Nuestras miradas cerca y el corazón latía a mil por hora; en ese instante ella se posó sobre mi cuerpo y me besó, fue un beso tan apasionante que hizo que se me salieran lágrimas de felicidad, lo anhelaba, la deseaba y las paredes rosas eran testigo de ello. Correspondí a su beso, sus labios eran muy suaves y sus mejillas eran como la seda.
Pocos minutos después nos separamos y luego un silencio se hizo presente, mi amiga fue la primera en hablar.
— Lamento si hice algo malo, pero tú… tú me gustas. — se sonrojó y continuó. — y me he enamorado de ti. Quería preguntarte si tú, si tú quieres ser mi novia.
Me quedé sorprendida y sin palabras, << si esto fuese un sueño no quisiera jamás despertar, pensé en ese momento >>. Ella cogió mi mano y me miró
— Dime algo por favor… — sus ojos estaban cristalizados pero la abracé en ese momento, la abracé fuertemente y mis ojos eran los que lloraban también.
— También te amo, te amé en este tiempo que ha transcurrido. Acepto ser tu novia.
Ambas estábamos felices y nos besamos tiernamente, las paredes eran testigo de nuestro amor.
— Quiero contarles a mis padres.
— ¿No crees que es muy pronto?, ¿y si lo toman a mal?. — cuestioné sorprendida.
— No, ellos lo entenderán. Vamos.
Cogió mi mano y bajamos las escaleras, vimos enseguida a su mamá en la sala leyendo un libro; dirigió su mirada hacía nosotras, pareciera que estaba lista para escuchar la noticia por su expresión en el rostro.
— Mamá, ella yo ya somos novias.
— Felicidades hija, me da mucho gusto. — nos abrazó enseguida y nos sonrió. — tienen mi incondicional apoyo y bendición.
— ¿Cómo?, ¿ya sabía también que a su hija le gustaban las mujeres?.
— Uy, desde que aprendió a hablar. — nos reímos en ese momento.
— Si, mi mamá ya lo sabía, mi papá también lo sabe, me han apoyado desde entonces. — sonrió
— Así es, además me ha hablado mucho de ti y por eso realizó esta pijamada. Sabía que por fin darían el siguiente paso.
— Vaya, eso explica muchas cosas. — pose mi mano sobre mi cabeza.
Nos reímos y su mamá nos abrazó, en verdad que esto es un sueño para mi.
— Bueno, ahora vayan a dormir que ya es muy tarde. — mencionó su mamá y las dos nos fuimos a la habitación despidiéndonos.
Al entrar a la habitación lo primero que hicimos fue alistar una mantas, era verdad que teníamos sueño después de una larga velada. Al terminar ella me abrazó por detrás susurrándome al oído “te amo”, esa pequeña frase significaba mucho para mi ahora que la tenía.
También le susurré al oído la misma frase dándonos un beso apasionado, enseguida nos acostamos en la cama quedándonos al poco tiempo después profundamente dormidas.
Nuestra relación avanzaba perfectamente, cada día nos sorprendíamos con detalles pues nos conocíamos perfectamente; nuestros conflictos también los arreglábamos como cualquier pareja, pareciera que todo marchaba bien hasta que cumplimos un año.
...*** Un año después ***...
Tenía el apoyo incondicional de sus padres, lo que cualquier hijo pudiera desear pero en cambio los míos no eran así, tenían una vida solitaria y su trabajo era más importante que yo misma. Empezaban a sospechar de mis salidas frecuentes y la excusa de los trabajos en clase ya no era creíble ya que salíamos a escondidas, mi novia me propuso que hablaría con ellos para que por fin ambas familias sepan de nuestra relación pero no los conocía, tenía miedo que pudieran hacer algo que la perjudicara.
Un día, planeábamos ir al parque para después ir a cenar en un restaurante que sus padres le habían recomendado para festejar nuestro aniversario; no sabía que saldrían temprano mis padres y pasó lo que por mucho tiempo temí, nos vieron juntas besándonos y fui separada por mi padre.
— ¡¿Se puede saber que estás haciendo?!. — Me miró furioso.
— Señor, le íbamos a mencionar sobre esto cuando terminara nuestro paseo. — expresó con miedo.
— Tú no hables, no estoy hablando contigo. No puedo creer que influenciaras a mi hija con tu enfermedad.
— Papá, ella no hizo eso. Yo… — titubeé con miedo por su reacción.
— ¡Cállate maldita ingrata!. — me dio una bofetada en la mejilla.
— Señor, podemos hablar tranquilamente mi mamá podría…
— Tú te callas. ¡Vámonos ya!
Enseguida mi padre me jaló fuertemente del brazo y regresamos a casa, mi novia quedó paralizada por un momento pero nos siguió sin lograr alcanzarnos porque ya estaba en su auto. Al llegar a la puerta me jaloneo hasta mi habitación haciendo que mi madre nos siguiera.
— Haz tus maletas, te largas de esta casa. — ordenó enseguida
— ¿Qué pasa?. — cuestionó mi madre asombrada entrando a la habitación.
— Pasa que se va de esta casa. No quiero a alguien que ya está enferma cerca de mi.
— ¡¿Qué?!. — solo eso pudo mencionar mi madre quedándose sin palabras por la decisión que tomó mi padre.
— Si, como lo escuchaste. No quiero saber nada de tu hija.
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