en este punto ella llegó a comenzar a tener sentimientos por Seiji ya que siempre la estuvo apoyando en tiempos difíciles pero tenía un secreto, un secreto que temía que por ello la rechazara. Supo mantenerlo muy bien ya que un tiempo ellos se habían separado pero volvieron a reencontrarse haciendo que sus sentimientos aún estuvieran presentes en ella.
...*** 5 años antes ***...
^^^Kioto, Japón.^^^
— Mañana es la graduación, que alegre me siento. ¿Qué harás después de graduarte?. — cuestionó Seiji a su amigo.
— Pues aún no lo sé, quizá y logre encontrar un trabajo relacionado con la carrera. ¿Tú que harás?.
— Mi padre quiere que trabaje en su empresa, así que… mi vida ya esta resuelta por él… ya sabes, en Tokio. — hizo un gesto girando los ojos.
— Que aburrido, deberías buscar otras opciones. Ver lo mejor para ti.
— Si… pero no creo que quiera mi familia ya que según ellos soy el heredero.
— Si, eres el sucesor de ese rey tirano y solo te falta la corona. — dijo entre risas Kousei lanzándole una almohada.
— ¡Oye!. — le lanzó otra almohada riéndose. — bueno ya, a dormir que mañana ya es el día. — se acomodó en su cama.
— Tienes razón. Oye…
— Qué… — dijo quedándose ya dormido.
— Te… te quiero… pero debo seguir mi camino. — se le acercó dándole un beso en la frente.
Esas últimas palabras no las escuchó pero sabía que algo dentro de este chico de cabello negro y ojos azules florecía, un sentimiento que jamás logró entender. No se sentía feliz consigo mismo y quería encontrar su paz, la calma para encontrar la felicidad. Estaba decidido, se iría del país para encontrar su propia felicidad.
Cinco días después de la graduación, Kousei se despidió de Seiji, ya tenía comprado el boleto de avión. Se encontraban en el aeropuerto esperando su vuelo a Estados Unidos.
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